Frente a un hemiciclo que sigue agitando la crispación, más cerca un estadio deportivo que de un Parlamento, Pedro Sánchez ha pedido este martes a las derechas que rebajen la tensión, que no contagien ese clima de irritación a la sociedad, que superado el debate de investidura, vuelvan al consenso. Ha pedido dejar atrás el "clima tóxico" generado por la "frustración y la amargura" de quienes perdieron las elecciones. Lo ha hecho en tribuna, minutos antes de la votación definitiva, parafraseando al presidente de la Segunda República, Manuel Azaña, lo que ha vuelto a enervar las bancadas conservadoras, que se han revuelto con abucheos. "Todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo río".

El líder socialista ha reclamado a PP, Vox y Cs que asuman el resultado electoral y abandonen "el berrinche". Ha argumentado que el único proposito de la derecha es bloquear un gobierno progresista y que todos los argumentos que han esgrimido en su contra, como los pactos con ERC o Podemos, solo tenían como finalidad "ganar tiempo" y "tensionar para ver si surgía una posibilidad" de frustrar la formación del nuevo ejecutivo. "Pueden seguir indefinidamente en el berrinche o aceptar el resultado", ha planteado.

"No traslademos desde esta tribuna más división a la calle, más irritación a las familias, más desencuentro a las empresas. Eso es también patriotismo", ha defendido, para apelar a la concordia y el consenso como ejes de la legislatura que echa a andar. "Viviremos un tiempo de diálogo para superar los contenciosos territoriales, pero lo haremos siempre dentro de la Constitución", ha vaticinado.

Sánchez ha hecho un alegato en contra del bloqueo y de que partidos heterogéneos, de la derecha y antisistema, se acaben alineando para impedir la formación de un gobierno. Ha prometido una ley antibloqueo que evite que el país vuelva a estar largos periodos sin ejecutivo, aunque no ha especificado en qué propuesta trabajará.