Asunta Fong-Yang Basterra Porto era la hija modélica. Con una inteligencia inusual, a sus 12 años acababa de empezar 3º de la ESO en el mismo instituto en el que había estudiado su madre adoptiva y su presunta asesina: el Rosalía de Castro de Santiago. La pequeña iba un curso por encima de lo que le tocaba por edad, porque los profesores habían decidido progresarla en atención a que era superdotada.

La pequeña era muy apreciada en su entorno, donde la tenían por alegre, cariñosa y muy familiar. Además, hacía ballet y estudiaba música, y destacaba en ambas disciplinas. Incluso amaba el deporte y llegó a participar en varias carreras pedestres.

Adoptada en China cuando aún no había cumplido un año por el periodista Alfonso Basterra y la abogada Rosario Porto, Asunta creció junto a sus padres adoptivos en el centro de Santiago, en un entorno acomodado.

Hace un año, con 11, creó un blog en inglés, aún vigente, en el que inventaba misteriosas leyendas sobre tres parques públicos de Santiago. En ese foro, la pequeña, que se autodenominaba "jefa de los cazafantasmas", desarrolló un microrrelato en el que una familia feliz formada por un padre, una madre y su hijo se rompía cuando la progenitora era asesinada. El padre moría a manos del mismo criminal en su intento por averiguar qué le había sucedido a su mujer. Luego, Asunta decidió situar el cadáver y el espíritu de cada uno en sendos parques de Santiago.

Cuando la policía se topó con el relato en internet, se entrevistó con sus profesores para saber si encerraba alguna clave sobre su desaparición, pero lo agentes averiguaron enseguida que, más allá de la macabra premonición, se trataba sólo de un trabajo de clase. De hecho, la niña entró en dos ocasiones en 2012 en julio y en septiembre y jamás volvió a actualizarlo.