Las autoridades españolas afirman que los dos periodistas por los que ha recibido una alerta del Consejo de Europa tras haber sido golpeados en una manifestación en favor del rapero Pablo Hasél el 18 de febrero en Valencia no llevaban distintivos para ser identificados como prensa.

"No llevaban elementos de identificación externa" como periodistas, señala en una carta con fecha del 31 de marzo el representante de España ante el Consejo de Europa, Manuel Montobbio, en respuesta a la Plataforma para la Protección del Periodismo y la Seguridad de los Periodistas de ese organismo.

A partir de los datos facilitados por el Ministerio del Interior Montobbio recuerda en la misiva publicada en la web de la plataforma la obligación de ir identificados, ya que si no "sería difícil diferenciar quiénes son periodistas y quiénes no en una situación de desorden público" en la que es necesaria una intervención policial.

La normativa sobre esa obligación, con fecha del 15 de enero de 2021, está recogida en un Acuerdo entre la Secretaría de Estado de Seguridad, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y la Asociación Nacional de Informadores Gráficos de Prensa y Televisión.

Los periodistas deben llevar un chaleco identificador, además de la credencial profesional "para que los agentes de Policía puedan visualizar y reconocer rápidamente su pertenencia a este grupo profesional".

Mar Segura, del programa "Próxima Parada" de la cadena de televisión valenciana À Punt, y Sergi Pau, redactor del digital València Extra, "declararon haber sido golpeados con porras por la policía antidisturbios".

Según la alerta del Consejo de Europa, Segura "acababa de terminar una retransmisión en directo con su móvil cuando la Policía le golpeó en la pierna con una porra, lo que le provocó contusiones".

Pau - según el organismo paneuropeo - "recibió golpes en su mochila a pesar de que llevaba su acreditación de prensa colgada del cuello". No resultó herido.

Dijo que fue bloqueado por cuatro agentes en una boca de metro, a los que señaló que era periodista y volvía a casa: "En un momento, después de volver a gritar para pedirme que abandonara el lugar, me golpearon en la mochila".

España precisa en la carta que el acuerdo del 15 de enero no autoriza a los periodistas acceder a zonas declaradas "restringidas" por la Policía y pone el acento en que lo que comenzó como una manifestación pacífica derivó en un desorden público, con daños y quema de mobiliario urbano.

La Policía -insiste - usó la "mínima fuerza necesaria" y "prueba de ello serían los supuestos golpes en la pierna (una zona no vital) y la mochila de los periodistas".