“Un actor de la Transición de primera talla”, “una figura histórica que ayudó a consolidar la democracia”, “como andaluz y presidente de los andaluces mi admiración a una figura histórica de la dimensión de Felipe González”. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, ensalzó con estas valoraciones cargadas de epítetos la figura del expresidente del Gobierno socialista, nacido en Sevilla, cuando se le preguntó por su participación en uno de los actos con los que el PSOE conmemorará los 40 años de la victoria por mayoría absoluta en España en 1982. “Ilustre andaluz”, “el presidente más longevo de la historia de España”, añadió en su glosa, recreándose en su rendida admiración.

Moreno acudirá invitado junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, a Toledo el próximo 20 de octubre en un acto organizado por la Fundación Felipe González dentro de los homenajes por los cuarenta años de la victoria socialista. El presidente de Aragón, Javier Lambán, también estaba invitado, pero explicó, en su visita a Andalucía y junto a Moreno, que no podrá asistir porque tiene pleno del Parlamento autonómico y ya se había disculpado con Page. Así Moreno tendrá dos fotos consecutivas. La de este jueves con Lambán y la de otro jueves, dentro de dos semanas, con García-Page, dos de los barones críticos con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Una estampa en la que estará también Felipe González, con quien Sánchez ha recompuesto relaciones tras años de frialdad e incomunicación política.

Beneficia la estrategia popular

El PP tiene un mantra. Repite que echa de menos al PSOE de Felipe González y carga contra el ‘sanchismo’, insistiendo en que el modelo de partido del actual líder socialista dista mucho del que tuvieron sus antecesores. En esa ecuación incluye las alianzas del PSOE con Unidas Podemos, EH Bildu o ERC, algo que, sostienen, no habría pasado en las filas socialistas de antaño. En Andalucía esto se lleva oyendo mucho tiempo. En su viaje al centro y en la construcción de su liderazgo político moderado, Moreno siempre ha reivindicado la figura de Felipe González.

Durante tiempo confesó en las entrevistas que el primer mitin que había ido a su vida fue a uno del expresidente y que le cautivó. Él, que siempre ha militado en Nuevas Generaciones. Cuando el expresidente José María Aznar le espetó aquello de "Váyase, señor González, hágale un favor a España y váyase", estrenando una etapa de acoso y derribo de la oposición por los escándalos de corrupción que acabaría en derrota socialista en las urnas, era 1994 y Moreno ostentaba la presidencia de Nuevas Generaciones en el PP de Málaga. También Feijóo le confesó a Bertín Osborne que había votado a González “por convicción” y lo hizo en la televisión en horario de máxima audiencia. Días atrás pudo verse a ambos muy cómodos en el Foro de La Toja.

Voto prestado

En las elecciones andaluzas la estrategia fue clara. Venía de atrás. Moreno se lanzó a por el voto del socialista andaluz desencantado con el Gobierno de Pedro Sánchez, que el PP sabe que tiene un alto desgaste y una baja consideración en la opinión pública, al menos eso dicen las encuestas. Se fue a por ese voto prestado para consolidar una mayoría absoluta y el 19 de junio esa estrategia se demostró que fue un éxito. El trasvase de votantes socialistas a las filas populares, que el PSOE siempre había negado, fue cifrada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en un 15,6%. Una fuga que apuntaló la mayoría absoluta del PP y que consagró la estrategia de Feijóo hacia las generales, intentando pescar votos a su derecha, recuperando votantes que se fueron a Vox, y en el centro, absorbiendo Cs y llevándose las papeletas prestadas de los socialistas que están descontentos con Sánchez y el pacto de PSOE y Unidas Podemos, apoyado por los independentistas en el Congreso.

Por eso, la oferta en bandeja de plata para que Moreno participe en los actos de conmemoración de los 40 años de la victoria de Felipe González a muchos en Ferraz y también en el PSOE andaluz les ha sentado mal. Redunda en el discurso del PP contra Pedro Sánchez, admiten fuentes socialistas, convencidos de que las alabanzas al expresidente andaluz son “un dardo envenenado” contra el presidente actual.

La apropiación de esa figura por parte de Moreno chafa además los planes del PSOE andaluz, que pensaba aprovechar el impulso de la celebración de esa efeméride del andaluz, para reivindicar su propio pasado, con el que tiene una relación complicada desde el caso ERE. Un punto de partida, explicaban, para unas municipales en las que los socialistas se juegan mucho en Andalucía tras tocar fondo el 19 de junio, con un PP arrasando en muchos de los que habían sido sus feudos intocables e incluso ganando en la provincia de Sevilla, cuna del expresidente andaluz y socialista en todas las elecciones hasta las pasadas autonómicas. Moreno ha dejado ya claro que el objetivo es la Diputación sevillana, que nunca ha estado en manos del PP, y que significaría una victoria de los populares en pueblos donde jamás la habían conocido hasta las pasadas andaluzas.

Moreno aprovechó su foto con el presidente de Aragón, Javier Lambán, en San Telmo para redundar en su imagen de moderación tendiendo puentes a presidentes autonómicos del PSOE. En ese acto, fue cuando ensalzó, una vez más, la figura de González. “Tenemos que mirar estas invitaciones con absoluta normalidad. No tenemos que conversar los de siempre, sino distintos actores de distintas formaciones y con ángulos de visión diferentes, eso hace rico cualquier debate, coloquio o foro”, dijo en una afirmación difícil de rebatir.

Desde las filas socialistas de Andalucía mascullaron: “Ya se le caerá el disfraz”. De momento, el traje de moderado le sigue cayendo bien y los barones socialistas se sienten cómodos posando junto a él en la foto.