Gabriel Rufián suele plantear las ruedas de prensa de los martes en el Congreso con bastante tino. Sabedor de que lo que interesa a los medios no suele coincidir con lo que interesa a los ritmos parlamentarios, no hace introducciones sobre la PNL de la sesión plenaria de la tarde o sobre su pregunta en el control al Gobierno del día siguiente. Da los buenos días y dice a los periodistas: "Pues cuando quieran, y así vamos al grano".

El "grano" este martes era el PP, su lucha interna, su crisis colosal. El portavoz de ERC en el Congreso entró en el Congreso como diputado por Barcelona tras las elecciones generales de 2015, va camino de siete años. Siete años que han sido intensos a más no poder: dos repeticiones electorales, tres mociones de censura, investiduras fallidas, investiduras acertadas. Desde la crisis interna que partió al PSOE en pedazos, otoño del 16, no había visto nada igual.

El proceso de acoso y derribo a Pablo Casado es tal que no se habla de otra cosa. Por tanto, primera pregunta a Rufián, primera respuesta sobre el Partido Popular. Tras decir que lo que está viendo se asemeja a "prácticas mafiosas", se ha extrañado de que "la gran esperanza" de la derecha sea un dilema entre Isabel Díaz Ayuso, a pesar de que está detrás de un presunto caso de comisiones cobradas por su hermano por un contrato de compra de mascarillas en la peor época de la pandemia, y Alberto Núñez Feijóo, de quien ha recordado que se le conocen fotografías en las que aparece en un barco junto a "narcotraficantes".

La gran perplejidad del portavoz de ERC se encuentra en sin embargo en cómo "el salseo" sobre la sucesión de Pablo Casado está tapando un presunto caso de corrupción. Hasta la fecha, lo que se conoce resulta legal, pero quedan interrogantes, o al menos es lo que creen el PSOE y Más Mádrid, que han puesto el asunto en la Fiscalía.

Y se ve que lo creyó también (o lo cree) Génova, ya que el líder, Pablo Casado, en la entrevista a la COPE del viernes pasado, dejó caer que podía haber delito. Podía. Un tuit del Partido Popular, de hecho, apuntó a la posibilidad de que el hermano de la presidenta madrileña se hubiera lucrado de manera sospechosa mientras fallecían cientos de personas al día, en lo peor de la pandemia.

Como el foco está puesto en la guerra interna de los populares y no tanto en ese contrato, o en los contratos, Rufián ha vaticinado que Ayuso "no va a parar". Y ha sentenciado que "en el ADN del PP está la corrupción", por lo que le supone "poco coste". Tras comentar esto, ha asegurado con firmeza que el partido de Casado "no se va a hundir" porque sus militantes y simpatizantes están asistiendo a la sucesión de noticias como si siguieran "una serie de Netflix".

No funcionan las instituciones

El líder de Más País, Íñigo Errejón, ha puesto el acento en el funcionamiento de las instituciones, que cree que no están cumpliendo con la labor de vigilancia que se les debe atribuir. Según ha explicado en la rueda de prensa que ha ofrecido este martes, del presunto caso de corrupción que incumbe a la presidenta de la Comunidad de Madrid y a su hermano se ha enterado la ciudadanía por "la lucha de facciones en el PP". No es la primera vez, ha denunciado.

Por ello, ha registrado una proposición no de ley para instar al Gobierno a que ponga en marcha cuanto antes la Oficina de Lucha contra la Corrupción, que sería un organismo independiente como lo es la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, por ejemplo. Un organismo regulador a imagen y semejanza de la Oficina contra el Fraude que amparan Les Corts Valencianes, tal y como ha explicado.

Lo que debe imperar, a su juicio, es este caso, no tanto la guerra sin cuartel que se ha librado en el Partido Popular. También ha pedido que se trasponga cuanto antes la directiva europea que pide incluir en el ordenamiento jurídico una serie de garantías en defensa de los denunciantes de corrupción.

"Bochorno" y "cochinadas". Son dos adjetivos empleados por el portavoz de Cs, Edmundo Bal, para quien es importante que haya ya un debate sobre el estado de la Nación. Preguntado por si prefiere que el líder del PP en ese hipotética debate, que no se celebra en el Congreso desde 2015, sea Pablo Casado u otro, ha eludido responder. No ha opinado sobre la situación interna del PP, pero no ha evitado tildar de "lamentable" lo que se está conociendo del PP.

Más tímidos han sido el portavoz del grupo socialista, Héctor Gómez, aunque ha pedido que se investigue ese contrato del hermano de Ayuso, y el del PNV, Aitor Esteban.

Pero en líneas generales, tal y como han resumido Pablo Echenique, de Unidas Podemos, y Joan Baldoví, de Compromís que la situación del Partido Popular no esconda el punto de partida: el contrato de las mascarillas. "Que el bosque no ocultebun presunto caso de corrupción", ha zanjado el diputado valenciano.