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Entrevista
Rafael Catalá Exministro de Justicia, actual presidente del Centro Español de Mediación

"Si no se hizo más rápido la alta velocidad a Asturias fue porque no se pudo"

"El retraso en la renovación del Poder Judicial ha dado una imagen lamentable; el PSOE está encastillado, pero debe haber un acuerdo cuanto antes"

Rafael Catalá. Francisco L. Jiménez

Rafael Catalá (Madrid, 1961), exministro de Justicia, está ahora al frente del Centro Español de Mediación, desde donde trata de impulsar y promover esta vía como alternativa "más eficaz y barata" a la demanda judicial en los litigios de naturaleza societaria y mercantil. Esta semana ha participado, de manera telemática por cuestiones de agenda, en unas jornadas organizadas por la Cámara de Comercio de Oviedo. También Secretario de Estado de Infraestructuras en la etapa de Ana Pastor al frente del Ministerio de Fomento, atribuye el retraso en la llegada de la alta velocidad a Asturias a "los problemas geotécnicos" en los túneles.

–¿En que situación se encuentra la mediación en España?

–Como sistema de solución de conflictos es bastante novedoso porque los españoles estamos muy acostumbrados a acudir a los tribunales ante cualquier disputa. En 2012 aprobamos la ley de mediación pero está costando que se extienda y los ciudadanos y las empresas la vean como una manera eficaz de solucionar sus problemas. Básicamente para eso surgió el Centro Español de Mediación y y la Cámara de Comercio de España se está volcando en labores de divulgación para que los empresarios y ciudadanos la conozcan y valoren como una fórmula alternativa. Si hoy salimos a la calle en Oviedo o Valladolid a preguntar a la gente qué es la mediación nos encontraremos con un conocimiento muy bajo.

–¿España está muy por detrás de los países de su entorno en cuanto al uso de la mediación?

–Estamos lejísimos de los países anglosajones como el Reino Unido o Estados Unidos porque en esa cultura la mediación ha sido habitual desde hace mucho tiempo. En Europa también estamos por detrás de Francia, Alemania o Italia, donde ya llevan varios años con la mediación incorporada como norma en su derecho vigente.

–¿Cuál es el reto inmediato para extender su aplicación?

–Nos encontramos ante un momento muy importante porque hay en las Cortes un proyecto de ley del Gobierno en el que por primera vez se establece que antes de acudir a los tribunales hay que intentar resolver el problema por la vía de la mediación. Si se aprueba, y esperemos que entre en vigor el próximo año, habrá un cambio radical y tanto las empresas como las personas van a ver que la mediación es una buena manera de resolver conflictos tanto en tiempo como en costes.

–¿La mediación ahorra más tiempo o recursos a una administración de justicia que en España acumula cargas de trabajo cada vez mayores?

–Sobre esta cuestión hay datos, ya no se trata de opiniones, que no se discuten. Cada año los españoles presentamos dos millones y medio de asuntos ante los juzgados civiles y esos asuntos se resuelven de media, tras todas las etapas como primera instancia, recurso ante la Audiencia Provincial y Supremo, en cuatro años y ello con unos costes también medios estimados en 30.000 euros. En cambio la mediación resuelve en pocos días y los honorarios de los mediadores pueden no llegar a los 10.000 euros. Resulta mucho más eficaz por ser más rápida y barata. La mediación aporta un valor muy democrático, propio de una cultura de diálogo ante el conflicto.

–¿Cuál es ese valor diferencial?

–La solución no te la impone un tercero, un juez que diga la razón la tiene este o el otro. En la mediación son las partes en conflicto, que se sientan con la ayuda de un mediador, y buscan la solución a sus problemas. Si finalmente llegan a un acuerdo, será una solución pactada, en la que ninguno tiene toda la razón sino que las dos partes se reconocen. Tiene muchas ventajas. Por eso las Cámaras de Comercio, como la de Oviedo, están haciendo un esfuerzo para divulgar las ventajas de esta vía y que las empresas vean que es mejor recurrir al diálogo que al litigio judicial para resolver problemas con sus proveedores, clientes o empleados.

–¿Estamos en España poco acostumbrados a la cultura del diálogo, en todos los órdenes?

–Siempre recuerdo el cuadro de Goya muy famoso: el duelo a garrotazos, con sus dos personajes medio hundidos en el fango y se están pegando el uno al otro, Parecería que esa es la fórmula de resolver un conflicto, acabar con el de enfrente, ganar y tener yo la razón. Eso tiene poco que ver con la cultura del consenso y de alcanzar acuerdos. La vía de la demanda siempre está ahí, como última solución, pero si la mediación se vuelve habitual, con esta nueva ley de eficiencia procesal, quizá nos encontremos con que el 10 o el 20 por ciento de los asuntos se resuelven por la vía de la negociación. Sería una magnífica noticia para los tribunales y para el avance de la sociedad.

–¿Hay algunos ámbitos donde la mediación esté mas extendida?

–La ley vigente desde 2012 no hace obligatoria la mediación, por eso hay muy pocos casos. Hay algo de mediación en la vía familiar, en la vía laboral y en la contencioso-administrativa, pero en la vía civil y mercantil no hay prácticamente nada y creo que es por desconocimiento de las empresas sobre la existencia de esta vía, mucho más económica. Cuando esta nueva ley se apruebe, el cambio será para mejor. Aunque es una ley elaborada por un Gobierno socialista, no se me caen los anillos en reconocer que han hecho un buen proyecto y espero que el Grupo Popular la apoye y se apruebe cuanto antes.

–¿Es la mediación una herramienta con mucho recorrido ante el escenario de crisis que se avecina?

–Sí, lamentablemente una de las variantes de las crisis, como hemos visto en el pasado, es el aumento de la litigiosidad porque hay empresas que no pueden atender sus obligaciones. Ojalá esté aprobada la ley para el próximo año y esos problemas se puedan resolver por la vía de la mediación, de manera más eficiente para las empresas.

–¿Cómo se ve la política desde la distancia?

–Mantengo la pasión por la política y por lo público. Veo una sociedad muy polarizada y crítica con un Gobierno que no acaba de enfocar la crisis con soluciones. Es verdad que la crisis es general pero parece que en otros países están siendo capaces de afrontar esta situación mejor que nosotros. Veo un 2023 con mucha polémica, mucho debate electoral y creo que con una expectativa de cambio porque los españoles generalmente cuando las cosas van mal confían en el PP como vía de solución a sus problemas.

–Hablaba antes del valor del diálogo. ¿Vendría bien un mediador para desbloquear la renovación del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional?

–A lo mejor sí, pero en la política las mediaciones son complicadas. Lo que hace falta es una llamada a la responsabilidad de los agentes políticos y en mayor medida al Gobierno de España, que es el que debe proponer el acuerdo, de una vez por todas, de buena fe y sin líneas rojas.

–¿Será esta vez la definitiva?

–Ojalá porque lo razonable es que los órganos constitucionales se renueven dentro de los plazos y se designen los magistrados del Constitucional cuando tocan. Las instituciones tienen que funcionar con normalidad democrática. El PSOE está absolutamente encastillado en no cambiar un sistema para el que tanto el PP como Europa piden una mayor participación de los jueces en la designación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Si el Gobierno del PSOE avanza por ahí puede haber un acuerdo. Con flexibilidad y una buena mediación debería de llegarse a un acuerdo cuanto antes. Se ha dado una imagen bastante lamentable porque el Gobierno ha estado muy reservón, aunque culpe al PP de todo.

–Antes de ministro de Justicia fue secretario de Estado de Infraestructuras. ¿Qué le parece que no se pueda viajar aún entre Madrid y Asturias en trenes de alta velocidad?

–Reconozco que es una frustración porque en mi etapa en el Ministerio de Fomento, de 2011 a 2014, se trabajó muchísimo en la línea de alta velocidad a Asturias y se llegó hasta León, pero a veces el hombre propone y la naturaleza dispone. La orografía asturiana y del norte de León es muy compleja y hubo muchos problemas geotécnicos con los túneles y filtraciones que parece ya están encaminadas y parece que por fin, en breve, vamos a ver la conexión con Asturias por alta velocidad.

–Pero el acuerdo del Gobierno del PP con Foro a cambio de su apoyo en unos Presupuestos Generales del Estado también contribuyó a ralentizar los plazos.

–Sí, aunque en la etapa de Ana Pastor como ministra lo que hicimos siempre fue seguir el criterio de los técnicos. Los políticos lo que tenemos que hacer es poner dinero y apoyar. Puedo asegurar que nunca faltó voluntad política  para culminar esta obra. Los políticos asturianos presionaron duro, como debían hacer, y también la sociedad asturiana, pero la orografía y los problemas técnicos han sido muy complejos.

–Qué le parece que Eva Granados, la portavoz en el Senado, acabe de declarar que mientras a los gobiernos PP le caducaban los estudios de impacto ambiental, el Gobierno de Sánchez traerá la alta velocidad a Asturias.

–En el tiempo que trabajé en Fomento pusimos nuestro máximo esfuerzo en extender la alta velocidad y así fue en Palencia, León, Alicante, Castellón. Aunque 2012 y 2013 fueron años muy difíciles se pusieron muchos recursos. Sinceramente si no se hizo más deprisa fue porque no se pudo. Hay que ser realistas. En infraestructuras de gran envergadura, cuya ejecución abarca mas de 10 y 12 años, hay que tener la generosidad de reconocer el trabajo de todos los gobiernos de distinto signo que le dieron continuidad para que fuera posible y acabe siendo un éxito.

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