Mariano Rajoy recibió en la mañana del pasado martes las seis condiciones que Albert Rivera, plantea al Partido Popular para dar el sí de Ciudadanos a su investidura. El líder de la formación naranja había anunciado previamente una rueda de prensa sorpresa, donde la mayoría pensó que iba a argumentar su voto positivo al candidato popular. Sin embargo, el barcelonés presentó seis propuestas de «bajo coste» „vestidas de condiciones «sine qua non»„ que en Génova se recibieron sin estupor. Fue más la expectación creada que el contenido.

La víspera del evento, el lunes 8, Mariano Rajoy se mostraba relajado junto a su esposa Elvira en Combarro, parroquia del municipio de Poio (Pontevedra), donde la pareja compartió mesa y mantel con la diputada del PP, Pilar Rojo, y su marido en el restaurante La Nueva. Horas después, el presidente en funciones se trasladó a Madrid para seguir en directo la comparecencia de Rivera en el Congreso, donde presentó, en primicia, el documento con las condiciones a Rajoy en la mano.

Una vez más, Rivera cambiaba de posición. La primera vez fue cuando pasó del no rotundo a la abstención en la segunda votación de la investidura. En esa ocasión, vendió el gesto como una «abstención técnica» para desbloquear la situación. Un paso del estado de huevo al de larva política que, en realidad, no modificaba el panorama de Rajoy si el PSOE no se abstenía también.

Esta semana, el presidente de Ciudadanos ha dado un nuevo y esperado giro: Rajoy, que hasta ese momento representaba a ojos de Rivera un dirigente que dirigía un partido colmado de casos de corrupción, al que no se podía votar sí, a falta de otro candidato mejor, podría convertirse en el líder que comandara la regeneración del PP. El dirigente naranja pasaba al estado de crisálida política en su transformación como apoyo de Rajoy.

A tal efecto, Rivera propone como punto sexto de sus condiciones, nada menos que el compromiso del PP de crear una comisión de investigación del caso Bárcenas en el Congreso. Ka cuestión es conocer ¿para qué necesita Rivera el compromiso del PP sobre dicha comisión si la iniciativa podría salir adelante con los votos de C's, PSOE, Podemos y el resto de grupos de la Cámara? Sin embargo, la respuesta podría estar en la necesidad del líder de C's de mencionar el asunto, habida cuenta de la referencia que hizo sobre el caso de los sobresueldos y la contabilidad B del PP en los debates electorales televisados del 20 de diciembre de 2015 y del pasado 26 de junio.

Esta sexta condición, la que alude a Bárcenas, se trataría, más bien, de un elemento irrelevante para hacer ver que es duro con el líder que le resto ocho escaños en la última cita electoral. Es decir, lo que cinéfilos llaman un McGuffin, un recurso del que ahora se sirve Rivera para camuflar su acuerdo con Rajoy.

Rivera explicó el martes que si Rajoy firma las condiciones y pone fecha y hora a la investidura «todo está abierto», es decir, Ciudadanos daría el sí a Rajoy para la investidura y podría enviar ministros a un Ejecutivo. Rivera llegaría así al estado de imago o adulto en su metamorfosis. Como respuesta, Rajoy se ha tomado el puente para reflexionar y convocó a su Comité Ejecutivo para el próximo miércoles. Con tranquilidad, al estilo del PP.

Encima, para echarle más agua a las condiciones ciudadanas, el vicesecretario general de Comunicación de los populares, Pablo Casado, se adelantó el jueves a señalar que, por él, se aprobarían de un plumazo los seis puntos de Rivera, pero que Rajoy podría no aceptar alguno y darle a cambio una «contrapropuesta», que no especificó.

Su colega en la dirección popular Fernández Maíllo fue más explícito: «Lo que nos gustaría es que el PSOE se abstuviera, para poder formar gobierno de una vez», dijo, el mismo jueves. Para añadir que el PP mantendrá la presión sobre el líder socialista, Pedro Sánchez, para que cambie el sentido de su voto: del no a la abstención. De modo contrario, el país estaría abocado a unas terceras elecciones a finales de año.

El plan B para intentar forzar a la dirección del PSOE es el apoyo de Ciudadanos y visualizar un bloque de 169-170 escaños a favor de Rajoy „son el voto de Coalición Canaria„. A todo esto, Mariano Rajoy no ha dicho una palabra sobre si piensa esta vez acudir a un debate de investidura en el Congreso. Por supuesto que teme no salir adelante. Ese podría ser el momento esperado por un Sánchez cada vez más cuestionado en su partido para intentar dar un giro a la situación e intentar formar un Ejecutivo «de cambio» con o sin Ciudadanos, que superaría la barrera de los 175 escaños.