El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha recibido con resignación la lentitud de la Unión Europea a la hora de diseñar una respuesta “contundente” que permita responder con ambición a la escalada de los precios de la luz. “Nos gustaría ir más rápido pero en Bruselas y en la Unión Europea los pasos se dan a un ritmo menos intenso del que desearíamos. El Gobierno continuará avanzando y trabajando para encontrar soluciones a nivel europeo además de las que hemos puesto a nivel nacional”, ha prometido a su llegada a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que mantiene este jueves un “debate estratégico” sobre la evolución del mercado y los precios de la energía.

“El aumento del precio de la energía no es algo que ocurra solo en España, sino en toda Europa, y por tanto hemos solicitado al Consejo y a la Comisión Europea ver la manera de actuar en tres aspectos”, ha explicado Sánchez. En primer lugar, en todo lo relacionado con la formación del precio de la electricidad que, según el dirigente español, está distorsionado por los elevados precios del precio del gas. El segundo, la posibilidad de poner en macha compras conjuntas de gas “para aumentar el poder de negociación” de los estados miembros y, por último, vigilar de cerca la evolución de la especulación en el mercado de derechos de emisiones de CO2

El debate, que se prolongado más de cuatro horas, se ha introducido en la agenda de la cumbre europea a petición de España y ha permitido a los líderes europeos pronunciarse por primera vez sobre la “caja de herramientas” propuesta hace una semana por la Comisión Europea. Es un documento insuficiente a ojos de España, que esquiva sus principales peticiones, aunque Sánchez lo ha calificado este jueves como “un buen primer paso” porque incluye el compromiso de presentar a mediados de noviembre un informe preliminar -el definitivo llegará en primavera de 2022- sobre el funcionamiento del mercado eléctrico que deberá evaluar la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía de la UE.

“Siempre aspiramos a una mayor ambición y a incorporar un sentido de urgencia a este debate porque es una situación que está atravesando a todos los países europeos y que puede minar la competitividad de la economía europea, si nos comparamos con otras economías donde el precio de la energía no está siendo tan elevado como en Europa”, ha alertado Sánchez haciendo especial hincapié en que este problema tiene no solo para el consumidor sino también para la industria. “Nos gustaría, insisto, ir más rápido pero estos son los tiempos de Bruselas. Nosotros lo que vamos a hacer es tener una actitud lo más constructiva posible porque es un problema que importa a la economía europea, los ciudadanos y la industria. El Gobierno de España está tomando muchas medidas a nivel nacional pero necesitamos también el complemento europeo”, ha reclamado.

División de opiniones

El problema es que no todos los líderes europeos consideran que existe la urgencia de la que advierte Sánchez, que ha mantenido varios encuentros bilaterales antes del Consejo Europeo con su presidente, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Aunque ambos, según fuentes españolas, han mostrado “sensibilidad” hacia las posiciones españolas no es el caso de todos los líderes europeos. Para muchos el problema es temporal y se debe a una mezcla de problemas derivados del aumento de la demanda de gas de Asia, a un recorte en la producción de gas de Rusia y al aumento del precio del régimen de comercio de emisiones aunque la situación se reacomodará cuando pase el invierno. 

Es el caso de Berlín o La Haya que apuestan por ir paso a paso y seguir la hoja de ruta marcada por Bruselas. “La Comisión Europea ha presentado una comunicación muy buena. Creo que tenemos que reaccionar con prudencia”, ha recomendado la canciller alemana Angela Merkelque previsiblemente y tras 16 años al frente de la cancillería y 107 cumbres europeas protagoniza (previsiblemente) su último Consejo Europeo. Para otros, en cambio, el problema está en Moscú, en la especulación en el mercado del CO2 y el plan climático de la UE para rebajar las emisiones de CO2 un 55%. Es el caso de Polonia o Hungría. Su primer ministro, Viktor Orbán, ha aprovechado para arremeter contra el pacto verde que ha tachado de “fantasía utópica”.

Pese a estas posiciones, España también ha recibido durante la cumbre cierta comprensión de otras capitales. “No estoy en contra de las compras conjuntas (de gas) pero la situación es diferente en los países europeos. España es un caso particular porque es una isla energética. La situación de Bélgica es diferente porque estamos conectados a muchas fuentes de energía pero no estoy en contra si puede ayudar a algunos países”, ha apuntado el primer ministro belga, Alexander de Croo, sobre una de las propuestas planteadas por Sánchez. El objetivo de Sánchez es que la UE se comprometa a incluir el debate de nuevo en la cumbre de finales de diciembre.