Sereno e impasible, Richard Pierre H.D. confesó este lunes que se coló en una casa de Palma para robar, violó a la dueña tres veces y trató de asesinarla quemando la casa, mientras ella yacía drogada y maniatada. El joven reconoció los hechos con algunas lagunas -"no me acuerdo muy bien, pero creo que las cosas han sido así"- y se conformó con una pena que roza los 40 años de prisión durante el juicio celebrado en la Audiencia.

El acusado, de 24 años y que estaba fugado de es Pinaret cuando cometió los hechos, se declaró autor de ocho delitos: intento de asesinato, agresión sexual, incendio, robo con violencia, robo con fuerza, estafa, lesiones y quebrantamiento de condena. Todo con la atenuante de drogadicción. "Quiero pedir disculpas a la víctima por el daño causado y mostrar mi arrepentimiento", dijo antes de regresar a la cárcel, de dónde no saldrá hasta 2042.

El relato, pactado al igual que las penas por la fiscal, el abogado defensor Miguel Ángel Villalonga, la acusación particular y la abogacía de la Comunidad, personada como responsable civil, arranca el 15 de octubre de 2017. El hombre se coló en una vivienda de la calle Capità Vila, en Palma, y se llevó un televisor. Volvió a la casa dos días después para robar más cosas. Pero esa mañana, la moradora estaba allí, durmiendo. La mujer despertó sobresaltada y vio al intruso, que esgrimía un cuchillo de cocina. "Dame la tarjeta y el dinero", le exigió. Forcejearon hasta que él le apretó al cuello y ella empezó a quedarse sin oxígeno. El hombre la obligó entonces a hacerle una felación y luego la hizo desnudarse y la violó.

Después la ató de manos y pies con un cable y un pañuelo, uniendo ambas ataduras para que no pudiera moverse, y le pidió el número de seguridad de su tarjeta de crédito bajo amenazas de muerte. En cuanto lo consiguió, arrastró a la víctima hasta el vestidor y la obligó a tomarse cinco pastillas de un potente fármaco tranquilizante. La llevó entonces al salón y volvió a violarla.

El delincuente quiso asegurarse, antes de escapar, de que la víctima no pudiera pedir ayuda. Le hizo tomar otras cinco pastillas y tras comprobar que le habían hecho efecto y estaba inconsciente, prendió fuego a la casa en tres puntos diferentes. Se fue de allí dejando a la mujer drogada, maniatada y amordazada.

Mientras las llamas empezaban a devorar el inmueble, el hombre se dirigió a un cajero cercano y utilizó la tarjeta de la víctima para sacar 600 euros.

La mujer despertó a tiempo. Con la casa tomada por el humo, solo consiguió desatarse los pies y comprobó que todas las puertas y ventanas estaban cerradas. En un intento desesperado de sobrevivir, rompió un cristal con la cabeza, cogió aire, se liberó las manos y pidió ayuda. Un vecino la oyó y consiguió rescatarla, abriendo a golpes la puerta de la vivienda. Los bomberos comprobaron que el incendio estaba fuera de control y el edificio, de cinco plantas, fue desalojado.

La víctima sufrió diversas lesiones físicas e importantes secuelas psicológicas, por las que precisó tratamiento psiquiátrico. El acusado, de nacionalidad francesa y con varios antecedentes por robos, fue detenido cuatro días después. Estaba fugado de es Pinaret, donde cumplía condena por delitos cometidos cuando era menor. Desde entonces está preso.

El hombre compareció este lunes ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia, donde firmó el acuerdo alcanzado por las partes. Aunque dijo no recordar "muy bien" lo sucedido, admitió uno a uno todos los hechos imputados por las acusaciones y se declaró autor de los ocho delitos con la atenuante de haber actuado bajo la influencia de las drogas. Aceptó penas que suman 39 años y medio de prisión, con un cumplimiento máximo de 25 años.

La víctima fue llamada a declarar y, ante los problemas técnicos para que lo hiciera por videoconferencia, llegó a entrar en la sala. Estaba muy nerviosa y visiblemente alterada, por lo que se acordó evitarle el trago de narrar lo ocurrido otra vez.