El expresidente de Caja Madrid y Bankia Rodrigo Rato afirmó en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu que las 'tarjetas B' existieron desde los años 90 en la caja de ahorros para cubrir "gastos personales" de los consejeros y directivos y que él no tomó ninguna decisión sobre esta materia porque no fue un tema "problemático" objeto de "preocupación" por los órganos de la entidad.

Así consta en la declaración, a la que ha tenido acceso Europa Press, que el que fuera máximo responsable de Caja Madrid entre 2010 y 2012 hasta ser nombrado presidente de Bankia prestó el pasado jueves en calidad de imputado en el marco de la pieza separada en la que Andreu investiga el uso irregular de este medio de pago.

El expresidente de Caja Madrid Rodrigo Rato ha evitado el embargo de sus bienes al afrontar su fianza de 3 millones mediante un aval bancario, mientras que su antecesor, Miguel Blesa, no ha logrado que Mapfre atienda de momento a su requerimiento para que cubra los 16 millones de la suya.

Blesa no había obtenido respuesta de Mapfre este miércoles, día en que expira el plazo que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu dio a ambos para prestar sus respectivas fianzas.

Tras un primer intento fallido para que fuera el magistrado el que requiriera a la aseguradora que pagara su fianza, el que fuera presidente de Caja Madrid optó por pedírselo por carta a la compañía al entender que la cobertura de responsabilidad civil forma parte de la póliza suscrita con Mapfre.

La aseguradora es la última esperanza del exbanquero, que días atrás constató que no dispone de la capacidad económica suficiente para reunir 16 millones de euros y que, salvo sorpresa de última hora, tendrá que enfrentarse al bloqueo de su patrimonio.

Rato aseguró que el entonces director financiero en Caja Madrid, Ildefonso Sánchez Barcoj, le entregó dos tarjetas, una para gastos de representación y otra para "gastos particulares", cuyos límites estaban ya establecidos . "Yo entiendo que está englobada en mi remuneración y es, por lo tanto, de uso personal", dijo.

Según interpretó, se trataba de "un instrumento de pago de las retribuciones y tenía que estar sometido a la fiscalidad de cualquier retribución". "Entiendo claramente que es una parte de mi retribución, no un incremento", ha remachado.

El imputado reconoció que no le explicaron los criterios tenidos en cuenta a la hora de fijar el límite máximo de estas tarjetas y añadió que "nunca" los revisó ni renovó. Según dijo, no tomó ninguna decisión sobre el régimen de estos plásticos ni cuando entró en Caja Madrid ni cuando pasó a Bankia porque "no fue objeto de ninguna preocupación" por la dirección de medios, la dirección tributaria, la secretaria general, la dirección financiera ni ningún miembro del Consejo.

"Eran tarjetas personales que a lo largo de diez o quince años existieron pero habrán existido varias decenas, eran tarjetas conocidas, emitidas y suscritas por la entidad con la firma visa, una firma internacional en contratos tipo", dijo, para incidir en que nunca apareció como un tema "problemático" en las reuniones mantenidas sobre la fusión o salida a Bolsa de la entidad y admitir que "esta peculiaridad de Caja Madrid no existía en otras cajas".

Rato estaba convencido de que la tarjeta para "gastos personales" que recibió el entrar en la entidad era "conocida, pública, nominativa, transparente y traceable", por lo que siempre pensó que formaba parte de su retribución y estaba sujeta a retención fiscal.

"Si lo hubiera sabido, antes de irme de Bankia lo hubiera cambiado, no lo hubiera dejado así", afirmó su expresidente al fiscal Anticorrupción durante su interrogatorio celebrado el pasado día 16 en la Audiencia Nacional, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso Efe.

Cuando Bankia le advirtió verbalmente el pasado verano de las anomalías de la tarjeta fue cuando él devolvió a la entidad los 54.837 euros que se había gastado y cuando ingresó otros 44.200 en una cuenta de la Fundación Caja Madrid por lo que había asumido la caja de dicho gasto.

Durante algo más de una hora, Rato reiteró que la tarjeta para "gastos personales" que le entregó el ex director general Ildefonso Sánchez Barcoj, imputado como él por un delito de administración desleal, formaba parte de su salario y estaba sometida a retención fiscal.

Y ello porque "no eran secretas ni emitidas de manera irregular", pues eran "conocidas por la secretaría general y todos los departamentos técnicos" de la caja desde hacía al menos 15 años antes de que él tomara los mandos de Caja Madrid, con unos límites ya establecidos.

"Es una tarjeta personal y a todas luces está comprendida en mi retribución, y además tiene un tope; se me explica que los demás miembros del consejo de administración y los del comité de dirección tienen una similar con topes diferentes según las responsabilidades, por lo que entiendo que son tarjetas ligadas a la retribución de cada uno, la pactada en cada caso", explicó.

Bankia heredó estos "instrumentos de cobro" porque el contrato de integración "planteaba que todas las peculiaridades de cada caja se trasladen al banco resultante", y las visas eran la de Caja Madrid.

Tras la integración, las visas se mantuvieron solamente para las cuatro personas que procedían de ella: Rato, Sánchez Barcoj, Matías Amat y José Manuel Fernández Norniella.

Fue en este momento cuando el fiscal se interesó por el motivo que llevó al ex consejero delegado de Bankia Francisco Verdú a no hacer uso de la suya, algo que el que fuera ministro de Economía dijo desconocer, pero que en todo caso Verdú no procedía de Caja Madrid y le "pareció que no era significativo" que no la usara.

El fiscal preguntó insistentemente por el responsable de dar ese carácter opaco a las tarjetas, a lo que Rato respondió que una entidad como Caja Madrid disponía de un departamento de personal, otro de medios, uno fiscal, además de auditorías internas y externas por los que debería haber pasado el asunto, y nadie en ningún momento le trasladó ninguna preocupación.

"Si a mí me hubiera planteado cualquier responsable de Caja Madrid, BFA o Bankia que unas retribuciones no estaban siendo retenidas, yo hubiera dicho que hay que retenerlas porque estamos ante un riesgo fiscal, aparte de otros regulatorios y de transparencia, indudablemente", subrayó.

Tampoco fue "consciente" de que pudiera haber vulnerado la política de retribuciones para consejeros y altos cargos contemplada en la Ley de Cajas de 2003, tal y como sugirió el juez Fernando Andreu en varias de sus preguntas.

"Debía ser una norma muy conocida por la secretaría general de la caja, pero yo no era consciente específicamente porque no me llamó la atención que estuviéramos incumpliéndola", señaló.

También insistió en que nunca entendió que las tarjetas supusieran un aumento de la retribución, sino solo una parte de ésta que se podía "cobrar en el momento, con flexibilidad mensual".

"¿Entiende entonces que hubo una falta de control, le engañaron?", preguntó Andreu, a lo que Rato solo pudo manifestar que él no dio "instrucciones sobre esta cuestión a nadie" porque nadie le "puso de relieve que debía ser puesta bajo cuestión".

Ante la insistencia del magistrado sobre cómo no se dio cuenta de que en su nómina no aparecían retenidas las cantidades que cargaba en la tarjeta, Rató aclaró que en Caja Madrid "la nómina estaba colgada en la Intranet, unas personas las consultarían y otras no".

En todo caso explicó que en su certificado de retención anual "no vienen especificados" individualmente los conceptos por los que cobró.

La respuesta llevó a Andreu a querer saber si "de verdad no habían querido ocultar" a Hacienda esos ingresos, pero Rato señaló que "unas tarjetas nominales no son ocultables, son lo más transparente porque dejan un trazo constante", por lo que "no podía saber" por que no se retuvieron.

"Pues yo tampoco", concluyó el juez.