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Fuerzas Armadas

España diseña el Ejército del futuro

Una unidad de la Legión será el embrión de la vanguardista «Brigada 2035»

España diseña el Ejército del futuro

El proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) que presentó en su día el hoy exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para 2018 incluye un aumento del 6,9% de la partida destinada a Defensa, uno de los mayores aumentos que registran las cuentas públicas. Así, si en 2017 el departamento que dirigía María Dolores de Cospedal obtuvo 7.561 millones de euros, para 2018 se espera contar con 8.087 millones. Una cifra que supone el 2,3 % del total de los PGE, una décima más que en 2017.

El exsecretario de Estado de Defensa, Agustín Conde, en una comparencia ante la Comisión de defensa del Congreso, sostuvo que desde el año 2008 el presupuesto que España dedica a su defensa «ha ido reduciéndose en cantidades inasumibles» y lamentó que «no ha habido departamento ministerial que haya sufrido recortes de tal magnitud». Así, dijo a los diputados que «este ejercicio de 2018 recuperaremos las cifras de gasto de 2008» aunque afirmó que «en esta década los recortes han supuesto un deterioro de muchas capacidades esenciales para la Defensa Nacional».

Entre estas capacidades señaló la infraestructura de las Fuerzas Armadas, la reposición de materiales o la renovación de sistemas de armas. «Llevamos prácticamente una década sin incorporar equipos que sustituyan a otros obsoletos o que aporten los muy notables avances tecnológicos desarrollados en este período», advirtió, adelantando la necesidad de impulsar un nuevo programa de compra de armamento como el que en su día anunció la exministra Cospedal por 10.800 millones de euros en los próximos 15 años.

Aunque de los anteriores Programas Especiales de Armamento (PEAS) aún quedan por pagar 20.000 millones de euros hasta 2030, la lista de la compra prioritaria de la primera fase de este nuevo ciclo inversor se basa en el desarrollo de las fragatas F-110; terminar el problemático submarino S-80; modernizar los helicópteros CH-47 Chinook y NH-90 y la estrella del programa, el vehículo blindado de transporte 8x8.

Nuevo diseño táctico

El Ejército, por otra parte, estudia su futuro despliegue táctico y operativo para adaptarse a las complejas realidades del mundo actual. Así, ya trabaja en la «Brigada 2035». Un destacamento de la Legión ha sido la unidad escogida para experimentar el diseño de esta fuerza y ensayar las nuevas tecnologías con las que quieren dotarse las Fuerzas Armadas.

Si por algo destacan los escenarios de combate del s.XXI es por su creciente complejidad. Ello, unido al rápido desarrollo de nuevas y vanguardistas tecnologías obliga a un replanteamiento táctico y operativo. Es una incógnita cómo será el Ejército del futuro y cómo se desplegará, pero lo que es ya un hecho es que la robótica, la inteligencia artificial (IA), las comunicaciones vía satélite, los drones y las aplicaciones sobre el combatiente van a tomar el protagonismo.

España comenzó hace casi una década el programa «Combatiente del Futuro» -Comfut-, pero la crisis detuvo su desarrollo. Ahora, este programa ha evolucionado en el «Sistema del Combatiente a Pie» o «Siscap», que es precisamente el que se espera integrar en las capacidades que deberá desarrollar la «Brigada 2035».

No es solo España. Los principales ejércitos del mundo como los de EE UU, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Turquía o Israel también ensayan ingenios futuristas como exoesqueletos para fusileros, sensores de todo tipo y alcance, visores con integración total de datos, grafeno y «uniformes invisibles».

En la guerra del s.XXI se espera que los mandos al frente de una operación sepan en tiempo real aspectos como el estado de salud de los soldados sobre el terreno, lo que incluirá su temperatura corporal o su frecuencia cardiaca y otros aspectos como el estado de su armamento y la munición de que disponen. Un escenario que hasta hace no mucho era más propio de la literatura o el cine de ciencia-ficción pero que se abre paso de forma inexorable y que va a marcar el diseño de los ejércitos.

En este sentido, España no quiere quedarse atrás. Como dijo el exsecretario de Estado a los diputados: «Les invito a que miren el globo terráqueo y reflexionen sobre si la situación geoestratégica nos permitiría seguir fingiendo que podemos permitirnos quedar descolgados de aliados y posibles adversarios».

Rearme generalizado

Este escenario geopolítico tiene varios frentes. A nivel continental, el brexit en 2019 verá la salida de la UE del Reino Unido -la mayor potencia militar del bloque comunitario-. Al este, una Rusia asertiva en plena modernización militar. Al oeste unos EE UU que bajo la era Trump han tomado un rumbo unilateralista. Al sur, la enormidad del Sahel en ebullición con grupos yihadistas y redes criminales. Y ello sin contar con la inestabilidad en Oriente Próximo.

Pasados los rigores de la crisis de 2008 el mundo se rearma. El mercado de armamento alcanza cifras de récord y las potencias apuestan por modernizar sus arsenales. En EE UU Donald Trump ha presupuestado para este año unos 700.000 millones de dólares para el Pentágono, más que todo el gasto militar del mundo junto. En Rusia, Vladimir Putin proyecta un ambicioso programa de armamento en la próxima década que incluye portaaviones. En Francia el presidente Macron aumentará el presupuesto militar un 23 % hasta 2023.

Es en este contexto en el que se enmarca el plan del Gobierno de aumentar el gasto de Defensa un 73 % en los próximos seis años, para llegar a unos 18.000 millones de euros en 2024. Es decir, pasar del 0,92 % del PIB actual al 1,53 %, lejos aún del compromiso con la OTAN de llegar al 2 %. Sin embargo, será la mayor apuesta de España en gasto militar de su historia democrática.

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