El comisario jubilado Enrique García Castaño declaró el pasado 26 de marzo ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, intructor del 'caso Kitchen', que el excomisario José Manuel Villarejo informaba de sus investigaciones a Mariano Rajoy, en aquel entonces presidente del Gobierno, "a través de un intermediario". El ex jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía Nacional hizo esta declaración como imputado a petición propia mostrando su intención de contestar a todas las preguntas que se le formularan para colaborar plenamente con la justicia.

García Castaño sostuvo a preguntas de los fiscales Ignacio Stampa y Miguel Serrano, que por momentos fue muy bronco, había un dispositivo, según consta en los audios a los que ha tenido acceso este diario, que el dispositivo ilegal montado para neutralizar la documentación que pudiera guardar el extesorero Luis Bárcenas contaba "con tres patas". Según su declaración en sede judicial, tanto Rajoy como la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal estaban al corriente del operativo. Él a través de Villarejo y ella por Andrés Gómez Gordo, al que sus compañeros llamaban incluso "Cospedín". Según el exjefe de la UCAO, Gómez Gordo fue él quien trajo de la mano como colaborar a Sergiro Ríos en el operativo, y en ese momento no pertenecía al cuerpo policial, porque director general incluso en el Gobierno de Cospedal en Castilla-La Mancha.

García Castaño afirma que era quien menos pintaba de las "tres patas" del operativo. Primero el director adjunto operativo, Eugenio Pino, le pidió que investigara con su unidad el patrimonio de Bárcenas, como podía entrar en la normalidad. El problema surgió cuando el entonces secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, fue quien le ordenó a él encontrar los discos duros que sospechaban Bárcenas, en los que sospechaban que guardaba toda la contabilidad del PP, incluidas las donaciones y pagos en b. Declaró que fue a él a quien le entregó el volcado del contenido de los teléfonos móviles y el iPad de Bárcenas "en mano", lo que provocó la imputación del exnúmero dos de Interior.

Como el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, aceptó colaborar con la policía de la mano de Gómez Gordo, según el imputado, Pino reclamó la incorporación de Villarejo a la Dirección Adjunta Operativa. Según García Castaño, si lo hizo por una orden, solo podía ser por orden del director general de la Policía, el secretario de Estado o el ministro.

También participó la Unidad de Asuntos Internos (UAI) y explicó que uno de sus primeros servicios fue seguir a una persona a quien Bárcenas recurrió: "Era un individuo que iba a hablar con un ingeniero que era colombiano. Según nuestra información, Bárcenas tenía información sobre sus cuentas corrientes en la nube y quería borrarlas".

Según declara García Castaño, es el también imputado Gómez Gordo quien empieza a hablar de que los discos duros que Bárcenas tenía en su despacho Génova no fueron destruidos, por lo que había que buscarlos. En ellos, se cría que hubiera documentos que probaban la contabilidad en b del partido y los ingresos en negro, con imágenes de las cámaras de la sede de la madrileña calle Génova con las personas que entraban, así como de cuentas en Suiza de ciertos dirigentes como Javier Arenas o Francisco Álvarez Cascos.Fernández Díaz pide ser testigo

Por otro lado, el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz ha recurrido su imputación en un auto al que ha tenido acceso este periódico en el que se postula como testigo, poniendo en cuestión la autenticidad de los mensajes que, según su número dos, le envió y que este llevó a un notario para oficializarlo.

En el recurso remitido al Juzgado Central de Instrucción número 6, el exministro sostiene que debió ser llamado como testigo para colaborar con la justicia. En los sms guardados por Martínez, Fernández Díaz parece conocer la operación ilegal y le advierte de la "importancia" que tiene el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, a la hora de arrebatarle documentación. Incluso, llega a calificarla de "éxito".