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Posibles alianzas

Rivera llama a Casado al pacto y Sánchez calla ante Iglesias

El presidente del Gobierno mantiene la incógnita sobre con quién pactará a pesar de la insistencia del líder de Podemos

Rivera llama a Casado al pacto y Sánchez calla ante Iglesias

Todas las encuestas auguran un escenario abierto tras el 28A. Un escenario en el que ninguna formación política, en principio, tendrá la fortaleza suficiente como para gobernar en solitario. La necesidad de llegar a acuerdos aparece en el horizonte con cada vez más fuerza conforme se acerca la fecha de la cita con las urnas. Por ello el debate celebrado ayer en TVE entre los cuatro principales candidatos tuvo como uno de sus ejes la futura política de alianzas post-electorales.

Dos posibilidades quedaron meridianamente claras. La primera representada por PP y Cs. El líder de la formación naranja, Albert Rivera, tendió la mano en varias ocasiones al líder del PP, Pablo Casado, para formar un «Gobierno constitucionalista». Aunque también hubo momentos en que Rivera cargó contra la herencia del PP, como cuando le espetó a Casado, sosteniendo una fotografía de la detención de Rodrigo Rato, que «el milagro económico del PP está en la cárcel», en el tramo final del debate volvió a llamar al entendimiento, al tiempo que cerró la puerta al PSOE.

Casado, por su parte, consciente de que el PP se juega su futuro el 28A y que no puede permitirse el lujo de sangrar hacia el centro con Cs y hacia la derecha con Vox, trató continuamente de mantener un perfil propio, eso sí, evitando hacer daño al partido naranja. Por ello resistió el canto de sirena de Rivera hasta prácticamente el final del debate, cuando acabó admitiendo que «no era su contrincante».

La otra opción de pacto más clara tuvo como protagonista a Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. El líder de la formación morada fue, con mucho, el más sosegado en el debate de ayer. Hizo constantes apelaciones al diálogo en Cataluña y a rebajar la tensión política para dar una salida a la cuestión catalana. Iglesias fue muy claro: ofreció sin ambages a Sánchez un pacto tras el 28A, «a pesar de los desencuentros y de los recelos», dijo, e instó al líder socialista a dejar claras sus preferencias, alertando de la posibilidad de que finalmente el PSOE escoja a la formación naranja.

El silencio de Sánchez

Y he aquí la gran duda. Sánchez no contestó. No rechazó el ofrecimiento de Iglesias, pero tampoco lo aceptó. Una calculada ambigüedad que mantuvo hasta el final, centrando sus críticas en lo que llamó «el bloque de derechas», es decir, Cs y PP.

Al terminar el debate, el propio Iglesias aseguraba marcharse «con cierta amargura», tras las evasivas de Sánchez a contestar «si descarta un acuerdo de Gobierno con Ciudadanos». «Que no haya querido responder las tres veces que le he emplazado a hacerlo, creo que genera una sensación clara y que los ciudadanos tienen claro a quien debe votar si quieren que haya un gobierno de izquierdas», dijo a la prensa.

Los estrategas en Ferraz saben que las encuestas, en estos tiempos confusos y líquidos, no aseguran la victoria. Ejemplos recientes de sondeos que han fallado estrepitosamente están a la orden del día y además, el optimismo que provocan puede llevar a lo que los socialistas ven como su más peligroso enemigo: la abstención.

Así, hizo un llamamiento a la movilización azuzando el fantasma del miedo a la ultraderecha, recordando los resultados electorales de Donald Trump en EE UU y del brexit en Reino Unido.

Por ello Pedro Sánchez no ahorró energías en tratar de empatizar con votantes potenciales: jóvenes, mujeres y mayores. A ellos se dirigió directamente al final del debate, cuando les llamó a votar «por el futuro, la igualdad y la seguridad». «Pido una enorme moción de censura contra la desigualdad, la corrupción y la crispación como forma de hacer política», dijo.

Una de las frases de la noche tuvo como protagonista al candidato de Cs, Albert Rivera. Su última intervención tuvo lugar justo antes de la de Pedro Sánchez. Mirando fijamente a la cámara, midiendo los tiempos y aprovechando la tensión del momento -estuvo ensayando el fin de semana en un plató alquilado, aseguraron fuentes de Cs-, Rivera dijo a la audiencia: «¿lo oyen? Es el silencio cómplice de Pedro Sánchez» y el del que «heló la sangre» a los españoles cuando los independentistas «quisieron romper Cataluña y España». Por ello pidió el voto el 28A para decir «basta» al Gobierno socialista -«lleva en la frente la palabra indulto», llegó a espetar Rivera a Sánchez durante uno de los momentos más tensos de la noche-.

La conquista de los indecisos

Justo antes de su intervención había sido el turno del líder de Podemos, quien, tras recordar que «hemos podido cometer muchos errores», señaló que frente a las puertas giratorias, Podemos «no se deja comprar» y que por ello «nos montaron las cloacas del Estado». Por esta razón pidió el voto para tener responsabilidades de gobierno. «Y si después de cuatro años no hemos conseguido cambiar las cosas, no nos voten nunca más», aseveró.

El primero en inaugurar el último parlamento fue, no obstante, Casado, quien pidió «humildemente» el voto a los electores, a quienes se dirigió directamente para decirles que va a trabajar por ellos, «para ser útil a su familia» y también para «servir a España», que -según señaló- es «lo más importante» para él.

Este primer debate entre los cuatro principales candidatos tendrá hoy su continuación en A3Media, también a las 22 horas. Hoy los candidatos analizarán el impacto de sus actuaciones, de sus puntos débiles y sus fortalezas y tal vez, esta vez sí, se despejen algunas incógnitas, aunque la mayor «x» en esta ecuación solo empezará a despejarse cuando los ciudadanos depositen sus votos en las urnas y aparezca negro sobre blanco el nuevo panorama político en España.

Hasta entonces, sigue la campaña y Sánchez, Casado, Iglesias y Rivera vuelven esta noche a la carga para conquistar el imperio de los indecisos, que son al fin y al cabo quienes tienen en su mano al próximo inquilino de La Moncloa.

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