Han vivido siempre en Cataluña o son hijos adoptivos, se han criado en el mismo lugar, con la misma cultura y las mismas costumbres, aunque no todos piensan de la misma manera. Cuatro catalanes explican las razones por las que Cataluña debería ser independiente o no. Dos caras de la misma moneda que se ven enfrentadas en una situación que desde el punto de vista del 'sí', se ha producido por una sensación de minoría en la que se ha acabado con los derechos de un pueblo que "históricamente, ha sido independiente".

Desde el otro lado, catalanes de toda la vida ponen sobre la mesa su mensaje de paz: "Somos ciudadanos del mundo", y hablan de mentiras y manipulación para desgranar un conflicto que a ellos les parece ajeno. Porque son los que no se preocupan de banderas, los que quieren seguir con la unidad de los pueblos y "no levantar muros". Son la otra cara de las dos 'Cataluñas'.

"Mucha gente dice que el problema viene de la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010, pero es de antes. En su primera legislatura, José María Aznar ganó por muy pocos votos, por lo que necesitaba apoyos", explica Oriol Escolà Grau, de 56 años e independentista desde la universidad, para añadir que "hizo algunas cosas buenas, incluso hablaba catalán en la intimidad". Según él, fue después, cuando Aznar volvió a ganar, en esa ocasión con mayoría absoluta, cuando decide no aceptar el estatuto de autonomía. "Intenta un regresión de este estado y Cataluña tiene que defender lo poco que tiene con el tripartito de Pascual Maragall, que decide hacer un nuevo estatuto sin darse cuenta de que el Estado iba a provechar eso para echar por tierra todo su cuerpo legislativo". Tras esto, en 2010, el TC conforma un estatuto que "no es el que aprobamos los catalanes".

Esto, sumado a la "cultura única", y a los sentimientos y emociones de personas como Escolà Grau, producen una lucha que ha llevado hasta la situación actual, a las puertas de un referéndum que decidirá el futuro más próximo de la comunidad catalana. "La causa de por qué queremos la independencia para mi es emocional y anímica. El hecho de que España o Italia puedan tener un país y nosotros no con nuestra cultura, a pesar de tener una lengua única, hablada por 10 millones de personas y una cultura muy potente con literatura que data del siglo XIII, es razón suficiente", asevera el catalán, que recalca que "fuimos un país durante 500 años con nuestras leyes, monedas y fueros. Fueros que vosotros tenéis y nosotros perdimos en el siglo XVIII".

"Comunidades sin tradición ni historia"

Pero no es el único que piensa así. Desde la sentencia del TC, cada año se reúnen un millón de personas durante la marcha de la Diada en pos del derecho a decidir, según datos de la propia Generalitat, y que supone la mayor cifra en una manifestación de forma reiterada del mundo. Marcel Joan Alsinella, periodista cristiano vinculado al grupo Sant Jordi, fundado por Joan Carrera, tiene muy claro que España no es su país. "Cataluña es un pueblo históricamente, culturalmente, socialmente, y por tanto cumple los requisitos que piden las Naciones Unidas y la doctrina social de la Iglesia par que pueda decidir ser respetado como minoría y decidir sobre su futuro", deja claro.

Él también se remonta a la famosa sentencia para hablar del inicio del desafío soberanista, e incluso va un poco más allá. "En nuestro proceso, aparte de si éramos un reino o no, desde el nacimiento de Cataluña como país, siempre hemos contado con características propias. No es por casualidad que el Parlamento catalán sea el más antiguo de Europa. Todo esto se rompe en siglo XVII y cíclicamente ha aparecido el sentimiento nacionalista. No nos lo hemos inventado".

Según él "los que ahora se echan las manos a la cabeza deberían preguntarse qué se ha hecho mal por todas las partes para que el sentimiento y la realidad independentista haya pasado de un 10 o 15% a un 48% mínimo".

Porque Alsinella tiene claro que esta lucha empezó hace mucho tiempo. "El modelo territorial de España se basa en un pacto elaborado en el 78 bajo la sombra de la dictadura y los poderes fácticos. Para diluir los derechos históricos de Euskadi y Cataluña crean un híbrido entre Alemania y España, las autonomías", sentencia para añadir que "para echar agua al vino a estos sentimientos independentistas se sacan de la manga el resto de comunidades autónomas sin ninguna tradición ni historia"."Me siento del mundo"

Algo que no comparten otros dos ciudadanos de Cataluña. David Hermoso sabe que esta guerra no es para él. Hijo de inmigrantes españoles, no concibe que su comunidad se separe de España y tampoco cree que sea bueno a corto o medio plazo. "En el sentido económico considero que no vamos a ir a mejor por independizarnos, pero además, no tengo ese arraigo por mi tierra. Yo si soy de algún equipo de fútbol es porque lo decido, pero uno es de un sitio u otro simplemente porque ha nacido allí", sentencia.

Se le nota hastiado con una situación que le hace dudar incluso de acudir a las urnas. "Estoy totalmente a favor de que se vote, aunque me gustaría que lo hiciera toda España y que la votación tuviera todas las garantías, y no lo siento así", concreta para añadir que "no tengo ese fanatismo ni esa necesidad de defender a vida o muerte unos colores. La gente está muy encabezonada con el no a lo español y aquí somos todos iguales". Porque, según Hermoso, "el censo electoral, la regulación y los observadores de la votación no son imparciales". Algo que le hace meditar mucho si sería una buena idea acudir a votar porque "es como si jugamos un partido pero yo tengo la portería más pequeña. Si ves que las reglas las pone otro y todo va encaminado a ese fin se te quitan las ganas".

¿Quiere que Cataluña se convierta en un estado independiente? Fuente: Centro de Estudio de Opinión (Generalitat Catalunya)

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Según él, todo lo que gira en torno al referéndum catalán es un movimiento económico en el que "no se dice la verdad". "Si me explicaran bien las ventajas de ser independiente podría decidir, pero si me ocultan y engañan no". Hermoso no se remonta a momentos históticos ni a hechos políticos para dar sus razones, en lo único que piensa es en su bienestar en un futuro. "Soy hijo de gente de fuera. Sería absurdo defender algo que va en contra de mi familia".

Algo que comparte por completo Ildefonso Lara. "Yo me siento del mundo y no me identifico con banderas. Independizarme porque sí, sin que nadie me diga por qué, construyendo muros en vez de derribándolos...".

Y como Hermoso, se preocupa por su familia. "Ellos viven fuera de aquí. ¿Qué pasa? ¿Ahora van a ser extranjeros?", recalca en una suerte de pregunta retórica. Y aunque parece que todo está más que negro, él es el optimista que manda un mensaje al Gobierno. "Deberían sentarse a hablar, a negociar, aunque en parte entiendo que haya gente que quiere la independencia porque no nos escuchan, pero eso no es excusa para tomar la ilegalidad por cuenta propia".

Porque, según ellos, todas esas preguntas que se hacen no han tenido respuesta, por lo que la gente como Lara ni siquiera se plantea acudir mañana a las urnas. "Si fuera legal votaría. Así no".