El Gobierno ha cerrado la crisis diplomática con Marruecos, pero puede haberse abierto otro frente con otro Estado clave: Argelia. El país magrebí anunció este sábado que ha decidido llamar a consultas "con efecto inmediato" a su embajador en Madrid, Said Moussi, tras el "repentino cambio" de España sobre el Sáhara. Un giro por el que el Ministerio de Exteriores argelino se vio "muy sorprendido": no esperaba que la antigua potencia colonial del Sáhara Occidental pasara a apoyar la propuesta autonomista que Rabat lleva defendiendo desde 2007.

La nota no precisa si el Ejecutivo argelino fue informado previamente por España. Pero el Gabinete de Pedro Sánchez subraya que sí. Fuentes gubernamentales precisaron a este diario que se avisó a Argel del abandono de la neutralidad sobre el conflicto del Sáhara, aunque "con poca antelación". Es decir, unas "horas antes" de que la Casa Real alauí lanzara el comunicado por el que desvelaba el contenido de la carta que había remitido el presidente al rey Mohamed VI, misiva en la que expresaba que el plan autonomista de Marruecos es la "base más seria, creíble y realista para la resolución" del conflicto. "Para España, Argelia es un socio estratégico, prioritario y fiable con el que pretendemos mantener una relación privilegiada", puntualizan fuentes gubernamentales.

En concreto, desde el Ejecutivo indican que fue el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, quien telefoneó a su homólogo, Ramtane Lamamra, para avisarle del cambio de posición con esa citada "poca antelación", porque la decisión de Rabat de publicar la misiva de Sánchez se adoptó con escasa anticipación. Sin embargo, fuentes diplomáticas argelinas consultadas por 'El Confidencial' aseguraban que no hubo una comunicación previa con España. De ahí la reacción airada de un cargo de la diplomacia del país magrebí al digital TSA: el giro es una "segunda traición histórica al pueblo saharaui por Madrid después del funesto acuerdo de 1975", por el que España cedía su antigua colonia a Marruecos y Mauritania, sin tener en cuenta la voluntad de sus habitantes.

Aquel pacto fue denunciado por el Frente Polisario, que proclamó la independencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en Tinduf (Argelia) y declaró la guerra a Rabat y Nuakchot. Mauritania renunció en 1979 a ejercer su soberanía sobre la parte del territorio que le había sido asignada y firmó la paz con el Polisario. Marruecos había aprovechado la debilidad de España para anexionarse la mayor parte de la antigua colonia española a través de la Marcha Verde. En 1991 el Polisario y Rabat firmaron el alto el fuego, pero el referéndum previsto nunca se llegó a celebrar por las divergencias en la composición del censo de votantes.

El Ministerio de Exteriores argelino se mostró "muy sorprendido" por el "repentino cambio" de posición de España, por lo que llama a consultas a su embajador "con efecto inmediato"

Las RAN y la ONU

El Gobierno ya daba por descontada la irritación de Argelia, principal sostén del Polisario, pero confía en que, más allá de retirar a su embajador en Madrid, no tome más represalias. Su principal herramienta de presión es el gas, aunque ya no es el primer suministrador de España. En los dos primeros meses de 2022, el gas procedente de EEUU ha supuesto el 33,8% del total importado, por el 24,3% que proporciona Argelia, según el último boletín estadístico de Enagás. "Lo realmente importante en la relación entre Madrid y Argel es el gas, no el Sáhara", señalan fuentes del Ejecutivo. El presidente logró la garantía de suministro del hidrocarburo a España tras una conversación telefónica con el presidente argelino, Abdelmajid Tebboune, el pasado 6 de marzo, una vez iniciada la guerra en Ucrania.

Desde el Ejecutivo se niega que haya habido un "giro" en la posición española sobre el Sáhara. Recuerdan que el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero apoyó la propuesta autonomista para el Sáhara de Marruecos, y que en las sucesivas reuniones de Alto Nivel (RAN) de 2008, 2012 y 2015 —estas dos últimas con Mariano Rajoy en la Moncloa— ya se subrayaban los "esfuerzos serios y creíbles" de Marruecos para superar el conflicto. Y se remitían a la última propuesta del Consejo de Seguridad de la ONU, del 29 de octubre de 2021, en la que no obstante se tomaba "nota" de los "esfuerzos serios y creíbles" de Rabat por "hacer avanzar el proceso hacia una solución" al poner sobre la mesa, en abril de 2007, su plan de autonomía para la antigua colonia española. Pero esa misma resolución también acusaba recibo de la propuesta de referéndum del Polisario y reafirmaba la posición histórica de la ONU, la búsqueda de una salida, "basada en la avenencia, que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental".

La medida de que sí ha habido un viraje en la posición del Ejecutivo es que el propio Sánchez, en la apertura del 76º periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, el pasado 23 de septiembre, apostaba por alcanzar una "situación política, justa, duradera y mutuamente aceptable" para las partes sobre el territorio, "tal como establecen las resoluciones del Consejo de Seguridad". Es decir, el Gobierno defendía una solución aceptada por Rabat y el Polisario y bajo los auspicios de la ONU, aunque no citaba ya la vía del referéndum. Esa vía es la que recalcaba, en una entrevista en 'El Confidencial', este mismo sábado, la exministra Arancha González Laya, bestia negra del reino alauí por impulsar la acogida en España de Brahim Ghali, líder del Polisario, para ser tratado del covid-19.

El Ejecutivo no ha facilitado la carta enviada por Sánchez, por lo que se desconoce por ahora su contenido íntegro y cuándo estaba fechada. En Exteriores no facilitan más detalles y remarcan que sí estaban avisados por Marruecos de que iban a divulgar la misiva. Es decir, que estaba todo pactado, lo que explica que hora y media después la Moncloa difundiera un comunicado celebrando el inicio de una "nueva etapa" de relaciones entre los dos países. "Una carta es de quien la recibe, no de quien la envía", alegan desde el Gobierno para justificar por qué no hubo una nota conjunta y la noticia salió del Gabinete real de Mohamed VI.

La llamada a Díaz

Sin embargo, otros miembros del Ejecutivo sostienen que Albares gestionó "mal" la operación, y que probablemente Marruecos difundió el escrito de Sánchez al rey sin avisar, sin "coordinar", porque "quería marcar el paso". "Pecamos de pardillos", apunta un alto mando del Gobierno. El ministro, en cualquier caso, condujo toda la difícil negociación, que se prolongó durante meses, con total sigilo y mano a mano con Sánchez. Para Albares, era capital llegar a un "pacto global", en el que no solo se hablara del Sáhara, sino también del blindaje de Ceuta y Melilla y de las aguas de Canarias, del control de los flujos migratorios o de la apertura de fronteras.

El jefe de la diplomacia sí avisó previamente a Argelia (según el relato gubernamental), pero la comunicación con el socio minoritario de la coalición fue posterior. Llamó a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, una vez trascendió la nota marroquí. La razón, explican fuentes del Ejecutivo, era el temor a una filtración antes de tiempo que habría frustrado el acuerdo y porque no se supo con demasiada anticipación que Rabat descubriría el contenido de la misiva del presidente. Por ese mismo motivo no se habló antes con el PP. Albares ya ha pedido comparecer en el Congreso, aunque EH Bildu, ERC, CUP, BNG, PNV, Junts, PDECat, Más País, Compromís, Nueva Canarias y Coalición Canaria quieren que vaya el propio Sánchez al pleno.

El tripartito alemán reconoció primero la "importante contribución" de Rabat, y luego se pronunció el presidente del país a primeros de 2022. Después regresó la embajadora marroquí a Berlín

¿Y por qué ahora se abandona la neutralidad sostenida durante más de 46 años? Desde Exteriores alegan que España tenía que moverse después de que lo hubieran hecho Francia —tradicional aliada del reino alauí—, Estados Unidos —Donald Trump reconoció la marroquinidad del Sáhara en diciembre de 2020, posición que Joe Biden no ha revertido— y, finalmente, Alemania. En este último caso, con bastante discreción y con matices. Primero, el 13 de diciembre de 2021, el nuevo tripartito germano reconoció el plan de autonomía para el Sáhara como una "importante contribución" de Marruecos. Después, el 6 de enero de 2022, el presidente del país, Frank-Walter Steinmeir, envió un mensaje a Mohamed VI en el que definía la propuesta marroquí como un "esfuerzo serio y creíble", una "buena base" para encarrilar el acuerdo. Poco después, la embajadora regresaba a Berlín. Aún debe retornar la representante de Mohamed VI en Madrid, Karima Benyaich, llamada a consultas en mayo de 2021.

Respaldo de EEUU

España, no obstante, ha ido más allá al hablar de "base más seria, creíble y realista" para la "resolución" del conflicto. Washington ratificó su apoyo al planteamiento de Rabat tras el respaldo de Madrid. Es una iniciativa "seria, creíble y realista" —los adjetivos se repiten, no por casualidad—, indicó un portavoz del Departamento de Estado a EFE, quien recordó que esa postura ya fue expresada la semana pasada durante una visita a la capital marroquí de la subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, quien también se vio con Albares en Madrid antes de partir hacia el país magrebí.

"EEUU, Francia y Alemania se movieron. ¿Vamos a quedarnos nosotros solos? ¿Somos más de izquierdas que el Gobierno de Olaf Scholz [el canciller socialdemócrata]? ¿Somos los poseedores del tarro de las esencias? La política es el arte de lo posible", se justifican desde el sector socialista del Ejecutivo. Además, ha pesado otra razón. Sánchez siempre ha perseguido que la UE y la OTAN presten atención a la vecindad sur, para el control de la inmigración y del yihadismo. Porque tan frontera de la Unión es el flanco oriental como el sur, repetía. Pero la devastadora guerra en Ucrania, que se prevé larga, ha agigantado la amenaza de Rusia para Occidente. El Gobierno necesitaba imperiosamente cerrar una crisis atascada desde que en diciembre de 2020 Rabat suspendió la RAN prevista para ese mes y que creció con el caso Ghali. Albares, en su comparecencia en Barcelona del viernes, alegó que precisamente el desafío de Vladímir Putin hacía de este "especialmente un buen momento para cerrar" el contencioso con el reino alauí.

"La política es el arte de lo posible", sostienen en el lado socialista del Gobierno. La coalición no peligra, y en Unidas Podemos creen que abre el camino para "diferenciarse" de sus socios

La coalición con Unidas Podemos, en todo caso, no peligra, pese a que el presidente chocó con los morados (no con Díaz) por el envío bilateral de armas a Ucrania y por el aumento de gasto militar (que rechaza todo el espacio, también la vicepresidenta segunda). Este ha sido el tercer elemento de tensión interna en menos de un mes, a sumar a todos los conflictos anteriores. "No tragamos nada. Nos abre el camino para diferenciarnos del PSOE. Pero es un dislate. Es una discrepancia y un error que allana el camino a la derecha. Nos jugamos el Gobierno y Pedro y el PSOE no lo ven", apuntan fuentes próximas a Díaz. "La política exterior es una prerrogativa del presidente", recuerda un ministro socialista. Y Sánchez la ha hecho valer una vez más.