Otros seis de los doce agentes de la Policía Nacional investigados por un delito de allanamiento de morada por tirar abajo la puerta de un piso de Villaverde han defendido ante el juez que la intervención policial estaba legitimada por la ley al acceder para comprobar una llamada que alertaba de que había una mujer gritando y un bebé llorando, han informado a Europa Press fuentes jurídicas.

El juez Marcelino Sexmero y la fiscal del caso han escuchado esta mañana la versión de otros seis agentes después de que el pasado 13 de octubre se tomara declaración a otros seis policías imputados en el procedimiento penal.

"La gravedad de la situación requería la intervención", han insistido los agentes ante el magistrado. Dos de los policías han manifestado que vieron a una mujer pedir auxilio desde una de las ventanas de la vivienda, según las mismas fuentes.

Los policías sostienen que este caso no tiene nada que ver con la llamada 'patada en la puerta' referida a la intervención policial que se produjo el pasado 21 de marzo en un piso de la calle Lagasca en cuyo interior se celebraba una fiesta ilegal a pesar de las restricciones de la pandemia.

En esta ocasión, los agentes accedieron con un ariete ante la negativa de las personas que estaban en el interior de identificarse, hechos por los que están procesados por un delito de allanamiento de morada.

En el caso del piso de Villaverde, los policías mantienen que no había ninguna fiesta y que acudieron al lugar tras una llamada de una vecina a la Sala del 091 alertando de que se podía estar produciendo un hecho violento.

En la causa están investigados doce agentes por allanamiento de morada y cinco personas que estaban en el piso por delitos de atentado, desobediencia y lesiones.

"Nadie da la cara"

A las puertas de los juzgados, una portavoz de Jupol ha subrayado que la actuación de los agentes cumplió "todas las garantías establecidas por la ley", dado que se produjo a raíz de una llamada a la Sala del 091. "Estuvo bien estipulada y realizada. Tenían que intervenir para comprobar la integridad de la mujer y el bebé", ha afirmado.

Seguidamente, ha aseverado que los agentes no se sientes protegidos y menos por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. "Se nos mira todo escrupulosamente y no se nos protege. Cuando actuamos, tememos que nadie de la cara por nosotros", ha reprochado.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. EP

"Existe cierto malestar entre los agentes porque estaban cumpliendo con su trabajo y se encuentran con esta situación. En ocasiones no saben qué hacer y tienen que valorar si prima primero la integridad de las personas o una autorización judicial para acceder", han apuntado a Europa Press fuentes jurídicas.

Al igual que sus compañeros, los policías han explicado ante el instructor que entraron para comprobar la integridad de la mujer y de su bebé a consecuencia de una llamada a la Sala del 091. Algunos de los agentes que participaron en el operativo estaban en prácticas.

Nada más llegar el indicativo, se produjo un lanzamiento de botellas por parte de las personas que estaban en el interior de la vivienda, por lo que procedieron a intervenir.

El abogado de Jupol ha solicitado que declare como testigo el inspector que estaba al mando del operativo. Además, los agentes solicitarán que se aporte como prueba a la causa la transcripción de dicha llamada para verificar ante el instructor que se estaba cometiendo un delito flagrante, un extremo que permitiría a los policías acceder a la fuerza.

Frente a la versión policial, los denunciantes sostienen que sí se estaba celebrando una fiesta y que estaban haciendo bastante ruido al estar jugando a la 'PlayStation', siendo cinco personas sin estar infringiendo las restricciones que había en ese momento por la pandemia.

Fuerte reyerta

Según el atestado policial, al que tuvo acceso Europa Press, los agentes recibieron un aviso a las 5.30 horas del pasado 9 de diciembre en el que se alertaba de que se estaba produciendo una "fuerte reyerta" en el citado piso, "pudiendo escuchar una vecina fuertes gritos de una mujer, así como un niño llorando".

A su llegada, los agentes fueron recibidos con lanzamientos de botellas desde una de las ventadas. Uno de los policías relató que al subir por las escaleras, escuchó un gran escándalo y golpes que provenían de la vivienda objeto del atestado.

Los moradores se negaron a abrir la puerta y comenzaron a insultar a los agentes, advirtiendo éstos que debían entrar a comprobar la integridad de la mujer y el niño.

Tras proseguir los insultos y amenazas, el responsable del operativo indicó que había que entrar "ante la posibilidad de que en dicha vivienda se estuviera produciendo un hecho violento, con peligro para la integridad física de una mujer y su hijo".

"Los agentes comenzaron a golpear la puerta tratando de acceder al interior, consiguiendo desencajar el marco, aunque no resulta posible acceder por encontrarse estas personas empujando", recoge el atestado. La intervención se prolongó durante más de una hora. Finalmente, lograron entrar en el domicilio y procedieron a engrilletar a los moradores.

En la denuncia de los moradores, a la que tuvo acceso Europa Press, las personas que estaban en el interior de la vivienda denuncian que sufrieron lesiones y golpes por parte de los agentes, tachando la intervención de "grave", "antijurídica" y "desproporcionada".