El director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, afirma que obtener ADN de unos restos óseos que han sido calcinados a una temperatura alta y durante un periodo prolongado, como ha podido ocurrir con los restos hallados en la finca de Las Quemadillas, en Córdoba capital, es "entre muy difícil y totalmente imposible".

En declaraciones a Europa Press, Lorente, uno de los más prestigiosos especialistas en identificación genética de España, ha explicado que, de una forma genérica, la destrucción de ADN en unos huesos expuestos al fuego depende de dos factores: la temperatura y el tiempo.

"Si han estado a mucha temperatura pero poco tiempo no se destruye el ADN totalmente y en huesos que han estado mucho tiempo al fuego pero con baja temperatura tampoco", pero en caso de coincidir ambos efectos negativos, la posibilidad de obtener este material genético es "vaga", ha precisado el también doctor del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada.

No obstante, ha matizado que estas apreciaciones responden a situaciones genéricas, por lo que en el caso que nos ocupa "habrá lógicamente que valorarlo", cogiendo "pieza por pieza" y analizándolas con lupa en busca de rastros de tejido orgánico.

Lorente ha destacado además que las pruebas de ADN en restos óseos son destructivas, ya que "se coge el trozo de hueso y literalmente lo pulverizamos". A efectos de la Justicia, esta práctica puede ser autorizada una vez que el hueso haya sido analizado por los expertos correspondientes, de modo que una vez fotografiado, tomadas sus medidas y todos sus datos, los informes periciales pueden constar como prueba.

A su entender, lo ideal en este caso a efectos judiciales es comprobar que los restos hallados pertenecen a los niños porque sino "todo será circunstancial" --pese a que la lógica lleve a pensarlo por el lugar donde han sido hallados-- y esto solo puede hacerse genéticamente, según ha recordado el experto.