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Mitin del PP

Feijóo solo quiere jugar en casa (y sin preguntas)

El líder del PP hace el balance del curso político potenciando su perfil presidencialista: frente al Senado, entre banderas y eliminando el riesgo de cometer errores ante las cámaras

Alberto Núñez Feijóo. EP

La última semana de julio es el momento de hacer balance del curso político. Ya es tradición que el Gobierno y la mayoría de los partidos organicen actos públicos para analizar la situación económica y social y se expongan a los medios de comunicación para responder sus preguntas. El PP, al contrario que otros años, ha optado esta vez por salir antes que Pedro Sánchez, que hablará el viernes, y ha convocado a media mañana en la plaza de la Marina española, frente al Senado. Alberto Núñez Feijóo ha hecho otra variación también respecto a su antecesor, Pablo Casado: ha optado por celebrar un mitin y ha sustituido las preguntas de los periodistas por aplausos de sus compañeros de partido.

El dirigente conservador pronunció un discurso el martes ante el comité ejecutivo nacional del PP en el que dijo cosas muy parecidas a las de este jueves: en resumen, España se hunde por la crisis económica y las grietas del Gobierno de Sánchez y él está preparado para salir al rescate. La alocución tuvo ausencias relevantes. Entre otras, no comentó la grave situación internacional derivada de las guerras lanzadas por Rusia: en Ucrania y cerrando el grifo del gas.

Solo ha introducido un breve comentario novedoso sobre la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Ejecutivo central que se reunió la víspera: "Como es habitual no se informa ni a los catalanes ni al conjunto de los españoles qué es lo que están intercambiando, pero a cambio de que Sánchez pueda seguir resistiendo en el poder veremos varias cesiones a los independentistas".

Su capital político

El acto de este jueves sirvió para conocer un poco más al jefe de la oposición, que llegó hace apenas cinco meses a Madrid con la misión de reanimar a un partido destrozado tras la luchas internas. Con cuatro mayorías absolutas a sus espaldas, Feijóo ha logrado remontar el ánimo de los suyos y que cale en la ciudadanía que es una buena alternativa a Sánchez. Eso es lo que dicen, al menos por ahora, las encuestas, que le han colocado en el primer puesto. Y en esa coyuntura, Feijóo no quiere arriesgar y quiere avanzar en la construcción de su figura como próximo presidente del Gobierno.

Salió a hacer el balance el jueves, un día antes que el jefe del Ejecutivo, porque no quiere dar la sensación de que va a rebufo del dirigente socialista. Él desea hacer creer que el camino hacia la Moncloa es una cosa hecha. La imagen que exhibió es institucional: fuera de la sede del PP, al aire libre, frente al Senado (donde tiene escaño) y entre banderas (la española y la europea). ¿Qué podía salir mal? Pues que algún periodista le apretara con algún asunto o él se liara en alguna respuesta. Por esa razón, y de forma inédita, decidió no correr riesgos y vetó las preguntas. La Federación de Asociaciones de Periodistas España (FAPE) emitió un comunicado para denunciar que vulneró los derechos a la libertad de prensa e información.

A Feijóo le gusta jugar en casa, cómodamente. Llega de Galicia, donde se ganó ese privilegio desde la oposición y lo disfrutó varias legislaturas. Su determinación en llegar a la Moncloa está clara, pero la volatilidad de la política desde 2015 (y la del PP en particular) ha centrifugado tantos planes que parece osado hacer predicciones a más de una semana vista.

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