Yak-42

La familia de Antonio Novo, asturiano fallecido en el Yak-42, visita el lugar del siniestro

La familia de Antonio Novo, víctima asturiana del siniestro, viaja a Turquía en el vigésimo aniversario, sin homenajes en Madrid

La familia de Antonio Novo, asturiano fallecido en el Yak-42, visita el lugar del siniestro

La familia de Antonio Novo, asturiano fallecido en el Yak-42, visita el lugar del siniestro / FOTO CEDIDA POR LA FAMILIA

Luis Ángel Vega

La familia del comandante salense Antonio Novo Ferreiro, fallecido en el siniestro del Yak-42 en Turquía, el 26 de mayo de 2003, ha tenido que viajar a Turquía para honrarlo, porque en España no hubo acto alguno de recuerdo al cumplirse 20 años del accidente. "La ministra me llamó un día a las nueve de la mañana para decirme que no podían poner ni una triste corona de flores, porque coincidía con el fin de campaña. Pero quién podría pensar en réditos electorales. Son héroes de España", explica la salense Marisén Menéndez, viuda del comandante Novo, que está enterrado en Cañedo (Salas).

Ante la ausencia de homenajes, la mujer decidió viajar con sus dos hijos, Diego Manuel y Antonio –ya lo hicieron en el primer aniversario de la tragedia–, a la localidad de Maçka, cerca de Trebisonda. Fue allí, en el monte Pilav, donde se estrelló el avión, dejando 62 víctimas mortales, tres de ellas asturianas: el comandante Novo, el capitán de ingenieros Jesús Mariano Piñán del Blanco, de Gijón, y el subteniente del Aire Joaquín Álvarez Vega, de San Esteban de Pravia. "Nos recibió el alcalde de Maçka, Koray Koçan, que nos dijo que los militares del Yak habían caído como mártires y se les considera como hijos de la nación. Consideran que el alma de todos ellos quedó allí. Cuidan mucho los monumentos", explica Marisén Menéndez.

Otro momento emocionante fue el encuentro con el imán Sait Topçu, el primero que encontró a los soldados fallecidos y que tiene un museo del accidente. "El alma de su marido está aquí con nosotros y esperamos siempre por ustedes", dijo a la familia, a la que ofreció una comida en su casa. "La visita al monte Pilav, donde hay un monumento, te da mucha paz, es un lugar muy bonito", señala Marisén Menéndez. "Que tenga que ir a Turquía a conmemorar lo que hizo mi marido, que fue servir a España...", lamenta.

Hay monumentos en Zaragoza y Burgos, pero el gran memorial está en Madrid y es obra precisamente de uno de los hijos del comandante salense, el arquitecto Diego Manuel Novo, que el año pasado, tras su inauguración, describió a LA NUEVA ESPAÑA cómo fue todo el proceso: "Ha sido duro, pero reconfortante, como cerrar el círculo, un bonito broche". Marisén Menéndez quiso dar las gracias al político Diego Canga, "que aún se acuerda con cariño de mi marido", a cuyas órdenes estuvo en Cabo Noval cuando hizo el servicio militar y del que dijo: "Fue un gran asturiano y un gran militar".

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