El exalcalde de Marbella Julián Muñoz ha sido condenado a un año de prisión por el caso Goldfinger, ligado a la recalificación urbanística de la parcela de la antigua casa del actor Sean Connery, mientras que el cerebro de la trama del caso Malaya, Juan Antonio Roca, ha sido absuelto de todos los delitos.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, Muñoz ha sido condenado a un año de prisión y a diez de inhabilitación especial para el cargo de concejal por un delito continuado contra la ordenación del territorio, aunque ha sido absuelto de fraude y malversación.

Roca, según la misma sentencia que consta de 575 folios, ha sido absuelto de los delitos de fraude, cohecho, contra la ordenación del territorio y malversación.

El caso Goldfinger estaba ligado a la recalificación urbanística de la parcela de la antigua casa del actor Sean Connery en Marbella y se investigaban delitos de fraude, contra la ordenación del territorio, contra la hacienda pública, cohecho y falsedad documental en tres acuerdos urbanísticos.

"Soy un humilde camarero, que firmó todo sin dinero a cambio"

Durante su declaración por el conocido caso Marina Mariola, Julián Muñoz ha asegurado que es "un humilde camarero", que firmó todo lo que le dijo el fallecido alcalde Jesús Gil, pero -ha precisado- "sin dinero a cambio".

En el banquillo de los acusados de este caso también está sentado Juan Antonio Roca y ambos se enfrentan a una petición fiscal de diez años de prisión por supuestas irregularidades urbanísticas a través de la firma de varios convenios con una sociedad para construir un edificio de viviendas.

El juicio ha comenzado hoy en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga y durante el mismo, Julián Muñoz ha reconocido haber firmado todo, pero ha insistido en que no se llevó nunca dinero. "Saben que estoy viviendo de mi pensión y de mala manera", ha dicho.

"Es mentira que yo ejerciera como alcalde, yo no tomaba decisiones; había un alcalde titular" (en referencia a Jesús Gil), ha subrayado Muñoz, para añadir: "solo firmaba porque hábilmente Gil se quitó de medio".

Además ha asegurado que no tenía conocimientos urbanísticos, técnicos ni jurídicos y que nunca se reunió con promotores porque "las decisiones las tomaba Gil; en ocasiones fueron acertadas pero en otras no".