La socialista Susana Díaz tendrá que esperar al viernes para ver si algún partido cambia de opinión y le permite la investidura como presidenta andaluza, un camino que se le ha puesto cuesta arriba, pero que deja un margen de más de dos días a la negociación para garantizarse las abstenciones necesarias.

En la primera votación, celebrada hoy, se cumplió el pronóstico: Díaz no obtuvo la mayoría absoluta (55 de los 109 diputados) y sólo logró los 47 del PSOE, mientras que los representantes del PP, Podemos, Ciudadanos e IU -que suman 62- votaron en contra.

El presidente del Parlamento andaluz, Juan Pablo Durán, ha fijado una segunda votación para el próximo viernes, en la que ya sólo necesitará la mayoría simple para ser investida, que de momento no tiene garantizada.

De nada han valido los llamamientos que en estos dos días de debate ha hecho Díaz a los otros partidos en aras de que se le permita gobernar, presentando como credenciales que el PSOE ha sido el partido más votado en las elecciones del 22 de marzo, que tiene un programa "reformista, incluyente y de vanguardia" y que no hay una alternativa de gobierno a la suya.

"Reclamo el derecho a formar un gobierno que de respuesta a las necesidades de los andaluces. Un gobierno que se forme cuanto antes para no perder un minuto en esas tareas", dijo Díaz cerrando el debate de investidura.

Ante el fracaso de un acuerdo entre los grandes partidos para desbloquear la situación, todas las miradas están puestas en los nuevos grupos que han entrado en el Parlamento: Podemos y Ciudadanos, cuyas abstenciones (el primero tiene 15 diputados y el otro 9) facilitarían la investidura de Díaz, pero ambos han alzado el listón de sus exigencias para dejarla gobernar.

Tanto el partido de Pablo Iglesias como el de Albert Rivera ya han asegurado que volverán a votar "no" el viernes si no hay "hechos concretos", que den respuesta a las peticiones que han hecho sus líderes regionales Teresa Rodríguez y Juan Marín, respectivamente.

Teresa Rodríguez ha agradecido los "guiños" hacia su formación lanzados por Díaz, como la intención de reducir altos cargos, lucha sin cuartel contra la corrupción, impedir los desahucios o bajadas de impuestos, pero los considera insuficientes y reclama "hechos".

Tras su intervención de hoy y la respuesta que le dio Díaz, Rodríguez "teme" que de aquí al viernes no haya ningún cambio.

Según la dirigente de Podemos, sobre la mesa solo hay "títulos grandilocuentes" y "ninguna voluntad de negociar".

La otra mirada está puesta en Ciudadanos, que ha alzado el precio de su abstención y hoy ha exigido al PSOE que firme "por escrito y con garantías de cumplimiento" un pacto anticorrupción y un paquete de medidas económicas y sociales.

El PP considera que "a día de hoy" tampoco ve probable que Díaz logre la investidura el próximo viernes, al considerar que sus propuestas son las de "una gran ilusionista" y que su programa es "lo más alejado del cambio".

Los votos de los cinco diputados de IU son irrelevantes para la investidura.

Tras este primer "no" y la subida del listón de exigencias, la votación del viernes se presenta preocupante y Díaz ha pedido que no se "castigue" a nueve millones de andaluces por un "cálculo electoral" ante los comicios municipales.

Y es que, según los observadores políticos, todos los partidos tienen puestas sus miradas en los comicios del 24 de mayo y ninguno quiere asumir el riesgo de tomar decisiones que desaprueben sus electores, que les vean como garantes del "viejo modelo de hacer política".

Susana Díaz está convencida de que "tarde o temprano", según ha dicho, será la próxima presidenta de la Junta de Andalucía, "sigue con la mano tendida" a todos los partidos y espera que de aquí al viernes dejen el "tacticismo" electoral y le permitan poner en marcha su programa inmediatamente.