“Un frente común en contra de esta reforma laboral”. Así definía Gabriel Rufián la alianza sellada por varios partidos de izquierdas, adelantada por EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, apelando directamente a EH Bildu, BNG, la CUP, Más País y Compromís como las fuerzas que estarían dispuestas a unirse “para reflejar el hecho de que decimos que no” a la nueva legislación laboral, “porque no es lo que se prometió a la clase trabajadora”. Una postura que enfrían desde Más País y Compromís, que, si bien no descartan unirse a otros partidos para impulsar mejoras concretas, descartan participar en un frente del ‘no’ al real decreto de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, al tiempo en que abogan por una negociación “constructiva” para intentar enriquecer el actual texto. 

En una durísima rueda de prensa ofrecida este miércoles en el Congreso, el portavoz de ERC mostraba su oposición frontal hacia la actual contrarreforma, que deberá convalidarse la primera semana de febrero y que aún no cuenta con los apoyos necesarios. La difícil negociación de esta medida radica en la fragilidad del acuerdo alcanzado a tres bandas entre Gobierno, sindicatos y la CEOE, que ya avanzaba que se saldría del acuerdo en caso de introducirse cualquier cambio. En las últimas horas la patronal ha endurecido todavía más su postura, descartando cualquier futuro pacto con el Gobierno en caso de que esto suceda.

El Gobierno es partidario de mantener el texto para consagrar esta alianza, aunque el departamento de Yolanda Díaz se abre a una negociación posterior, una suerte de segunda fase de la reforma donde se podrían introducir mejoras. Esta opción genera cierto escepticismo entre los partidos de oposición, que presionan estos días por introducir mejoras en el marco laboral recién acordado. 

Los socios habituales del Gobierno se han mostrado críticos hacia lo que consideran una reforma tibia; mientras el PNV reclama la prevalencia del convenio autonómico sobre el estatal, desde EH Bildu y ERC las posturas están más alejadas, y han puesto encima de la mesa exigencias como la recuperación de las indemnizaciones por despido previas a la reforma de 2012; esta medida en concreto se presenta como un importante escollo, al estar completamente descartada por el Ministerio de Trabajo al no estar incluida en el pacto de coalición sellado entre PSOE y Unidas Podemos. 

Una de las principales batallas estará en si el decreto pasa a tramitarse como proyecto de ley, una opción que permite la introducción de enmiendas y a la que se opone el Ejecutivo. Desde ERC ya adelantan su ‘no’ al texto en caso de que no se introduzcan mejoras. Una posición que Rufián hizo extensiva al resto de fuerzas de izquierda en el Congreso, y de la que se desmarcan a priori los partidos de Iñigo Errejón y Joan Baldoví

“Nosotros aspiramos a un frente común, a que en breve podamos hacer incluso intervenciones conjuntamente con otros grupos parlamentarios de izquierdas para reflejar el hecho de que decimos que no, porque no es lo que se prometió a la clase trabajadora y no vamos a traicionar a la clase trabajadora”, destacó Gabriel Rufián este miércoles desde la sala de prensa del Parlamento, después de señalar que “ERC y otros grupos parlamentarios como EH Bildu, BNG, la CUP, Más País o Compromís” conforman “un frente común en contra de esta reforma laboral”. 

Si bien es cierto que existen contactos entre las distintas formaciones para unir fuerzas en la negociación con el Gobierno, desde Más País y Compromís descartan participar en esta escenificación del ‘no’. Aunque se abren a presentar conjuntamente iniciativas concretas para mejorar el texto, en ningún caso, adelantan, será para oponerse frontalmente a la reforma, una postura en la que sí podrían estar los abertzales y nacionalistas gallegos, con los que los republicanos catalanes han formado una entente electoral de cara a las próximas elecciones generales. 

Casi al mismo tiempo en que Rufián intervenía contra el Gobierno, desmientiendo que se hayan producido negociaciones durante las fiestas navideñas, algo que calificó de "intoxicación" y "mentira" por parte del Ministerio de Yolanda Díaz, también daba declaraciones a las puertas del Congreso el líder de Más País, Iñigo Errejón, que mostraba más sintonía con el Ejecutivo y salía al rescate de la vicepresidenta segunda del Gobierno. "Nosotros sí estamos hablando con el Ministerio de Trabajo, estamos interlocutando con frecuencia y la relación es buena", comenzaba.

Errejón defendía que la reforma laboral "es buena y puede ser mejor", saliendo en defensa del texto denostado unos minutos antes por Rufián: "No nos parece que sea una reforma laboral histórica pero tampoco es agua de borrajas", defendía. El diputado madrileño abogaba por introducir mejoras en el trámite parlamentario, pero rompía una lanza por la labor de Yolanda Díaz, mostrándose "convencido de que el Ministerio de Trabajo lo ha hecho lo mejor posible para los trabajadores y ha llegado adonde ha podido llegar".

Fuentes del partido destacan la coincidencia con los socios de investidura "se puede mejorar en materias tan importantes como subcontrataciones, las áreas en las que afecta la prevalencia del convenio sectorial, la autorización administrativa de los EREs o la recuperación de los salarios de tramitación". No descartan así presentar iniciativas conjuntas sobre estos puntos, aunque su postura está muy alejada de la oposición total expresada por los republicanos.

Los valencianos, por su parte, consideran que este frente del 'no' anunciado por ERC responde más a una estrategia discursiva para presionar al Ejecutivo y adelantan su intención de mejorar la propuesta actual, pero alejando la posibilidad de oponerse a la convalidación del real decreto, y "en ningún caso para oponernos a todo", destacan desde el partido.

La posición de Más País y Compromís podría responder al papel que estas fuerzas jueguen en el futuro en el proyecto de Yolanda Díaz; a falta de concretarse la composición de fuerzas de la candidatura, ya se han dado guiños claros entre la vicepresidenta y dirigentes de estas fuerzas, como Mónica García o Mónica Oltra; una sintonía que exhibieron claramente en el acto de noviembre en Valencia. Un rechazo a la propuesta estrella de la ministra de Trabajo supondría un importante choque que dificultaría cualquier encuentro posterior.