El pueblo de Marinaleda demuestra que es posible "otra forma de hacer las cosas", como vivir en un lugar donde no se suben los impuestos, no hay diferencia entre ciudadanos, se puede convivir y también vivir sin policía, ha reivindicado hoy su alcalde, Juan Manuel Sánchez Gordillo.

El también diputado autonómico de IU ha hecho estas reflexiones durante su intervención, a través de videoconferencia desde Posadas (Córdoba), en el foro social del festival reggae Rototom de Benicàssim.

Su presencia, aunque finalmente virtual pues asegura haber perdido esta mañana el tren que le iba a traer desde Córdoba a Castellón, ha concitado el mayor interés social y mediático del festival, que hoy concluye sus siete jornadas dedicadas a los sonidos jamaicanos, la cultura rastafari y los debates sociales.

Alcalde del pueblo sevillano de Marinaleda, el proyecto que desde 1979 abandera en esta localidad de 3.000 habitantes, Sánchez Gordillo ha despertado una gran expectación sobre todo tras su participación y posterior imputación por el asalto a un supermercado de Écija por parte del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT).

La incertidumbre sobre la realización de la ponencia se ha mantenido hasta el último minuto y la alternativa virtual ha causado, a su vez, casi una hora de retraso por problemas de conexión, a pesar de lo cual la abarrotada carpa y sus exteriores han aguantado para poder escuchar al ponente.

El alcalde lidera estos días una marcha de protesta jornalera por Andalucía que hizo ayer un alto en el camino para ocupar el palacio de Moratalla, futuro hotel de lujo de Hornachuelos (Córdoba).

"El último desalojo ha durado más de lo esperado y no he podido estar ahí con ustedes físicamente", se ha disculpado ante los cientos de asistentes Sánchez Gordillo en la que ha sido su única referencia a las protestas que le han convertido en las últimas semanas en uno de los personajes más mediáticos del país.

Ha centrado su discurso en la explicación del proyecto "utópico" que está construyendo en esta población sevillana, que ha hecho de la "democracia económica" y la "democracia social" su bandera.

"Cuando llegamos al Ayuntamiento de Marinaleda lo primero que hicimos fue organizarnos sindical y políticamente", ha recordado, creando un "contrapoder" para dar la autoridad "a quien no la tenía" y que se materializa en una asamblea donde participan "todos los ciudadanos y que lo decide todo".

El siguiente paso fue la obtención de tierras por parte del Consistorio "para ponerlas a disposición de quienes debían trabajarla" y la municipalización del suelo "para facilitar la vivienda a la ciudadanía".

En Marinaleda todos tienen casa, por la que pagan "quince euros al mes". El Ayuntamiento facilita el terreno y el personal técnico, con la única condición de que quienes vayan a residir en ella colaboren en la construcción.

Y todos cobran el mismo salario: "37 euros diarios por jornadas de seis horas y media", destaca con orgullo el alcalde de este municipio "que roza el pleno empleo".

"Más que una cooperativa -añade-, somos una comuna integrada por 3.000 personas".

Las políticas emprendidas en esta pequeña población sevillana la han convertido en un proyecto utópico que ha sorteado la crisis económica y que, según Sánchez Gordillo, "es posible, aunque no lo parezca".

Marinaleda es, a su juicio, "una utopía que se ha puesto en marcha con muchas dificultades y trabas, con mucha lucha, calumnias, presencia policial y judicial, con muchos enemigos detrás, pero al fin y al cabo muestra que esta utopía no es una quimera".

Con un recuerdo al Che Guevara -"seamos realistas, exijamos lo imposible"- ha intentado concluir su discurso pero los aplausos y ovaciones del público, al grito de "la tierra para quien la trabaja" y "sí se puede", han hecho retomar la palabra al alcalde, que ha aprovechado para profundizar en el horizonte optimista que, en su opinión, ofrece la actual la coyuntura económica. También se ha comprometido a volver al Rototom en 2013 "aunque sea andando".