El desmontaje de la imagen de Alberto Núñez Feijóo como un dirigente ponderado va a resultar lento. Semanas después de que la Moncloa, alertada por una gradual subida en las encuestas, decidiera que había que contarle a la gente quién era de verdad el líder del PP, arrebatarle la capa de supuesto moderado y dejarle desnudo, el último sondeo del CIS demuestra que no le se podrá desvestir tan rápido.

Los socialistas han recibido un chute de energía, después de que el CIS -en sentido contrario al resto de encuestas publicadas- volviera a colocarles en primer lugar, tras dejar que el PP ocupara el podio antes del verano. Esa situación se ha dado la vuelta. El PSOE, con un 29,2%, es de nuevo líder frente a un PP que desciende al 28,5%. Respecto a julio, los socialistas ganan un punto y los populares pierden uno y medio. Pero el problema de fondo, el que realmente ha lanzado la operación "a la ofensiva" contra Feijóo, persiste. La fuga de votos del PSOE al PP, que supera el medio millón de votos, apenas se mueve. Los argumentos que el Gobierno y el PSOE está ofreciendo a esta porción de votantes para que no se dejen deslumbrar por Feijóo todavía resultan insuficientes.

Y eso que este CIS se hizo entre el 1 y el 10 de septiembre, con esta estrategia a pleno rendimiento, como se visualizó nítidamente en el cara a cara que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición mantuvieron el día 6 en el Senado. El trasvase ha descendido, pero poco, tras meses sin parar de crecer. Es verdad que en julio fue cuando más caudal de electores tuvo -un 8,3% que son 560.000- y este mes ha bajado al 7,6% -513.226-. Pero es que ha engordado muy rápido desde que el dirigente gallego llegó a la presidencia del PP. Su constante y ágil crecimiento fue lo que antes del verano encendió las alarmas en Moncloa e impulsó la idea de que era necesario "desmontar" a Feijóo.

En junio el escape hacia el PP aún se mantenía por debajo del medio millón -391.673 votos, un 5,8%- pero el mes siguiente se disparó. Poco después Pedro Sánchez, cambió la cúpula del partido, con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, como nueva vicesecretaria general, y la de Educación, Pilar Alegría, de estreno en la portavocía, y comenzó la campaña coral para transmitir a la opinión pública la "insolvencia" del jefe de las filas populares.

Alternativa, mes a mes

Al margen de que el PSOE persiga así, con una mayor posición de combate de cara a las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023 y las generales de finales de año, despertar a la organización y a buena parte de su electorado que se ha instalado en la abstención, los números se muestran tozudos para demostrar cómo el PP se ha convertido en una alternativa creíble con la sustitución de Pablo Casado por Feijóo.

Con Casado, el escape de votos de los socialistas a los populares era mucho más testimonial. En febrero estalló la guerra definitiva entre el anterior dirigente del PP y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que se saldó con la defenestración de Casado y el aterrizaje del gallego en la política nacional, materializado oficialmente a principios de abril. Considerando enero el último mes de estabilidad en el seno del partido, los datos del CIS reflejan que no pasaban de 155.000 votos, un 2,3%.

Estas cifras no han parado de aumentar desde que Feijóo se instaló en Génova. En abril ya ascendió al 4,4%, 297.131 votos; en mayo, 5,6%, 378.167; en junio, 5,8%, 391.673, y en julio la escalada a 560.000. La cifra ha remitido este mes levemente, 7,6%, 513.226 votos. A esta veloz ampliación del trasvase de votantes al PP se une la consideración del presidente del PP como líder de la oposición. A dos cuartos del electorado socialista les inspira poca confianza, a otro cuarto, ninguna confianza pero a un último cuarto más -para ser absolutamente exactos, un 21,4%- les ofrece bastante confianza.

Estos datos tienen un reverso bastante simétrico en la valoración que sus propios votantes hacen de Pedro Sánchez. Para la mitad (47,7%) el jefe del Ejecutivo transmite bastante confianza pero a un 25,5% les infunde poca confianza.

Quizás el sondeo del CIS de octubre resulte más definitivo para comprobar si realmente se ha frenado el efecto Feijóo, con la confirmación de que decrece el trasvase de votos del PSOE al PP. Pero también para saber si Vox, otro de los damnificados por el cambio de liderazgo, continúa cediendo terreno ante el PP. En su caso los votantes se le marchan a espuertas. Según el CIS de julio, un 28,1%, que dejaba en un exiguo 60% a los electores que se mantenían fieles. Este mes el drama es algo menor: sólo un 17,4%.