El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha subrayado este lunes la profunda división que existe entre las fuerzas independentistas, como demuestra el hecho de que no se pongan de acuerdo ni siquiera para desarrollar conjuntamente una huelga de hambre, en alusión a la protesta iniciada por varios presos del 'procés', ninguno de ellos de ERC.

Así se ha pronunciado en una conversación informal con periodistas en la copa de Navidad que ha ofrecido en el Palacio de la Moncloa, donde también ha subrayado que es su obligación mantener una relación lo más normalizada posible con el presidente de catalán, Quim Torra, pese a que no sea el mejor interlocutor en Cataluña.

Sánchez aún no ha decidido si asistirá a la cena que este jueves, víspera de la reunión del Consejo de Ministros en Barcelona, organizada por Fomento del Trabajo, la principal patronal catalana, y a la que sí asistirán al menos algunos de los ministros económicos de su gobierno.

Torra no tiene interés alguno en que Sánchez y su Gobierno adelanten su llegada a Barcelona y menos aún de verse relegado en una cena de gala a la que, si asiste el jefe del Ejecutivo español, él ya no será la más alta autoridad, reconocen fuentes gubernamentales.

Pero en el Gobierno también hay partidarios de limitar la presencia de los miembros del Ejecutivo la víspera de la reunión del Consejo. Esa es la opinión del titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que prefiere que a la gala de la patronal asistan los ministros imprescindibles.

El presidente del Gobierno no ha confirmado aún su asistencia porque tiene otros compromisos de agenda que tendría que modificar para poder estar presente en Barcelona en la tarde noche del viernes.

Tampoco ha podido adelantar si finalmente tendrá una entrevista bilateral con Torra aprovechando su presencia en Barcelona, como la tuvo con la presidenta andaluza, Susana Díaz, cuando el Consejo de Ministros se reunió en Sevilla. La pelota está en el tejado de Torra porque Sánchez está dispuesto a verse con él.

Medidas de infraestructuras y simbólicas

En la reunión del Consejo de Ministros en Barcelona, aparte de aprobar la subida del Salario Mínimo Interprofesional, el Ejecutivo tiene previsto dar luz verde a algunas medidas de infraestructuras que beneficiarán específicamente a Cataluña junto con otras medidas de carácter más simbólico que no ha querido avanzar.

Con este inusual Consejo de Ministros en Barcelona, Sánchez quiere demostrar que el Estado está en Cataluña y que su Gobierno en concreto tiene un proyecto para Cataluña, como lo tiene para el resto de territorios del país. Bajo su punto de vista, llevar el Consejo de Ministros a Barcelona es una muestra de "respeto" y no una provocación como lo ven algunos sectores del independentismo.