176-173. No es una clave de seguridad ni un mensaje encriptado. Son dos sumas de dos sectores políticos, el de los grupos que pueden salvar la reforma laboral y el de los que pueden hundirla. Así de complejo está el escenario en el Congreso.

En el 176, mayoría absoluta, se encuentra un grupo de diputados que el PSOE quiere que apoyen el decreto (o que en algunos casos se abstengan) cuando toque convalidarlo, lo que ocurrirá en el pleno de la semana que viene. No es el plan A, pues las fuentes gubernamentales y parlamentarias consultadas por El Periódico de España indican que la preferencia sigue siendo añadir a ERC y al PNV al sector del respaldo. Es el plan B. Una diputada que conoce las negociaciones lo resume perfectamente: "Si entran Esquerra y Partido Nacionalista Vasco, los grupos pequeños no tendrán ningún papel; pero si el que entra es Cs, los pequeños serán decisivos".

Esos 'pequeños' son PDeCAT, UPN, Más País, Compromìs, Teruel Existe, Partido Regionalista de Cantabria, Nueva Canarias y Coalición Canaria13 escaños en total. 13 escaños que pueden salvar el hito legislativo del Gobierno progresista siempre y cuando Inés Arrimadas entre en la ecuación. En el Partido Socialista, más pragmáticos que en Unidas Podemos, lo saben. Como quieren tener todos los cabos atados, pues la derogación del decreto no es una opción, su dirección ha intensificado los contactos con los 13. "Hay que sacarlo sí o sí, y nuestra obligación es contemplar y garantizar todas las posibilidades que lo propicien", señalan fuentes socialistas.

Los "síes" seguros

Pasan los días y la prioridad política del Ejecutivo no cuaja. En EH Bildu se mantienen en el "no". No hay diferencia entre lo que sus representantes en el Congreso dicen en público y dicen en privado. Por ejemplo, la portavoz, Mertxe Aizpurua, ha afirmado en Radio Euskadi que o se modifica el acuerdo alcanzado por el Gobierno con la patronal y los sindicatos en la mesa de diálogo social o su partido no avalará la reforma laboral. "Aprobar esta reforma es perpetuar la de Mariano Rajoy", ha apostillado, por si quedaba alguna duda. En privado, sus fuentes manifiestan exactamente lo mismo. No hay táctica.

ERC no se ha movido del rechazo por razones idénticas. El portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, ha eludido esta martes las cámaras y los micrófonos, pero en su grupo parlamentario insisten en que como formación de izquierdas no pueden respaldar un decreto con medidas que, en conjunto, se quedan lejos de sus reivindicaciones. Fuentes al tanto de la negociación han señalado a El Periódico de España que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, recuperada de covid, ha intensificado los contactos. Por dónde han ido no lo revelan las fuentes, pero la insistencia apunta a ERC, PNV, Más País, Compromís... Ya no a EH Bildu.

Ha declarado el presidente del grupo de Unidas Podemos, Jaume Asens, en rueda de prensa en el Congreso, que la ministra va a participar esta semana en una asamblea sindical en Barcelona y que se va a reunir con los trabajadores de la factoría de Seat en Martorell, uno de los pulmones industriales de Cataluña. De ser así, la estrategia de presión ambiental a los republicanos resultará ostensible, pero en Esquerra cuentan con ello y están ya haciendo su propio trabajo interno: un acuerdo con empresarios y con Cs es algo que, a priori, no sería muy bien aceptado por la base social de este partido.

Así que 18 diputados independentistas están actualmente en el "no", y a ellos habría que añadir a Néstor Rego, del BNG. Estas tres formaciones son las que con más ahínco contemplan la construcción de un frente común contra la reforma laboral. Por otro camino se está moviendo el PNV, y por ahora en la misma dirección: el rechazo.

El presidente de los nacionalistas, Andoni Ortúzar, ha remarcado en Onda Cero que su petición, la de blindar jurídicamente la prevalencia de los convenios sectoriales, sigue sin ser plausible. De paso, ha recriminado la posibilidad de que el decreto sea convalidado al final con los votos de Cs. Es palmaria la tensión del momento porque los diputados "peneuvistas" que acudieron a la Diputación Permanente y al pleno del Congreso de este martes se han mostrado esquivos y han evitado hablar con este medio, síntoma, quizá, de que no hay decisión definitiva. Que el PNV negocia hasta el último segundo es un clásico.

UPN, clave

Pero volvamos a las cifras del principio: 176 y 173. Son los resultados de las cábalas que han hecho negociadores del Gobierno. En las primeras estarían, bien porque han confirmado que van a apoyar el decreto, o bien porque han transmitido que no pretenden obstaculizar el trámite (sin desvelar el voto), las siguientes formaciones: Ciudadanos, PDeCAT, Más País, Compromís, Teruel Existe, PRC, Nueva Canarias y Coalición Canaria. Son veinte diputados que, unidos a los 120 del PSOE y a los 34 de Unidas Podemos (que tiene uno menos por no haber cubierto la vacante de Alberto Rodríguez), ascienden a 174.

Faltan dos aquí. Dos que proceden de Navarra. Los dos de UPN en el Congreso. Fuentes parlamentarias presentes en las negociaciones reconocen que las conversaciones de dirigentes socialistas con representantes del partido navarro se han producido. Han sido con esos dos parlamentarios, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, y con el líder de la organización, Javier Esparza. Apuntan las fuentes que no ha habido ofertas ni canjes, sino conversaciones encaminadas a chequear el ánimo de la organización. En el entorno de la formación foral creen que no serán tan decisivos porque al final el PNV dará su respaldo o bien se abstendrá, lo que ya bastaría.

No será una decisión fácil si a medida que se acerque el pleno de la semana que viene no baila la posición del Partido Nacionalista Vasco o de ERC. Las relaciones de UPN con el PSOE en Navarra se han enrarecido, sobre todo a escala municipal, de ahí que las conversaciones por ahora no sean directas ni se hayan traducido en propuestas concretas.

Si el voto es a favor, problema resuelto. La suma llegaría a 176, mayoría absoluta. Si no lo es, que al menos se convierta en abstención, pues cabe recordar que convalidar un decreto requiere mayorías simples, más síes que noes.

La situación recuerda, y mucho, a las negociaciones previas a la investidura de Pedro Sánchez, en enero de 2020. Estaba el juego de los votos a favor y los votos en contra tan ajustado que el PSOE se vio obligado a ir de partido en partido, haciendo negociaciones individualizadas y farragosas. Dos votos marcaron la diferencia. Dos.

Porque, para muestra, basta repasar la otra suma, la de los partidos que, siempre según esas cábalas de negociadores del Gobierno, dirán o pueden decir "no" a la reforma laboral: PP, Vox, ERC, EH Bildu, BNG, Foro, JxCat, PNV, la CUP y el diputado del Grupo Mixto Pablo Cambronero, ex de Ciudadanos. 173 en total. Como este bloque se mantenga intacto y se incorporen los dos de UPN, el decreto de la reforma laboral será derogado y el Ejecutivo sufrirá una derrota política colosal.

Las cábalas

De acuerdo con los testimonios de varias fuentes implicadas en las negociaciones, el portavoz del grupo socialista, Héctor Gómez, se puso en contacto a finales de la semana pasada con todas las formaciones que componen el plan B. Pero no fue el único. Yolanda Díaz, por ejemplo, habló personalmente con el líder de Coalición Canaria, Fernando Clavijo, y miembros del gabinete de la ministra, por su parte, llamaron al diputado del PRC, José María Mazón, y telefonearon a Más País.

Pero Gómez hizo ronda y preguntó por las posiciones de cada uno. Coalición Canaria ha dicho que apoyará el decreto, al igual que los regionalistas cántabros. Teruel Existe, Compromìs, Más País, PDeCAT y Nueva Canarias han respondido que no quieren ser un obstáculo, pero prefieren tomarse unos días más para estudiar el voto. En el grupo socialista consideran descartado que se pronuncien en contra, lo que es un avance tal y como están las cosas.

Tomás Guitarte, el diputado turolense, pidió más tiempo para analizar que no haya efectos lesivos a la contratación en el medio rural, apuntan las fuentes de las negociaciones, mientras que el valenciano Joan Baldoví expresó su deseo de sacar adelante el nuevo modelo laboral sin Cs en la ecuación.

Más País, con dos diputados, Íñigo Errejón e Inés Sabanés, manifestó un posicionamiento similar. Las fuentes parlamentarias destacan que Errejón se ha propuesto no ser un impedimento porque el modelo que se consagra en el decreto es mejor que el que estableció el Gobierno del PP, pero aun y así le resulta poco ambicioso. Sería adecuado que cambien algunos preceptos, dijo a Gómez, así como que se aproveche para ello el trámite parlamentario derivado de la conversión del decreto en proyecto de ley. El Ejecutivo, sin embargo, no contempla esa opción.

Queda una semana para que se despeje el panorama. Sigue siendo una eternidad, pero los caminos se van estrechando. El PSOE, consciente de ello, hace matemáticas. Valen más síes que noes, no hacen falta muchas más explicaciones.