El malestar social en las calles, con el campo exigiendo medidas inmediatas que pare los destrozos de la inflación y los transportistas manteniendo una huelga que amenaza con el desabastecimiento, ha hecho al PP elevar el tono de crítica contra Pedro Sánchez, al que seguirán desgastando hasta el próximo día 29, cuando el Ejecutivo tiene previsto anunciar su paquete de medidas para responder a la guerra de Ucrania, y en el que inicialmente iba a figurar una rebaja de impuestos. El principal partido de la oposición lo pone en duda. Dirigentes del PP cuentan con que habrá alguna medida fiscal, pero como ya advirtieron a El Periódico de España, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, creen que será un “esfuerzo mínimo” pese al clamor de todos los sectores afectados.

Los populares consideran que el Gobierno atraviesa una situación de “caos total” agravada por el giro histórico del presidente en la postura sobre el Sáhara Occidental después de 47 años en los que España apostaba por una postura de neutralidad. El hecho de que Sánchez no informara a su propio gabinete ni levantara el teléfono para explicar la decisión al PP indigna al partido que Alberto Núñez Feijóo presidirá oficialmente a partir del primer fin de semana de abril.

Y en este contexto de descontrol, a pesar de que la posición del PP pasa por apoyar al Gobierno en asuntos de Estado y muy especialmente en lo que tiene que ver con la postura ante la guerra, el primer partido de la oposición no hará nada por frenar el deterioro de Sánchez. “Está desaparecido, no deja de cometer errores de peso y está dejando a España en una situación de absoluta debilidad”, explican fuentes de la dirección provisional. En la sesión de control al Gobierno de este miércoles el PP volverá a evidenciar el desorden gubernamental y a insistir en que Sánchez debe tomar medidas inmediatas que comiencen a aliviar al sector primario, los transportistas y las familias más afectadas por el alza de los precios.

Apoyo con reticencias

El Gobierno siempre ha insistido en que debía esperar al Consejo Europeo de esta semana para decidir, después, las medidas nacionales. El objetivo original era esperar a ver en qué situación queda el mercado energético que España apostaba por modificar desacoplando el gas de la electricidad. El Ejecutivo central también apostaba por topar el precio de la luz a 180 euros el megavatio en el mercado mayorista, medida que ya no mantiene encima de la mesa. “Ni conocemos ya lo que propone, ni hemos visto un solo papel”, se siguen lamentando en el PP, reprochando al Gobierno que no aclare su propio punto de vista. 

Los populares aseguran que el único interés que las vicepresidentas y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, mostraron en su reunión de la semana pasada era saber si contarían o no con el respaldo del PP en la posición de España en Europa. Incluso si finalmente el Gobierno opta por tomar alguna medida unilateral.

Fuentes del PP dejaron claro a este diario que sería difícil desmarcarse del plan de respuesta a la guerra, incluso aunque no se cumplieran sus demandas de una rebaja fiscal potente. Fue la demanda del propio Feijóo en la Conferencia de Presidentes de la Palma, secundada por el resto de barones territoriales. Y el acuerdo final dejó claro ese compromiso que después el Gobierno comenzó a descafeinar. 

Distintos dirigentes siguen manteniendo que la oferta de apoyo se mantiene, pero también reconocen reticencias con el paso de los días, en parte por este descontrol generalizado y la falta de transparencia y comunicación. “Una vez más. Sánchez siempre actúa igual”, zanjan.

Ambigüedad sobre el Sáhara

Si la situación económica, las manifestaciones y los paros no fueran suficientes, el cambio en la política exterior del Gobierno al admitir el plan autonomista de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, ha terminado de encender al PP. La principal crítica, al menos por ahora, se centra en las formas en las que Sánchez ha tomado la decisión. Primero, “rompiendo un consenso de más de 40 años”, dijo Feijóo, y después mostrando una “debilidad total” al no poder explicar los detalles del acuerdo firmado con el reino alauí y dejar que fuera el rey de Marruecos quien directamente comunicara la nuevo posición de España.

De ahí, que el PP, igual que el resto del arco parlamentario, exijan la comparecencia inmediata de Sánchez para explicar un asunto de extrema sensibilidad. El presidente pretende dar cuentas el próximo 30 de marzo, justo un día después de que el Consejo de Ministros apruebe el decreto con las medidas económicas. Aprovechará su intervención para hablar también del Consejo Europeo de este jueves y viernes. El malestar en el PP no puede ser mayor: consideran que no tiene sentido que sea el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien comparezca este miércoles en la comisión del ramo. 

La cuestión es que el PP tampoco explica su punto de vista. En parte por la situación de interinidad en la que la sensación general es que el aún presidente de la Xunta no puede ejercer como líder y el resto de dirigentes tratan de hacer un equilibrio difícil. Los populares, al menos por ahora, insisten en conocer los motivos exactos por los que el Gobierno ha decidido cambiar su posición, pero no critican el fondo de la cuestión. De hecho, algunos dirigentes de peso como el presidente de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, criticó este martes abiertamente las formas, pero no el contenido del giro. Hasta el punto de recalcar la necesidad de cuidar a un “vecino, aliado y socio comercial”. “Las formas lastran los contenidos, que aún ni siquiera conocemos”, zanjó el barón andaluz.