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Los cuatro retos de Sánchez tras el fin del estado de alarma

Completar la vacunación, reactivar la economía, proseguir la distensión con Catalunya y despejar el frente interno son los principales desafíos del presidente

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a la segunda jornada de la Cumbre Social de la UE, el pasado 8 de mayo en Oporto, Portugal.

Las elecciones madrileñas del 4-M y el fin del estado de alarma, apenas cinco días después, abren, en cierto modo, la segunda parte de la legislatura, y quizá un cambio de ciclo. El Gobierno de Pedro Sánchez entiende que, con el avance de la vacunación, es tiempo de reabrir la economía, recuperar la antigua normalidad poco a poco, los afectos y hasta la "alegría", y en esta nueva etapa es clave la inyección de los fondos europeos (140.000 millones de euros, 72.000 a gastar en los próximos tres años). Pero la pandemia aún no ha concluido, y el presidente está siendo acusado de haber dejado a las autonomías a su suerte, de modo que se arriesga a que la gestión de este último tramo de la lucha contra el covid se le vuelva en contra, como espera el PP, o que el resorte de trasladar al Supremo la decisión final sobre las restricciones autonómicas no acabe de funcionar, si bien ya no descarta modificaciones legales.

Todo ello, en el flanco institucional. Pero en el frente interno el desafío no es menor. Sánchez tiene abierta una doble partida: la batalla definitiva contra Susana Díaz en Andalucía y la renovación del PSOE madrileño tras la dimisión de su secretario general, José Manuel Franco, y la salida de escena de Ángel Gabilondo. Y, a medio plazo, tiene en el horizonte el 40º Congreso Federal del partido, en el que se prevé una profunda remodelación de la cúpula, aunque no una remoción de su núcleo duro en Ferraz.

Sánchez ha vuelto a reiterar esta semana -fue diáfano en la reunión de la ejecutiva del jueves, porque no ha respondido a preguntas de los periodistas desde el desastre del 4-M- que piensa agotar la legislatura: las generales llegarán, les comentó a sus compañeros, tras las autonómicas y municipales de mayo de 2023. De hecho, el presidente quiere seguir al frente del país durante el segundo semestre de ese año, cuando España asume la presidencia rotatoria de la UE.

Las encuestas se empiezan a torcer, y algunas están apuntando a un PP como primera fuerza, pero en la Moncloa creen que se debe más al 'efecto champán' provocado por el triunfo arrollador de Isabel Díaz Ayuso y que se podrá revertir. Pero antes de las generales Sánchez deberá enfrentarse a cuatro retos principales. Los que siguen.

Cumplir el objetivo de vacunación y bajar la incidencia ya sin alarma

Sánchez se marcó como objetivo tener inmunizado al 70% de la población (33 millones de ciudadanos) a finales de agosto. El primer hito en ese recorrido, cinco millones de vacunados para la primera semana de mayo, sí se ha conseguido gracias a la entrada de más viales desde abril. La administración de sueros está cogiendo velocidad de crucero: el 28% (13,2 millones) cuenta con al menos una dosis y 5,9 millones (el 12,6%) ya tiene la pauta completa. La incidencia acumulada bajó el viernes a los 198,60 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días.

Las fiestas, botellones y aglomeraciones vistas en varios puntos de España en la madrugada del sábado al domingo, coincidiendo con el fin del estado de alarma, han vuelto a poner en cuestión la estrategia del Gobierno. El líder del PP, Pablo Casado, subrayó este domingo que Sánchez "será el responsable si hay otra ola sin que las comunidades autónomas tengan la ley de pandemias" que su partido lleva exigiendo durante un año. Paco Igea, vicepresidente de Castilla y León, de Cs, afirmaba también que si el Ejecutivo se ve obligado a decretar la alarma por un repunte de los contagios, debería "dimitir".

El Ejecutivo defiende, por su parte, que las comunidades, con una situación epidemiológica diferente pero con unas condiciones de partida "bastante aceptables", sí cuentan con herramientas legales suficientes para controlar la pandemia, sin necesidad de una alarma en todo el país. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, remarcaba el sábado que ya está en vigor el instrumento que aprobó el martes el Consejo de Ministros: la opción de que las autonomías recurran en casación al Tribunal Supremo si sus restricciones son tumbadas por sus respectivos Tribunales Superiores de Justicia. El Gobierno canario es el primero que ha hecho uso de esta herramienta, después de que el TSJC denegara mantener el toque de queda y el cierre perimetral. El gabinete técnico de lo Contencioso-Administrativo del Alto Tribunal ya ha advertido de que ve "muy problemático" cumplir el plazo de cinco días hábiles que el decreto ley le concede para resolver los recursos.

El Gobierno se ha abierto por primera vez a reformas legislativas, como le lleva pidiendo el PP. Este lunes, en una tribuna en 'El País', el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, reconoce que si de las resoluciones del Supremo "se desprende la necesidad de realizar cambios legales adicionales, se estudiarán y propondrán a las Cortes". Y recuerda que las autonomías pueden pedir la alarma para sus territorios.

La apertura económica y la recuperación del turismo

El Gobierno insiste en que la segunda parte de la legislatura se juega en la economía. En cómo España gasta en los próximos tres años los 72.000 millones a fondo perdido que llegarán de Europa y en cómo afecta al bolsillo de los ciudadanos. Ello podría mitigar, confían en la Moncloa, el cataclismo vivido en Madrid, que la cúpula socialista no considera extrapolable al resto de España. El Ejecutivo está trabajando ya con las comunidades para el reparto de las ayudas. Y, de cara a la UE, intenta trasladar el mensaje de "estabilidad", de que la coalición funciona y que no morirá pronto. El bipartito navega por ahora con menos ruido desde el ascenso de Yolanda Díaz como vicepresidenta tercera y la salida de Pablo Iglesias.

En la reactivación económica es fundamental el papel del turismo, que antes de la pandemia aportaba en torno al 12% del PIB. Ahora, la previsión de la titular del ramo, la ministra Reyes Maroto, es que este verano el volumen de turistas puede rondar el 50% respecto al registrado en 2019 o algo mejor. España defiende el certificado verde digital que desarrolla la UE, pero también la iniciativa de la OCDE para un pasaporte de movilidad seguro, para "restaurar la confianza en los viajes" y reanimar el turismo internacional. El primer gran escaparate, tras la salida de la alarma, será la feria Fitur, que se abre el 17 de mayo en Madrid.

Esperando a Catalunya y al PP

Sánchez ha sufrido con algunas iniciativas parlamentarias, pero tiene por ahora garantizada la estabilidad con sus socios de legislatura. Sobre todo con el PNV. La relación con ERC está a la espera de cómo se resuelva la gobernabilidad en Catalunya, aunque 'a priori' un Ejecutivo de Pere Aragonès en solitario concedería más margen de maniobra a los suyos en el Congreso. Pero el Gobierno no se fía por las "trampas" que le pueda poner JxCat. Pero si finalmente no hay investidura antes del 26 de mayo, los catalanes regresarían a las urnas en pleno verano.

La Moncloa aún guarda en el cajón la reforma de los delitos de sedición y rebelión y también la resolución de los indultos a los líderes independentistas condenados. El Supremo podría emitir su informe en los próximos días, lo que añadirá más presión para el Gobierno.

Además, el Ejecutivo espera que, ahora que no hay elecciones convocadas, pueda concluirse la renovación institucional pendiente y el PP se avenga a cerrar el pacto. El escollo principal siempre ha sido el relevo en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo mandato caducó en diciembre de 2018, aunque otros órganos como el Tribunal Constitucional o el Defensor del Pueblo tienen también vacantes desde hace meses y meses.

La batalla por el poder del PSOE en Andalucía y Madrid... y la renovación en Ferraz

Tras dos años de sosiego interior, el PSOE se sumerge de nuevo en una batalla por el poder. La más mediática, y en la que Sánchez se juega más, es Andalucía. Las primarias para elegir al candidato de la Junta son el pulso definitivo entre el hoy presidente y la secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz. Ferraz, tras muchas dudas, se decidió por el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, como rival de la expresidenta, aunque en los últimos días él ha intentado tomar distancia para despojarse de la etiqueta de candidato impulsado desde Madrid. La dirección federal cree que Espadas ganará la contienda por el agrietamiento en las filas susanistas y el desgaste de la líder del PSOE-A, que concurre como la aspirante "de la militancia".

Para Sánchez, una victoria de Díaz no supondría solo la resurrección imprevista de su adversaria, sino una derrota humillante que se suma a la catástrofe del 4-M y un mal augurio para las siguientes elecciones andaluzas. En la cúpula están convencidos de que la expresidenta no solo no suma apoyos, sino que resta. Si las opciones frente a un cada vez más consolidado Juanma Moreno son complicadas, con Díaz, aducen, serían menores.

En Madrid, el rumbo no está nada claro. Sánchez, en la reunión de la ejecutiva del jueves pasado, defendió, frente a los que pedían más autonomía para la federación, que no se iba a desentender del PSOE-M, su cuna política. Y menos cuando él ha sido señalado como el gran derrotado en las urnas, les dijo. El presidente esgrimió que los candidatos surgidos en la federación tampoco han tenido mejores resultados que los que han sido lanzados desde Ferraz.

Tras la dimisión de José Manuel Franco y la caída de toda su dirección, y la renuncia al acta de Ángel Gabilondo, la cúpula ha nombrado una gestora presidida por una mujer de la total confianza de Sánchez (y del líder dimisionario), la diputada nacional Isaura Leal. El peso de la dirección provisional recaerá en ella y en el encargado de llevar las riendas del aparato hasta el congreso regional, a finales de año: Fran Martín, director general en la Moncloa y hombre muy próximo al número dos del Gabinete del presidente, Félix Bolaños.

La gestora, muy continuista con la ejecutiva saliente, ha sido vista con decepción por algunos cuadros del PSOE-M, por su bajo perfil político y por la escasa presencia de los municipios de mayor población, el único motor que le queda a la federación y que aún carbura. De las grandes ciudades, solo está representada Leganés a través de su alcalde, Santi Llorente. La otra regidora integrante de la cúpula interina es María Cano, primera edil de Robregordo, un pequeño pueblo de la sierra norte madrileña de 65 habitantes. Sánchez aún no ha señalado quién será el sucesor de Franco, aunque en la parrilla figuran los diputados regionales Juan Lobato, exregidor de Soto del Real y técnico de Hacienda, y Mónica Carazo, coordinadora de la campaña de Gabilondo, arquitecta y vicealcaldesa de Rivas Vaciamadrid.

El 15, 16 y 17 de octubre se celebrará en Valencia el 40º Congreso Federal del PSOE. Aún es pronto para saber cómo dará forma Sánchez al partido, pero sí se anticipa que el secretario general acometerá una reducción de su ejecutiva -ahora tiene 47 miembros, dos menos que cuando nació en 2017 por las salidas de José Félix Tezanos y Beatriz Corredor- y que se renovará en profundidad. Pero todas las fuentes consultadas indican que lo más probable es que no haya cambios en su núcleo duro, compuesto por la vicesecretaria general, Adriana Lastra; el secretario de Organización, José Luis Ábalos; el responsable de Coordinación Territorial, Santos Cerdán, y la responsable de Igualdad y vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo. De este escalón de poder, el nombre que suscita más dudas es el de Ábalos, aunque en Ferraz intuyen que el presidente no se deshará en ningún caso de él. El cónclave federal servirá, en todo, para relanzar el proyecto, para reconfigurar el timón del PSOE y, quizá, para lanzar nuevos rostros que permitan dar pistas sobre el futuro.

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