El revuelo que ha provocado Sebastià Taltavull al vacunarse irregularmente -no es usuario de más de 80 años de ninguna residencia- le obligó ayer a administrarse la segunda dosis de manera furtiva. Tras ponerse la primera dosis el pasado día 5, ayer le tocaba la segunda; y se la puso. Consciente de que su comportamiento ha despertado indignación y expectación mediática, Taltavull preparó con sus colaboradores más próximos un dispositivo para esquivar la imagen de su llegada a la Casa sacerdotal de Sant Pere y Sant Bernat, en Palma, donde ya le pusieron la primera inyección de la vacuna.

Ayer Taltavull logró evitar ser fotografiado y grabado, así como tener que hacer declaraciones a la prensa. Para ello, según fuentes diocesanas, en un hecho insólito se le preparó una estancia y durmió la noche del miércoles al jueves en la Casa sacerdotal. De este modo, a las 9 de la mañana, cuando llegó el equipo sanitario para vacunar a los residentes y al personal, el obispo recibió la segunda dosis sin que se le viera llegar desde la calle. Taltavull no vive en la Casa sacerdotal. No obstante, en un primer momento, cuando se supo descubierto, intentó vender que tiene una habitación allí y por eso tenía derecho a ser vacunado junto a los sacerdotes, en su mayoría ya jubilados, que sí viven a diario en Sant Pere y Sant Bernat. "¿El obispo? Claro que no vive aquí, todo el mundo lo sabe, él vive en su casa, en el Palacio Episcopal", corroboraron ayer curas como Julià Cifre o Llorenç Sastre, ambos residentes.

Tras haber recibido la segunda dosis de la vacuna contra la covid-19, el obispo habría permanecido en la Casa sacerdotal buena parte del día, de nuevo para impedir ser fotografiado. A las 19 horas debía presidir el funeral por el presbítero fallecido Jaume Serra, en la parroquia de Llubí. Monseñor Taltavull llegó unos diez minutos tarde, pero ofició la eucaristía junto a otros concelebrantes.

Según fuentes cercanas, Taltavull está dolido por la repercusión que está teniendo su caso, e internamente también ha expresado su malestar porque no hay curas ni laicos que le defiendan públicamente con cartas en los diarios.