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Entrevista

Pilar Urbano: "Hubo un complot de Estado para salvar a la infanta"

«Felipe VI expulsó a los corruptos de su entorno a pesar de adorar a su hermana»

Pilar Urbano: "Hubo un complot de Estado para salvar a la infanta"

Tras más de 100 horas de conversaciones clandestinas con el juez José Castro que sentó a la infanta Cristina en el banquillo, Pilar Urbano novela con su habitual intrepidez en «La Pieza 25» (La esfera de los libros) los complejos entresijos del caso Nóos del que salió absuelta la hermana menor de Felipe VI. Urbano describe a una mujer muy enamorada de su marido, Iñaki Urdangarin, que está a la espera de una sentencia que puede llevarle a la cárcel por su participación en unos negocios supuestamente basados en el favoritismo que le facilitaba su condición privilegiada de miembro de la Casa Real que tanto encandiló a algunos políticos y funcionarios, encantados de codearse con un personaje de tan alta alcurnia. «No he querido canonizar a Castro pero me cae muy bien», reconoce en su estudio de Madrid donde habla sin tapujos de la sombra del rey Juan Carlos en todo este enrevesado juego de presiones, de la determinación de Felipe VI para expulsar a los presuntos corruptos de su entorno y del papel de la reina Letizia.

«Ella vio que la Corona se desmoronaba por las frivolidades de don Juan Carlos y algún consejo habrá dado a su marido», sugiere antes de detenerse en la ceguera de la infanta Cristina, convencida todavía de que ni ella ni su marido han hecho nada malo. «Me la encontré en Palma de Mallorca, le deseé suerte y ella me contestó que más que suerte lo que quería era justicia».

P ¿Cuál es la gran aportación de «La Pieza 25»?

R Con este libro se va a demostrar que en la instrucción de un caso la justicia es igual para todos, pero que en el juicio oral, solo es igual para todos los iguales.

P La operación «Salvar a la infanta» ha triunfado al producirse la absolución de Cristina de Borbón. ¿Quién fue el cerebro de esa exitosa operación?

R El amanuense fue el fiscal Horrach que seguía instrucciones de sus jefes, pero el cerebro, la musa vehemente y ardiente de esta operación, era el titular del trono: don Juan Carlos de Borbón que dedicó todas sus fuerzas a salvar a su hija desde que saltaron las alarmas en Zarzuela y se mandó la orden de parar todo lo relacionado con la infanta.

P ¿Hubo realmente un complot para salvarla?

R Hubo un complot de Estado. El rey reina pero no gobierna, pero en este caso interfirió tanto en el poder judicial como en el ejecutivo.

P Pero el rey Felipe VI fue rotundo al defender públicamente una justicia igual para todos en clara alusión a su hermana.

R Felipe VI es distinto a su padre, es un hombre de una palabra que duerme con un ojo abierto porque tiene la Corona sobre el cráter de un volcán. Le pidió al fiscal jefe Eduardo Torres-Dulce que trataran a su hermana como a cualquier ciudadano y el fiscal le respondió que eso no podía ser porque tenían un compromiso con el rey.

P ¿Cómo reaccionó don Felipe?

R Le dijo que el rey era él. Expulsó a los corruptos de su entorno a pesar de que adoraba a su hermana Cristina.

P Años antes, el rey Juan Carlos envió al conde de Fontao para que le ordenara a Urdangarin poner fin a las actividades comprometedoras para la monarquía. ¿Es así?

R Fontao estuvo orientando y asesorando a la infanta y a Urdangarin desde 2002. Pero en 2005 un diputado del PSOE de Mallorca provocó que saltaran las alarmas cuando pidió explicaciones por un acto que contaba con un presupuesto de 1,2 millones de euros. Fue entonces cuando don Juan Carlos pidió a Fontao que les ordenara cerrar las sociedades y se marchasen de España. La familia Urdangarin se marchó a un exilio de oro patrocinado por César Alierta.

P ¿Ha afectado la sentencia a la ética de la monarquía y/o a la independencia de la justicia?

R Está por ver cuál es la decisión final de la justicia, pero hay dos manchas claras: la absolución de la infanta Cristina y la de Ana Tejeiro. De los 14 motivos aducidos para imputar a la infanta no cayó ni uno durante el juicio. Está claro que ella fue una cooperadora indispensable en la actividad comprometedora de su marido.

P Da la impresión de que le ha seducido más a usted el juez Castro que la infanta Cristina al juez.

R La infanta no intentó en ningún momento seducir al juez y tan solo mostró una gran inteligencia para moverse entre los grises. A mí me cayó bien el juez Castro porque es llano y sincero, pero a lo mejor fui yo la que le seduje a él y no él a mí.

P De Castro se ha dicho de todo sobre sus supuestas debilidades: desde su ambición por convertirse en estrella a su afición a la bebida pasando por su proximidad a Podemos o por su acceso a dedo a la judicatura por el cuarto turno. Todo lo contrario del dechado de virtudes que presenta usted en su libro.

REl juez Castro sacó a la primera su oposición aunque había trabajado en otros oficios antes porque su padre les había dejado en la ruina. Yo he estado con él desde 2015 en numerosas ocasiones y tan solo le he visto tomarse un café con unas gotas de ron muy de vez en cuando. Ni quiso entrar en política ni me parece que sea un juez con ambiciones de estrella. Solo respondió a la prensa cuando se sintió más que atacado por el fiscal Horrach.

P Pedro Horrach es el malo de su película. Usted lo retrata como un mero peón para salvar a la infanta. ¿Qué ocurrió para que de repente abandonara una trayectoria profesional ejemplar y de estrecha amistad con el juez Castro para que diera un giro de 180 grados y emprendiera una supuesta vía de pocos escrúpulos para cumplir su objetivo?

R Es curioso porque había sido un mastín terrible en su lucha contra la corrupción. Él dice que su actuación fue por convicción pero yo creo que fue por mandato. Es el único fiscal de la historia de la judicatura española que en vez de promover la justicia le puso palos en las ruedas. Pasó de fiscal a defensor y al final todos los que le habían dado órdenes le dejaron tirado.

P ¿En qué consistió lo que usted considera una traición y hasta un intento de chantaje del fiscal al juez?

R Horrach le propuso al juez Castro no recurrir a cambio de que la infanta fuese a declarar de forma voluntaria como testigo y después se sobreseyese la causa.

P Y Horrach grabó esa conversación.

R Sí porque no se fiaba de nadie. José Castro le dijo que no porque imputando a la infanta le daba la oportunidad de que le aclarase sus dudas. Esa grabación es una invitación a prevaricar porque le expone la hoja de ruta diseñada por otros para salvar a la infanta.

P El descubrimiento del caso Nóos se produce por casualidad, pues a nadie parecía preocuparle el enriquecimiento del matrimonio Urdangarin. ¿Cómo se produce esa casualidad?

R Al diputado socialista Antonio Diéguez sí que le preocupaba pero Zapatero se encargó de decirle que no hurgase en esos temas. Estaba la comitiva judicial en un registro de una agencia de publicidad y al final un policía encontró atascada en el cajón de un archivador una carpeta con un breve dosier firmado por Diego Torres. Vieron que se trataba de mucho dinero y se lo dieron al juez que llevaba ya 24 piezas abiertas de este caso. Los policías pensaron que igual habían trincado al que hacía los negocios con Urdangarin pero ni el juez ni el fiscal sabían de qué iba ese dosier.

P ¿Cómo se echó a perder Urdangarin?

R Él tuvo una crisis de identidad y ubicación porque decía que no quería ser como Marichalar. Tampoco debía de ser fácil seguir a un jefe tan mandón y déspota como el rey Juan Carlos. Así que decidió ser él mismo pero con la incondicional ayuda de su mujer, que le facilita todo. Es una mujer enamorada que trata de tener contento con el gran jueguecito del poder a su marido.

P ¿Es ese amor correspondido?

R Él ha demostrado ser muy imprudente y a los correos electrónicos que se mandaba con la mujer de un amigo íntimo me remito.

P ¿En qué se basa el juez Castro para estar tan convencido de la responsabilidad de la infanta en los trapicheos de Nóos cuando parece que a lo más que llega es a concluir que ella era útil solo con figurar?

R Insisto en que la infanta no pudo justificar ninguno de los 14 motivos que provocaron su imputación. Cuando el juez la sentó en el banquillo ella llevaba años sentada en el lugar por el que entraba el dinero ilícito del que vivían.

P ¿Quiénes encumbraron a Urdangarin?

R Todos aquellos que se sientan en el Ibex 35 y otros próceres del dinero internacional que atienden las peticiones del dedo regio para ayudar a su hija Cristina. Al rey le caía muy bien Urdangarin porque era jocoso, divertido y un poco mujeriego.

P ¿Buscaba Urdangarin a los políticos o fueron algunos políticos los que lo utilizaron a él para presumir de ascendencia en la Casa Real?

R Está probado que él llamaba a la puerta de las instituciones pero éstas estaban encantadas con tener contacto con la Casa Real. Esta es la verdadera gangrena de este caso porque además los funcionarios medios de las administraciones firmaban sin mirar lo que les ponían delante los políticos. He encontrado muchas ollas podridas al investigar.

P ¿Qué papel ha jugado Miquel Roca en toda esta operación?

R Ha sido el fenicio. Nunca se había puesto una toga como penalista y se la puso en esta ocasión para hablar con los periodistas.

P ¿Ha intervenido la reina Letizia en este conflicto que ha determinado la salida de los exduques de la Familia Real?

R Si yo fuese la mujer de un rey lo haría. La reina Letizia sabía que la Corona estaba en entredicho por las últimas frivolidades de don Juan Carlos y seguro que algún consejo le habrá dado a su marido.

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