El empresario que ha puesto a disposición sus apartamentos para la acogida de inmigrantes en el municipio grancanario San Bartolomé de Tirajana, Domingo Espino, asegura que su decisión le ha posibilitado salvar los ingresos de su compañía, cuya marca comercial prefiere que no se mencione, en medio de la crisis turística. Y con ello ha podido mantener el empleo de los 72 trabajadores que tiene en su empresa. "Para nosotros es un alivio, porque creamos riqueza para la sociedad y mantenemos el trabajo y el bienestar", señaló ayer a las puertas del establecimiento, donde se alojan por ahora 265 migrantes que son "un modelo por su comportamiento ejemplar".

En estos apartamentos se alojan desde el viernes personas trasladadas por la Delegación del Gobierno desde el muelle de Arguineguín, donde durante una semana durmieron bajo carpas y sobre el suelo, desde las residencias escolares de Gáldar y Guía, y procedentes del terreno de lucha de Arinaga. Este modelo se reproducirá en el resto de islas dado el aumento de llegadas de personas en pateras y la falta de espacios para su acogida. Otro hotel de Las Palmas de Gran Canaria, que permanecía cerrado desde marzo, abrió el pasado viernes para alojar a otras 60 personas.

Domingo Espino está convencido de que ha tomado una buena decisión al ofrecer su complejo para alojar a las personas migrantes, pero recuerda que se trata de un problema coyuntural que debe ser resuelto por las Administraciones. "Mis empleados, Cruz Roja, la Policía y el Ministerio me han dado las gracias; he recibido el apoyo de muchas personas", señala, "sobre todo lo han agradecido tres empleados que este lunes se quedaban sin casa porque estaban en el paro y sin ingresos y los he recuperado para trabajar". E insiste: "necesitamos que el Gobierno solucione esta situación".

El complejo estaba condenado a cerrar sus puertas nuevamente al público el próximo mes de noviembre dado el inminente comienzo de la temporada alta turística en las Islas y la falta de turistas, pero la acogida de migrantes ha supuesto un importante balón de oxígeno para el empresario. "Íbamos a cerrar; no hay bolsillo que soporte los 90.000 euros de gasto que tiene este establecimiento al mes estando cerrado", agrega. Y acoger a migrantes no solo ayuda a esas personas, a él y a sus trabajadores, sino que genera economía en casi una cuarentena de proveedores. "Al panadero le compro 2.000 panes al día cuado estaba facturando solo 300, eso le ha ayudado a sacar gente del ERTE", apunta.

Domingo Espino lleva 30 años en el sector turístico y esa experiencia le vale para vislumbrar un futuro más bien oscuro. "Creo que el sector turístico no se reactivará hasta octubre de 2021 y quien piense lo contrario está equivocado", asevera, "si tuviéramos la vacuna contra la Covid-19 mañana mismo, el turismo se reactivaría en marzo, pero si sale más tarde ya tenemos la temporada de invierno perdida".

Cuestionado sobre si la acogida de personas migrantes en un destino turístico como San Bartolomé de Tirajana será perjudicial para la marca Maspalomas Costa Canaria, como bien apuntan desde otros sectores, el empresario considera que no. "Lo peor que tenemos ahora para un destino es la Covid, y eso es nivel mundial; además hay otros destinos con mucha mayor cantidad de inmigrantes", agrega.

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En este sentido, Domingo Espino destacó ayer la calidad humana de las personas que se alojan en su establecimiento y su comportamiento ejemplar. "Lo primero que me han pedido es un balde, un cepillo y uns fregona ; las camareras de piso están sorprendidas por la limpieza, mejor que cuando hay clientes", afirmó el empresario, "y no hacen nada de ruido, es como si no hubiese nadie aquí". "Son un modelo", reconoce.

Los migrantes permanecen todo el tiempo en sus habitaciones, ya que las zonas comunes y las piscinas permanecen cerradas, y solo salen de ella para comer, y lo hacen de forma ordenada a través de un sistema de pulseras de colores. Eso les permite agruparse siempre las mismas personas, en ocasiones que hayan llegado en la misma patera, para evitar que se crucen y se produzcan posibles contagios, si bien es cierto que todos han pasado el períood de cuarentena y han dado negativo en las pruebas PCR.

Por otro lado, un centro de menores inmigrantes no acompañados de Gran Canaria, donde se alojan un total de 21 chicos fue atacado el viernes por la noche con piedras sin que se produjeran daños personales, según informó la consejería de Derechos Sociales del Gobierno regional. El centro sufrió daños materiales como roturas de ventanas.

Frente a quienes rechazan que se aloje a las personas migrantes en establecimientos turísticos están quienes optan por arrimar el hombro. Hasta los apartamentos del Sur se desplazó ayer Marion, una alemana que llevó a los migrantes bolígrafos y libretas para que se entretengan y además aprendan a escribir en español. Ella lleva 30 años viviendo en la Isla, a donde llegó para curarse de una dolencia respiratoria. "Siento empatía porque yo también soy una inmigrante, la diferencia es que yo soy rubia de ojos azules y tengo pasaporte alemán, y eso ha hecho que a mi la Policía no me pare por la calle", dijo, "pero nadie elige el color de piel con el que nace". "Esta gente ha arriesgado su vida al subirse a una patera, y seguramente tengan y posiblemente tengan razones mucho más fuertes para venir que yo", añade.

En el centro permanece personal de Cruz Roja y seguridad privada. La organización ha informado que en el muelle de Aerguineguín permanecen desde hace varios días 231 inmigrantes rescatados de pateras, a la espera de ser trasladado a centros preparados para poder pasar la cuarentena debida.