La escasa incidencia de la pandemia en las islas canarias de La Gomera, El Hierro y La Graciosa y en la balear de Formentera les ha permitido ser la avanzadilla en una desescalada que han comenzado en la fase 1, y que ha arrancado con cautela y algunas dudas como si es posible bañarse en las playas.

La cautela se ha extremado en el primer enlace marítimo entre Ibiza y Formentera con el cribado de test rápidos a todos los pasajeros que han embarcado y la duda la ha expresado la presidenta del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, sobre la posibilidad de bañarse en las playas, algo que parece no queda claro en la orden ministerial, por lo que se ha trasladado la pregunta al Gobierno.

No obstante, Ferrer ha considerado que "por sentido común", los ciudadanos deberían poder bañarse "con total seguridad". Y otra duda remitida al Ejecutivo para su aclaración, y vinculada con esta, es sobre la apertura de chiringuitos, concesiones de hamacas y ocupación de terrazas a pie de playa.

En cuanto al embarque de Ibiza a Formentera, la realización de test ha dejado en tierra a los pasajeros que han dado positivo. El área de salud de Ibiza no ha informado del número de personas que no han podido subir al ferry pero sí ha comunicado que les realizará una nueva prueba de PCR para confirmar resultados.

Los más de 46.000 habitantes de estas cuatro islas (34.000 en las tres canarias y algo más de 12.100 en Formentera) entran a partir de este lunes directamente en la fase 1, es decir, pueden celebrar reuniones de hasta 10 personas dentro y fuera de casa, manteniendo la distancia de seguridad, abrir las terrazas al 50% de su capacidad y las tiendas de menos de 400 metros cuadrados, entre otras medidas.

Pero en La Gomera, El Hierro, La Graciosa y también en Formentera, la normalidad se resiste a regresar. Se ve más gente en la calle y algunos negocios han abierto, pero en las tres islas canarias flota la misma incertidumbre: sus economías dependen en mayor o menor medida de un turismo que aún tardará en volver.

Y en Formentera, la vicepresidenta y titular de Comercio del Consell, Ana Juan, admite que en el caso de negocios de temporada sus propietarios se están pensando abrir "porque al no haber turistas, realmente no tiene sentido". En el resto de establecimientos, Ana Juan cree que en los próximos días aumentará la cifra, ya que muchos están aún adaptando los locales a las recomendaciones higiénicas y a los protocolos.

La Gomera, que fue el primer lugar de España en afrontar la amenaza del coronavirus, el 31 de enero, con el caso de un turista alemán recién llegado a la isla, es ahora uno de los enclaves que lidera la desescalada en fase 1. Pero aquí como en el resto de las islas no se quieren dar pasos atrás.

Por eso, el presidente de su Cabildo, Casimiro Curbelo, ha hecho un llamamiento a la responsabilidad de todos los gomeros. Al Cabildo, dice Curbelo, le preocupa la recuperación económica pero considera que la prioridad es dar cobertura a la caída de actividad en los sectores productivos.

En el municipio de La Frontera, en el norte de El Hierro, algunos comercios y pocos bares han abierto este lunes. En ningún momento se ha registrado una afluencia importante de ciudadanos a los establecimientos que han pasado más de 50 días cerrados.

En el sur de la isla, frente la Reserva Marina del Mar de Las Calmas, uno de las joyas naturales de Canarias, los clubes de buceo aún se preguntan cómo podrán salir adelante con las restricciones sanitarias añadidas a las medidas de seguridad que ya tienen que cumplir. Y, sobre todo, cuándo llegarán los clientes.

Ningún contagio en La Graciosa

En La Graciosa hasta la fecha no han sufrido ni un solo contagio, no tienen aeropuerto y su única comunicación con Lanzarote, la línea marítima a Órzola, ha estado casi cerrada, pero sus 737 habitantes han vivido el mismo confinamiento que el resto de españoles.

En esta isla, los negocios de hostelería se han hecho hoy la misma pregunta: ¿abrir para quién?

El empresario local y portavoz de la iniciativa que logró el reconocimiento de La Graciosa como octava isla en el Estatuto de Canarias, Miguel Páez, ha explicado en declaraciones a la Agencia Efe que muchos comerciantes han optado por no abrir "porque no tendría lógica". En La Graciosa, recuerda, casi todos viven exclusivamente del turismo.

Coincidiendo con el inicio del desconfinamiento, un equipo del Consorcio de Emergencias del Cabildo de Lanzarote, se ha desplazado a esta isla para reforzar las medidas de protección, desinfectar locales y zonas comunes y dar algunos consejos de seguridad a los hosteleros.

La presidenta del Cabildo del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo, como su homólogo de La Gomera, recuerda que La Graciosa tiene "la fortuna" de ir por delante en las medidas de desescalada, pero, a su vez, el reto "de demostrar que el comportamiento responsable de la ciudadanía no pone en riesgo lo conseguido hasta ahora".