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Análisis en tiempo real

Crisis de Gobierno: Adiós a intocables, guiño a la UE y dique a Podemos

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Reuters

Vaya por delante que esto es un análisis de urgencia. Para intentar ayudar con algunas claves a interpretar mejor, en tiempo real, la crisis de Gobierno con la que Pedro Sánchez ha querido que ustedes, sus ministros pasados y futuros, y nosotros, los periodistas, pasemos un poco más ¿entretenidos? este tórrido sábado de agosto. La primera conclusión que deja esta remodelación gubernamental es que para Sánchez solo hay dos elementos intocables en su gabinete: él mismo como presidente y su indispensable alianza con Podemos si quiere seguir gobernando. Todo lo demás, es tocable, finito, adaptable, modulable, sustituible… hasta el que ha sido hasta ahora archiconocido jefe de gabinete, Iván Redondo, o su ya ex vicepresidenta Carmen Calvo. 

Ambos, que no puede decirse que hayan sabido entenderse en estos años, salen de La Moncloa. Sí, sí. Y es una inequívoca señal de lo profundo que es en fondo y forma este cambio de pantalla política. Y de que Sánchez pretende que externa e internamente (entiéndase aquí la referencia a un PSOE desganado que ha de hacer frente a las advertencias demoscópicas) se ponga en valor el grosor de los muros que derriba. De hecho, las mudanzas de hoy en el Gobierno darán paso a otra reforma general, ya en otoño, en el organigrama socialista. Hace falta capacidad de pegada (política), debe pensar el presidente, si se quiere alejar el fantasma de una peligrosa suma del PP de Pablo Casado arrastrado por Díaz Ayuso y Vox

Pero volvamos a la remodelación en marcha, que tiene miga. Redondo será sustituido por Óscar López, un veterano de las filas socialistas que estaba, actualmente, alejado de la primera línea política y al cargo de la red nacional de Paradores de España. López, amigo de Sánchez, sustituye ni más ni menos que a la persona que hasta el momento ha copado tantos o más titulares que el propio presidente. A él, a Redondo, se le ha atribuido casi todo lo que ha ocurrido en estos meses en el Gobierno e incluso en el partido. Y algo de razón había en tanta leyenda, sazonada de vez en cuando con una pizca de ficción. Pero es obvio que el jefe del Ejecutivo ha dejado correr las teorías del supuesto poder absoluto de su mano derecha, al tiempo que le otorgó múltiples capacidades después cuestionadas, como la dirección del tráfico de los fondos europeos…. Todo esto ya es historia.

Fin de la era redondista. Fin también de la era Calvo como máxima guardiana de las esencias de un Ejecutivo socialista obligado a compartir mantel gubernamental con Podemos. Uff. Qué complicada ha sido la relación de la hasta ahora vicepresidenta primera con algunos ministerios morados. Especialmente con el de Irene Montero, titular de Igualdad, un área que ella jamás hubiera deseado que saliera de su propia jurisdicción. Ahora será otra vicepresidenta, Nadia Calviño, quien ocupe su lugar en la vicepresidencia primera y quien tome los mandos de la comisión de secretarios y subsecretarios –verdadera cocina de cualquier Ejecutivo- . Su nombramiento es todo un mensaje para la Unión Europea, a punto de soltar el próximo martes el primer tramo de fondos para recuperación postcovid dirigido a España, y pendiente de que se cumplan con ortodoxia las reformas (no todas sencillas) prometidas a cambio de que el dinero llegue a las arcas nacionales. Calviño no es un nombramiento. Es una declaración de intenciones. Y un dique para Unidas Podemos, que desde ya sabrá sin preguntar donde están los límites…

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