El exdirector de Seguridad de Repsol Rafael Araujo ha asegurado este martes ante el juez encargado de la instrucción del 'caso Villarejo' que la decisión de contratar al ahora comisario jubilado fue suya, sosteniendo además que nunca informó al presidente de la compañía, Antonio Brufau, acerca de su decisión.

Fuentes jurídicas han explicado a Europa Press que en su declaración ante el juez Manuel García-Castellón, que se ha extendido alrededor de hora y media, Araujo ha enfatizado en que ni siquiera a día de hoy ha tratado con Brufau la contratación de CENYT, la empresa de Villarejo.

Ante el titular del Juzgado Central de Instrucción Número 6 Araujo ha hecho un relato remontándose a sus orígenes como policía para hacer énfasis en que nunca conoció a Villarejo mientras éste estuvo en activo.

Según ha explicado, no habría coincidido con Villarejo ni en la academia ni en los numerosos destinos por los que ambos pasaron. Su primer contacto, ha relatado, se produjo entre los años 2007 y 2008, cuando ambos se encontraron en una comida en la que el comisario se presentó como un inspector jefe en excedencia que tenía una empresa de seguridad: CENYT.

Araujo, según las mismas fuentes, ha explicado al magistrado que no volvió a coincidir con Villarejo hasta 2011. Fue en un corrillo por la festividad de los Ángeles Custodios --el patrón de la Policía Nacional-- cuando el entonces responsable de Seguridad de Repsol intercambió unas palabras con el principal investigado en 'Tándem'.

Los nervios de Villarejo

En concreto, y tras percibir supuestamente en Villarejo una cierta inquietud durante su conversación, Araujo le preguntó directamente si éste trabajaba para Sacyr, lo que provocó que el ahora comisario jubilado cambiase de forma abrupta su semblante.

Cabe recordar que en esta pieza separada número 21 de 'Tándem' se investiga el presunto encargo por parte de Repsol y de CaixaBank a Villarejo para que espiara en 2011 al entonces presidente de Sacyr Vallehermoso Luis del Rivero.

Así las cosas, y después de cerciorarse de que la empresa de Villarejo ofrecía sus servicios a Sacyr, Araujo pensó que una buena forma de desactivar esa colaboración sería que fuese Repsol quien contratase directamente a CENYT.

Si recurrió al grupo de Villarejo fue, según ha apuntado ante el juez, porque el departamento de Seguridad no podía asumir la labor de recopilar información acerca de Sacyr, un trabajo que debía recaer en una empresa externa. CENYT era la idónea en tanto que ya trabajaba con otras empresas del IBEX-35 y por tener fama de acometer sus encargos con celeridad.

Recomendación de otros directores de seguridad

Araujo disponía de esa información sobre el grupo empresarial de Villarejo, según ha explicado, porque los directores de Seguridad de las empresas hablaban entre ellos con cierta asiduidad, llegando a sus oídos los servicios que finalmente contrató.

En este contexto, Araujo también ha dado detalles sobre cuáles eran los principales objetivos que perseguía su departamento a la hora de recurrir a CENYT. Lo principal, ha afirmado, era conocer detalles acerca del pacto que Del Rivero trató de cerrar con la petrolera mexicana Pemex para hacerse con el control de Repsol, compañía en la que Caixabank era accionista de referencia.

Así, esa labor de inteligencia empresarial perseguía desvelar una serie de detalles: quién estaba detrás del pacto, quién financiaba la operación y con qué apoyos jurídicos y financieros contaba Sacyr. Especialmente, ha apuntado Araujo, cuando Repsol la consideraba como una empresa sin la capacidad para acometer ese movimiento.

El exdirector de Seguridad ha sostenido que era bastante habitual que en operaciones de esta índole la empresa que figuraba como interesada en cerrar el acuerdo actuase como una suerte de caballo de Troya de otra con una capacidad superior.

Lo que Repsol no perseguía en ningún caso con la contratación de CENYT, ha incidido Araujo, era obtener información de índole personal acerca de Del Rivero o su familia.