Las conversaciones para buscar una solución en Cataluña han encallado y han dejado en vilo la legislatura, porque ni el Gobierno ni el independentismo ven una salida a su desencuentro y es más que probable el rechazo a los Presupuestos Generales del Estado.

El Ejecutivo ha culpado a los independentistas de este parón por rechazar el marco que les planteó para hablar, incluida la mesa de partidos con la polémica figura del relator.

La Generalitat, por el contrario, dice que ha sido el Gobierno, con su "falta de coraje" ante la presión de la derecha, el que ha "roto" este diálogo.

Así las cosas, quedan cuatro días para que el Congreso vote las enmiendas a la totalidad del proyecto de ley de los presupuestos, y las posiciones están más alejadas que nunca, por lo que le será muy difícil al Gobierno y al PSOE encontrar apoyos para que las cuentas puedan seguir tramitándose.

Y este domingo, además, se celebrará la concentración promovida por PP y Ciudadanos, a la que se ha sumado Vox, contra la política del Gobierno con Cataluña y para reclamar a Pedro Sánchez elecciones generales.

El Gobierno trata de ganar tiempo, y la vicepresidenta, Carmen Calvo, ha asegurado este mediodía que harán todo lo que puedan para lograr que los partidos apoyen los presupuestos.

Pero ha admitido también que si no lo consiguen, la legislatura "se acorta" como en su día asumió el propio presidente, el único facultado constitucionalmente para convocar los comicios.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Calvo ha explicado que las fuerzas independentistas han rechazado las propuestas del Ejecutivo y siguen exigiendo un referéndum de autodeterminación contrario al marco constitucional, por lo que el diálogo ha "encallado".

No ha querido darlo por roto, porque entiende que el Gobierno no puede nunca cerrar esa puerta, pero sí ha insistido en que el marco planteado es "el único" posible, dentro de la legalidad y la Constitución, y ha insistido en que "nunca" se aceptará un referéndum de autodeterminación.

La propuesta incluía una mesa de partidos con representación en Cataluña y sus formaciones estatales "vinculadas" -de forma que podrían entrar Podemos y el PSOE, ya que en la mesa catalana están En Comú Podem y el PSC-, y era en esa mesa en la que habría estado el polémico relator para "coordinar" los trabajos y "crear las condiciones para hablar", una figura que fue la que provocó la dura reacción de PP y Ciudadanos esta semana.

Tras insistir en que el Gobierno no puede proponer ni aceptar otro marco que no sea el que planteó, Calvo ha vuelto a criticar a PP y Ciudadanos y ha contrapuesto la "lealtad absoluta" con la que el PSOE se comportó desde la oposición ante el problema catalán con la actitud que están teniendo ambos partidos.

"Las derechas no ayudan al diálogo, sino que agitan la situación" por intereses electorales, ha lamentado la número dos del Ejecutivo, para quien son los socialistas los que han tendido "todos los puentes posibles".

Además ha reprochado a populares y a Cs que no quisieran participar ni en la mesa de partidos ni en la comisión del Congreso sobre la organización territorial.

Por otro lado, Calvo ha avisado a los independentistas de que tendrán que explicar su rechazo a unos presupuestos que "son los que necesita el país".

La respuesta de la Generalitat al Gobierno no ha tardado, y el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, y la consellera de la Presidencia, Elsa Artadi, han comparecido para darla.

Artadi ha lamentado que el Gobierno socialista "haya decidido abandonar el diálogo" con la Generalitat y "ceder ante quienes están en contra de la democracia".

La consellera ha recordado que desde su llegada a la Moncloa Sánchez apostó por una "respuesta política al problema político" en Cataluña, pero a la hora de concretar los mecanismos de ese diálogo "está fallando y le está faltando coraje" para pasar "de la retórica a la realidad".

Aragonés ha ahondado en la idea al señalar que Sánchez "no ha sido suficientemente valiente para resistir las presiones del nacionalismo español de derecha y de extrema derecha", tras convocarse la manifestación de Madrid de este domingo.

Y del mismo modo que Calvo ha subrayado primero que el Gobierno seguía abierto a hablar, Aragonés ha prometido que el Govern "seguirá sentado" a la mesa esperando que los socialistas vuelvan para buscar una "solución dialogada, negociada y democrática" para Cataluña, aunque ha dejado claro que no aceptarán que se les pida "renunciar" a sus "convicciones".

La situación, en definitiva, ha quedado encallada cuando se agota el tiempo para que el Gobierno consiga los apoyos para aprobar los presupuestos. En este momento solo tiene el de Podemos.

Fuentes de la formación morada han asegurado que las conversaciones se han intensificado y son habituales a todos los niveles, también el más alto entre Sánchez y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que se reunieron el pasado miércoles en La Moncloa.