El congreso regional del PP de Castilla-La Mancha arrancó este sábado y servirá para reelegir como líder del partido en esa comunidad a Paco Nuñez. Pero también para que los principales dirigentes desfilen por Puertollano, lugar elegido para el cónclave. El secretario general, Teodoro García Egea, inauguró el congreso con su habitual mensaje de unidad y de cuidar el partido por las bases. "Tenemos que unir para ganar y ganar para gobernar", insistiendo en que “las dos certezas que hoy existen” son que “la cuenta atrás de Pedro Sánchez ha empezado y que sólo Casado puede ganarle”.

Y, de ahí, que el número dos del partido recordara que “ya hemos visto muchos inventos” y que eso es lo que hay que recordar “cuando vayamos a votar”. “La única forma de ganar a Sánchez es unirse en torno al proyecto del PP. Otros tienen modas y salen en las tertulias. Nosotros tenemos un partido y unas convicciones que se verán reflejadas en un proyecto de gobierno. Los otros pasarán de moda y se irán por donde han venido”, zanjó García Egea.

Aunque evitó dar mensajes claros en clave interna y con todas las miradas puestas en la guerra por el control del PP de Madrid, el secretario general sí dejó claro que Casado “está centrado en lo importante” y “no se ocupa de lo accesorio” porque no defraudará las esperanzas de los españoles. “Como estamos preparados y centrados en lo importante no vamos a defraudarles”, repitió. Es uno de los argumentos que reitera la dirección nacional en estas semanas convulsas entre Génova y Sol, dejando claro que lo que hace falta es “trabajar” y “centrarse en lo importante” como las enmiendas a los Presupuestos de Sánchez sin alimentar la pugna madrileña. Egea se dio un verdadero baño de masas a las puertas del congreso, con mensajes de apoyo y decenas de fotografías. Ya a su entrada recibió una larga ovación.

Ayuso y los barones

Por la tarde y por primera vez en semanas Isabel Díaz Ayuso coincidirá con los principales barones autonómicos del partido con la excepción de Alberto Núñez Feijóo. La lideresa compartirá un debate sobre la defensa del estado autonómico con los principales dirigentes regionales, que piden abiertamente el fin de un pulso que no traerá nada bueno a la formación. “Que acabe el ruido”, como dijo el presidente de la Xunta. Ayuso continuará con su discurso apaciguador, tratando de explicar los motivos por los que quiere liderar el partido en Madrid, pero asegurando que su intención no es abrir ninguna guerra. También tratará de escudarse en sus homólogos dentro del partido, insistiendo en que la anomalía sería que ella no se pusiera al frente de la organización siendo la presidenta de la Comunidad.

De hecho, algunos de ellos también reconocen el derecho de la madrileña a presidir el partido en su comunidad, conscientes de que lo habitual es ese formato. Fernando López Miras, el presidente de Murcia, es el más crítico con la posición de Ayuso. La cuestión es que además de ellos dos, en el encuentro que se celebrará en Torrellano (Ciudad Real) y que servirá para reelegir como líder en esta comunidad a Paco Núñez, los presidentes andaluz y castellano y leonés respectivamente, Juanma Moreno Bonilla y Alfonso Fernández Mañueco, compartirán la mesa de debate con otros seis líderes regionales que no gobiernan en sus autonomías. 

Incluso está previsto que intervengan algunos dirigentes que en el partido consideran “de salida” como es el extremeño José Antonio Monago o el riojano José Ignacio Ceniceros. En la mesa estarán sentados también el presidente del PP en el País Vasco, Carlos Iturgaiz y la presidenta del partido en Asturias, Teresa Mellada

La amplitud de los participantes, coinciden algunos dirigentes del PP, diluirá el protagonismo de los presidentes autonómicos y muy especialmente el de Ayuso. En la cúpula descartan ese objetivo y aseguran que es un congreso autonómico en el que lo normal es que se reúnan líderes de distintos territorios, con independencia de si gobiernan o no. En la Puerta del Sol son conscientes de que la intervención de Ayuso no pasará desapercibida, incluso aunque apueste como hace últimamente por un tono conciliador en el que se intenta proyectar una imagen de que el acuerdo sigue siendo posible.

No coinciden

Con quien no se encontrará la presidenta madrileña será con Egea tras su intervención de esta mañana, el principal defensor de frenar a Ayuso en este conflicto, y que está en el punto de mira del núcleo duro de la Puerta del Sol. Tampoco se verá la dirigente madrileña con Pablo Casado, que se ocupará del cierre del cónclave el domingo al mediodía. Una especie de rompecabezas en el que los populares han encajado todas las piezas para evitar situaciones críticas. La última vez que coincidieron todos los dirigentes populares fue en la convención de Valencia a primeros de octubre. Ayer el presidente nacional aseguró desde La Palma que no se entrometerá en procesos congresuales y aseguró que la dirección nacional "apoyará, como siempre" al candidato vencedor.

El líder del partido se ha visto en otra ocasión con Ayuso delante de las cámaras en un acto en el que también estaba José Luis Martínez-Almeida. En ningún otro. El alcalde de Madrid, por su parte, no participará en el congreso de Castilla-La Mancha, donde habrá una mesa municipal pero con alcaldes y portavoces de esta comunidad autónoma. El martes, aprovechando la festividad de La Almudena, patrona de la capital, presidenta y alcalde protagonizaron un reencuentro en el que trataron de escenificar una unidad que hasta ese día brillaba por su ausencia. Se hicieron fotos juntos al comienzo y al término de la misa, y no escatimaron tiempo en pararse a charlar, hacer bromas e intentar dar una cierta normalidad a la situación que incomoda mucho dentro del partido.

Ayuso insiste a menudo en que no querría enfrentarse en primarias a otra candidatura, y menos aún si la liderara Almeida. Asegura que con independencia de los pulsos orgánicos, ambos funcionan muy bien como ticket electoral y dejó claro que si de ella depende, eso seguirá siendo así. Pero el pulso por controlar el PP de Madrid ya ha llegado demasiado lejos. Las acusaciones de irregularidades y la insistencia de la presidenta en que el congreso se celebrara cuanto antes a pesar del calendario aprobado molestó mucho en la dirección nacional. Hasta el punto de que el pulso se tornó en una guerra que, por ahora, no tiene solución.

Las dos partes coinciden en que el escenario idóneo sería una única lista, pero el consenso (al menos hasta ahora) termina ahí. Como publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario perteneciente al mismo grupo de comunicación que este medio, la carta que Sol se guarda en la manga es la presión de las bases, los militantes y los simpatizantes que votaron a Ayuso el 4-M. Aseguran que la presión de la calle va en aumento y que la dirección nacional no puede dar la espalda a un sentimiento compartido por todos y que no entiende el conflicto desatado. “Y tampoco entienden que Ayuso no sea la presidenta del PP de Madrid”, añaden sin esconder que a su juicio, “Casado solo puede perder”.