El volcán de La Palma sigue muy activo. El fin de semana ha confirmado lo que muchos palmeros temían, que al Cumbre Vieja todavía le queda mucho qué decir. El pasado viernes se abrió una nueva boca eruptiva al sur del principal centro emisor y los expertos no descartan que la nueva apertura acabe por formar un segundo cráter o cono volcánico. La erupción volcánica de Cumbre Vieja ha arrasado ya un total de 789,6 hectáreas --35,8 más en las últimas 41 horas-- y 1.835 edificaciones, 121 más que en la última actualización del sistema europeo vía satélite 'Copernicus'.
Según el último informe del Departamento de Seguridad Nacional, las coladas que presentan mayor carga de energía y aporte de lava son las de las proximidades de La Laguna, en Los Llanos de Aridane, que, en estos momentos y a menor velocidad, continúan avanzando en dirección oeste y noroeste.
Las imágenes que han tomado los vulcanólogos que estudian de cerca cada segundo de este proceso eruptivo creen que el volcán ha retomado con fuerza su fase estromboliana o explosiva y que además mantiene su característica efusiva con la expulsión de lava muy líquida que proviene de mayor profundidad.
La columna de ceniza y gases del cono principal alcanza ya los 4,5 kilómetros de altitud y la ceniza cubre ya gran parte de la isla, con los problemas que conlleva para el cultivo de plátanos y, sobre todo, la actividad del aeropuerto de la Palma.
En el centro de la investigación mundial de volcanes
La erupción de la Palma ha situado al Cumbre Vieja en el centro del estudio vulcanológico mundial. La actividad del volcán tiene características muy concretas que lo hacen muy especial. Al situarse en una isla su estructura no solo se limita a la visible sino a todo el edificio volcánico sobre el que se ha ido formando La Palma. Al igual que el resto de islas del archipiélago canario, el Cumbre Vieja es es solo la punta del iceberg de un gigantesco volcán que tendría más de 6 kilómetros de altura desde el lecho marino hasta sus bocas eruptivas.
