El juicio del 'procés ha vivido una lenta y tediosa jornada en la que el tribunal ha asistido a una retahíla de enumeraciones de documentos sobre la causa y en la que las defensas han tratado de aprovechar un error de la Fiscalía al dejarse fuera de su lista buena parte de la prueba propuesta.

Cuando todo apuntaba a que este lunes iba a arrancar la visualización de los vídeos, tan ansiada por unas defensas ávidas por combatir el relato violento de las acusaciones, el presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha dejado claro ya desde primera hora que este lunes no se iban a ver imágenes, lo que situaba la sesión en un terreno denso y técnico protagonizada por la hipnótica relación de documentos y números que agotaban incluso a los propios oradores.

Daba la impresión de que, a la vista del desarrollo de la jornada, el propio Marchena iba a entrar en barrena, como ha sucedido con algunas partes y acusados, pero, mientras las defensas se perdían en la enumeración de sus documentos, el juez pedía "ir un poquito más despacio" para poder tomar nota. No ha mermado un ápice su atención, a pesar de que el escenario apuntaba a ello.

Esta vez la jornada no ha brindado nota de color, declaración espontánea o reprimenda educada del magistrado para combatir la monotonía, lo que ha hecho a más de uno arrepentirse por haber escogido este día para acudir al Supremo de público.

Porque la costumbre señala que las partes suelen liberar al tribunal de la lectura de la prueba documental propuesta, pero Marchena ha planteado un formato que ha generado interrogantes.

La intención del tribunal era que las partes dieran lectura y expusieran el sentido de la prueba -solo documentos, no vídeos- para poder impugnarla, pero cada uno lo ha entendido a su manera, o al menos las acusaciones.

Solo así se entiende que la Fiscalía haya seleccionado varios documentos dentro de su lista dando a entender a algunas defensas que lo que no mencionaba era porque renunciaba a ellos. Luego ha llegado el momento más surrealista de la jornada.

Ha sido cuando la abogada del Estado Rosa Seoane ha arrancado a leer resignada las 92 páginas de su prueba documental a pesar de haber intentado sin éxito en dos ocasiones evitar tan pesado trago.

Seoane leía un documento que estaba en la mesa de cada letrado. Lo hacía mecánicamente. De vez en cuando paraba a beber agua. Todo con pausa, tratando de manejar el tiempo, que se antojaba largo habida cuenta de que llevaba ya una hora leyendo cuando Marchena ha apelado al receso, uno de los más deseados hasta la fecha por todos los asistentes al juicio. Le quedaban aun 64 páginas por leer.

Media hora después, el abogado de Joaquim Forn, Xavier Melero, ha dado aire a Seoane -y al resto de la Sala- para pedir al tribunal que no era necesario que continuara leyendo por ser "dilatorio" al tiempo que ha dejado claro que no consideraba que la no lectura de toda la documental de la Fiscalía implicara la renuncia de la prueba. El resto de las defensas han seguido su ejemplo a medias.

Tras impugnar documentos de las acusaciones, especialmente aquellos que provienen de otros juzgados, las defensas han dicho que entendían la maniobra de la Fiscalía como una renuncia a los documentos que no había enumerado y se oponían a darle un segundo trámite pare enmendar un error que bien podía ser un malentendido.

Este martes, enumerar, impugnar, decisión del tribunal y vídeos

Y luego han expuesto su prueba, corrigiendo algunos documentos y enfatizando otros para que ya este martes resuelva el tribunal sobre las impugnaciones. Tras ello se verán los documentos (facturas, tuits y cartas) y luego se hará lo mismo con los vídeos. Enumerar, impugnar, decisión del tribunal y ya sí se verán las imágenes.

Pero no todo ha sido letargo. Como suele pasar en el 'procés', la política ha reaparecido 'extramuros' de la sala tras la segunda resaca electoral que vive este juicio, demasiado acostumbrado a asistir a momentos inéditos.

Ahora se avecinan más. Este domingo el exvicepresident Oriol Junqueras (suspendido como diputado el viernes) fue elegido eurodiputado, lo que vuelve a abrir toda una serie de interrogantes y sitúa al tribunal en el punto de partida.

A la espera de que su defensa mueva ficha (tendría que pedir al tribunal otra salida de Junqueras para que recoja el acta una vez éste renuncie a la diputado), los escenarios son confusos.

Las dudas giran en torno a si se le podría suspender como europarlamentario en base a una ley de un estado miembro -el artículo 384 bis de la Lecrim- y en cómo podría condicionar al proceso penal la inmunidad que previsiblemente adquiriría el 2 de julio, día de constitución del Parlamento Europeo.

Por su parte, Forn, que obtuvo ayer un escaño en las municipales de Barcelona, también deberá pedir al Supremo que le deje acudir al pleno de constitución del ayuntamiento la tercera semana de junio (cuando se prevé que el juicio haya acabado), si bien en este caso también planearía el artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que previsiblemente conllevaría su suspensión como las de sus compañeros diputados.