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Cita con las urnas

Castilla y León abre una campaña electoral que Sánchez y Casado miran de reojo

El PP quiere sacar músculo para no tener que gobernar por primera vez con Vox y el PSOE rechaza que el 13-F pueda leerse en clave nacional

Castilla y León abre una campaña electoral que Sánchez y Casado miran de reojo.

Por primera vez, una cita con las urnas en Castilla y León acapara en exclusiva los focos electorales de la política española. Habrá al menos otros comicios este año, los de Andalucía, y ambos serán la antesala del super-electoral año 2023, en el que se encadenarán municipales, autonómicas y generales (si estas últimas no se adelantan). Por lo pronto, el próximo 13 de febrero, algo más de 2,1 millones de electores tendrán en su mano algo más que el reparto de los 81 procuradores de las Cortes de Castilla y León. Porque en esta comunidad se examinarán también, como mínimo, la coalición de izquierdas en el Gobierno central y la estrategia de Pablo Casado en el PP.

Luis Tudanca, candidato del PSOE. EFE

PSOE

No hay desánimo en el PSOE pese a la catarata de encuestas adversas. Algunos sondeos, no obstante, indican un freno en las expectativas del PP y la del CIS, un empate entre las dos fuerzas. Como pronosticó en 2019, recuerdan, cuando los socialistas al final superaron la estimación y ganaron los comicios, aunque no pudieron gobernar. En Ferraz y en el PSOE de Castilla y León insisten en que el partido “está activado, animado”, "coordinado" y "unido" en torno a su líder y candidato, Luis Tudanca. “Y quedan 15 días por delante”, subrayan, destacando que el “bulo” de las macrogranjas no ha prendido como querían los populares.

Para los socialistas, su activo es la siembra en la oposición y el reclamo del “cambio” tras 35 años de gobiernos del PP. También su dominio en el voto urbano: dirigen el 62% de los municipios de más de 1.000 habitantes y cinco de las nueve capitales de provincia. Creen que habrá partido si PP y Vox no suman, puesto que PodemosCs o España Vaciada pueden estar más dispuestos a pactar con ellos. Los comicios no les pillaron desprevenidos, dicen: las fotos de campaña de Tudanca “estaban hechas” y percibían que Alfonso Fernández Mañueco intentaría escapar del “calendario judicial por la corrupción que le persigue”.

Pedro Sánchez participará en cuatro actos en campaña. En Ferraz remarcan que el jefe del Ejecutivo “no se juega nada”, pase lo que pase, porque quedan dos años de legislatura y el 13-F y después las andaluzas “no abren la puerta de la Moncloa”, como desea el PP. “Pero ojo, que [Alfonso Fernández] Mañueco no es [Isabel Díaz] Ayuso y puede ser la Susana Díaz de Castilla y León”, avisa un importante alcalde preciado en el PSOE por su olfato. Es decir, que el presidente regional, en su caída, “pueda acabar arrastrando a Pablo Casado”.

Alfonso Fernández Mañueco, candidato del PP. EFE

PP

Pablo Casado sabe que lo que haga el PP en Castilla y León con Vox se leerá como un adelanto de lo que él mismo puede hacer dentro de dos años tras las elecciones generales. Los conservadores aspiran a repetir en las elecciones del 13 de febrero la victoria contundente que consiguió Isabel Díaz Ayuso en mayo. La dirigente madrileña rozó la mayoría absoluta y no dejó margen a la formación de ultraderecha para que le pudiera pedir ninguna cartera en el Gobierno autonómico. Vox votó su investidura y puso algunas exigencias para respaldar los Presupuestos regionales, pero no se vio con fuerza suficiente para reclamar cuota de poder. Sin embargo, ahora los radicales ya han advertido al PP de que querrán entrar en el Gobierno aunque solo necesiten un número ridículo de procuradores para que Alfonso Fernández Mañueco (PP), primero en casi todas las encuestas, sea elegido presidente de nuevo. En Génova temen verse obligados a esa coalición, porque creen que el PSOE y Unidas Podemos tendrían media campaña de las generales hecha.

Francisco Igea, candidato de Ciudadanos. David Castro

Ciudadanos

Ciudadanos vuelve a cruzar una cuerda floja. Tras la grave caída en escaños en las elecciones catalanas y la desaparición de la Asamblea de Madrid, la formación naranja aspira a sacar un número de procuradores en las Cortes de Castilla y León que le conviertan en bisagra del futuro Gobierno. La dirección de Inés Arrimadas confirmó a finales de diciembre como candidato a las elecciones a Francisco Igea, hasta hace un mes vicepresidente de la Junta. Pese a la tensa relación entre la presidenta y él (ambos se enfrentaron en primarias en marzo de 2020), la ruptura de la coalición que decidió de forma unilateral Mañueco, ha hecho que ambos se concedan una tregua. Hace 10 meses, Pablo Casado abrió las puertas “de par en par” del PP a los dirigentes de Ciudadanos y espera que en estas elecciones los votantes naranjas, ante el desmoronamiento a cámara lenta de la formación, apuesten por Mañueco.

Pablo Fernández Santos, candidato de Unidas Podemos. EFE

Unidas Podemos

En plena precampaña, el candidato de Unidas Podemos a la presidencia de Castilla y León, Pablo Fernández, reconoció que el bulo sobre Alberto Garzón y las macrogranjas les había metido de lleno en la competición electoral. Y ahora están dispuestos a usar esa baza en las próximas semanas. Eso sí, pretenden “esforzarse” para que se hable de otros temas, como la situación de los servicios públicos.

Castilla y León supone uno de los principales retos para los morados, con mayores apoyos en las grandes urbes y escaso respaldo en el mundo rural. Para contrarrestar este efecto, la dirección nacional de Unidas Podemos se volcará de lleno. La secretaria general de los morados, Ione Belarra, y Garzón, participarán en varios actos. Sin embargo, llama la atención la escasa presencia de Yolanda Díaz. La líder de Unidas Podemos en el Gobierno solo acudirá a un evento, el cual todavía no tiene fecha.

Juan García-Gallardo, candidato de Vox. EP

Vox

Vox quiere cambiar de estrategia. El partido de Santiago Abascal encara las elecciones en Castilla y León con el objetivo de ser claves para la gobernabilidad. Que el PP les necesite y ellos hacer valer sus votos. Los ultras, con Juan García-Gallardo como cabeza de lista, prevén alcanzar los 12 asientos en las Cortes, aunque las encuestas les sitúan entre 5 y 10 escaños. Actualmente solo tienen uno. Para lograrlo, el propio Abascal entrará de lleno en la campaña electoral, visitando las 9 provincias.

El partido de extrema derecha quiere cambiar la dinámica de negociación que se dio en el anterior ciclo electoral, en el que apoyaron gobiernos del PP con Cs a cambio de distintos compromisos. La premisa, ahora, es elevar esas exigencias y, por el momento, no descartan llegar a pedir su entrada en el Gobierno autonómico si son indispensables para revalidar el mandato de los populares. Además, el resultado servirá de termómetro para la formación en uno de los territorios en los que, a priori, cuenta con más apoyos.

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