El expresidente del Gobierno Felipe González ha asegurado hoy que si el pleno del 6 y 7 de septiembre de 2017 en el Parlament de Cataluña, en el que se aprobaron las "leyes de desconexión", hubiera ocurrido en los años treinta, "nos hubiera costado mil muertos".

El ponente constitucional Miquel Roca y Felipe González han protagonizado en Barcelona un acto de conmemoración del 40 aniversario de la Carta Magna, bajo el título "La Constitución Española de 1978: vigencia y futuro", moderado por la periodista Mònica Terribas y organizado por la Delegación del Gobierno en Cataluña.

Durante una de sus intervenciones, González ha admitido que aquel pleno del Parlament del pasado septiembre -en el que se aprobó la ley del referéndum y la ley de transitoriedad jurídica, ambas declaradas ilegales por el Tribunal Constitucional- le hizo "sufrir enormemente".

"Pensé que si hubiera ocurrido en los años treinta, nos hubiera costado mil muertos", ha confesado el expresidente español, que ha dejado claro que la situación tomó otro cauce porque la Constitución "tiene el mérito de ser resiliente".

El exdirigente ha considerado que el independentismo tiene mayoría para gobernar, cumplir el Estatut y ocuparse de los ciudadanos, pero "no para romper las reglas del juego y la convivencia de todos".

Por ello, ha pedido "aprender a dialogar para superar esta moda que Donald Trum practica siete veces al día de dar respuestas simples a problemas complejos, y donde casi todas las respuestas son buscar un culpable... unas veces será el Ibex35 y otra el Rey".

Respecto al juicio del "procés", González ha aconsejado al independentismo que "no hay que estar exponiendo permanentemente que estamos dispuestos a hacer lo que se está juzgando como ilegal o delictivo, me parece un error de bulto. No lo entiendo, si de verdad tienen afecto por las personas que están procesadas".

A su juicio, se produce una "confusión permanente" por la cual "se apela a la democracia contra las reglas establecidas por la propia democracia. Y eso no es democrático. No diré antidemocrático, pero no es democrático".

Reforma de la Constitución

El expresidente español ha hecho este lunes un llamamiento al diálogo y el pacto para reformar la Constitución llegado ya su 40 aniversario, aunque sin contemplar la autodeterminación, mientras que el jurista Miquel Roca ha esgrimido el "espíritu" de 1978 pero ha pedido no generar "frustraciones".

González se ha definido como un "reformista" al que le gustaría "revisar muchas cosas" de la Constitución a través del "pacto" y ha rechazado a los "inmovilistas y los liquidacionistas" que se definen como "garantes de que no se tocará ni una coma" de la Carta Magna".

En cambio, ha apostado por encontrar un espacio de entendimiento para la reforma que necesitamos y actualizarla para los próximos treinta años".

"Me preocupa que hayamos perdido la capacidad de diálogo y pacto y estemos en una posición de crispación irredentista y alimentemos monstruos que creíamos superados y que reaparecen en la convivencia entre nosotros. Yo estoy absolutamente dispuesto a defender una Constitución garantista y emprender las reformas en un debate serio", ha subrayado.

González ha admitido por otro lado que ve "muy pocas posibilidades" de que esa reforma constitucional implique un reconocimiento del derecho de autodeterminación. "El que lo quiera, que lo plantee, pero yo votaré en contra", ha dicho, ya que supondría "meter el germen de la autodestrucción".

En todo caso, en los cuarenta años de la Carta Magna, ha "brindado por la convivencia durante tantos años en la sociedad catalana, de diálogo. Pero brindo con optimismo, porque las tensiones no hay quien las aguante durante mucho tiempo y espero que se reconduzcan a través de un mayor grado de diálogo entre catalanes y entre todas las tribus catalanas y españolas. Que el diálogo prevalezca sobre la crispación".

Por su parte, Roca ha apelado por recuperar el "espíritu de la Constitución del 78" para encauzar el conflicto catalán por la vía del diálogo y alcanzar un pacto que, aunque no sea fácil, permita que a la sociedad catalana desarrollarse de forma plural y cohesionada.

Roca ha defendido que para resolver el "problema de encaje" de Cataluña con España no hace falta reformar la Constitución, que en su momento recibió un amplio respaldo en referéndum, sino que basta con buscar una solución política basada en el pacto.

"La judicialización de la vida política es el gran error, porque traslada a la lógica judicial problemas que son políticos", ha insistido el jurista, para quien este enjuiciamiento "es muchas veces el refugio de la incompetencia".

En este sentido, ha pedido a las partes que no actúen como "generadores de frustraciones" presentando soluciones mágicas y que no caigan en el error de ver las concesiones como renuncias, sino como una vía para avanzar "etapa por etapa".