Josep Borrell, el actual ministro español de Exteriores, llevará su larga experiencia gubernamental en España y en la Unión Europea a su nuevo puesto como Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE.

Borrell, un apasionado defensor del proceso de integración europea, es a sus 72 años un peso pesado de la política continental, habitual en cancillerías y despachos europeos, y dotado, según quienes le conocen, de una profunda inteligencia.

El futuro jefe de la diplomacia europea renunció el pasado 26 de junio a su puesto como eurodiputado, conseguido en las elecciones europeas del 26 de mayo, a las que concurrió como cabeza de lista del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Tomó esa decisión, según explicó entonces, para seguir como ministro de Exteriores del Gobierno de Pedro Sánchez mientras sigue en funciones a la espera de una investidura en el Congreso.

Este catalán nacido en La Pobla de Segur, una localidad rural cerca de los Pirineos, llegó al Ministerio de Exteriores tras resurgir con fuerza en la escena política como azote del independentismo en Cataluña a raíz de las manifestaciones en Barcelona en contra del intento secesionista de 2017, convirtiéndose en una de las voces más críticas.

En ese contexto, su papel como jefe de la diplomacia española, que asumió el 7 de junio de 2018, cobró especial relevancia por la necesidad de defender la unidad de España y de promover la imagen del país en el exterior.

Pero, como ministro de Exteriores, el veterano socialista, que es economista e ingeniero aeronáutico, aportó sobre todo al Ejecutivo de Sánchez su experiencia en Europa.

El 13 de junio de 2004 fue elegido eurodiputado como cabeza de lista del PSOE y el 20 de julio fue nombrado presidente del Parlamento Europeo, cargo que ejerció hasta enero de 2007.

Regresó al ámbito europeo el 14 de enero de 2010, cuando fue nombrado presidente del Instituto Universitario Europeo con sede en Florencia, puesto del que dimitió en abril de 2012 debido a un conflicto de intereses.

La trayectoria política de Borrell, un ingeniero aeronáutico licenciado por la Universidad Politécnica de Madrid y doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense, con experiencia en la empresa privada y como profesor universitario, se inició en 1975 cuando ingresó en las filas del PSOE.

Tras la victoria socialista en las elecciones generales de 1982, Borrell fue nombrado secretario general del Presupuesto y Gasto Público y, en febrero de 1984, pasó a ser secretario de Estado de Hacienda, cargo desde el que incidió en la lucha contra el fraude fiscal.

En las elecciones generales de 1986 fue elegido diputado en el Congreso español y, desde entonces, consiguió sucesivas reelecciones en los comicios de 1989, 1993, 1996 y 2000.

El 11 de marzo de 1991, Felipe González lo nombró ministro de Obras Públicas y Transportes, cartera desde la que promovió la reestructuración y modernización los ferrocarriles y potenció la red de cercanías.

En esa cartera se ocupó también de cuestiones como Telecomunicaciones y Medio Ambiente, lo que le convirtió en un asiduo a los consejos de ministros comunitarios.

Borrell dejó el Gobierno poco después de la victoria del conservador Partido Popular (PP) encabezado entonces por José María Aznar en las elecciones generales del 5 de marzo de 1996.

Pero el paso atrás de Felipe González al frente del PSOE abrió el debate sucesorio, en el que Borrell compitió con Joaquín Almunia, otro experimentado político que había estado al frente de dos ministerios y que después fue responsable económico y vicepresidente de la Comisión Europea entre 2010 y 2014.

Ambos concurrieron en abril de 1998 a las primarias del PSOE para la designación del candidato a la presidencia del Gobierno español, una elección en la que Borrell se impuso a Almunia.

Sin embargo, un año más tarde renunció a la candidatura tras estallar un caso de corrupción que salpicó a dos personas de su confianza, investigadas por fraude fiscal y cohecho, aunque él personalmente no se vio implicado.