Innovación en Defensa

Lanzado con éxito el SpainSat NG1, con el que España emprende su mayor proyecto espacial militar

Los ejércitos, la Armada, el CNI y las embajadas contarán con comunicaciones blindadas en dos terceras partes del planeta

Lanzado con éxito el primer satélite militar español

Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EFE

Juan José Fernández

Juan José Fernández

España tiene ya en el espacio al SpainSat NG1, el satélite militar de comunicaciones más avanzado de Europa y uno de los más potentes del mundo, después de que haya culminado con éxito esta madrugada el despegue en Cabo Cañaveral (Florida) del cohete Falcon IX que lo ha transportado.

El lanzamiento se ha realizado en el momento previsto, las 20:34 hora de la costa Este norteamericana, las 02:34 hora peninsular española, pero con un día de retraso, al que obligó el inusitado temporal de nieve en el sur de Estados Unidos.

El Falcon IX -cohete propiedad del magnate Elon Musk- ha salido al espacio con el SpainSAT NG1 bajo su cofia tras una espectacular ignición con la que terminaba una tensa cuenta atrás de nueve horas en el Kennedy Space Center, donde tamién están las lanzaderas de la NASA, a orillas del Atlántico.

A kilómetros de distancia se ha visto iluminado el horizonte por una bola de fuego, el penacho de llamas de los motores del cohete. La nave ha cruzado el cielo atronando con un ronquido y perdiéndose en segundos en la oscuridad de la estratosfera.

Lanzamiento del cohete Falcon IX con el SpainSat NG1 este miércoles en Cabo Cañaveral

Lanzamiento del cohete Falcon IX con el SpainSat NG1 este miércoles en Cabo Cañaveral / Space X

El encendido de los motores y el ascenso han iluminado una escena no exenta de tensión, después de que, hace solo 12 días, una nave Starship de Space X se desintegrara en el firmamento del Caribe por fallos aún bajo investigación.

La cuenta atrás se ha llevado a cabo entre la expectación de la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, los jefes de Estado Mayor del Ejército del Aire y el Espacio, el general Francisco Braco, y de la Armada, el almirante Antonio Piñeiro- otros miembros de la cúpula militar y de la firma Hisdesat, fletadora del satélite, además de varios altos cargos ministeriales de Industria y de Transformación Tecnológica que han viajado a Florida para asistir al inicio de la mayor aventura espacial -militar y empresarial- en la historia de España.

Este nuevo inquilino del espacio, combinado con otro gemelo, recibirá y transmitirá órdenes, planes, reuniones, informes, llamadas y secretos de las tropas españolas, las embajadas y los agentes de inteligencia desplegados por cualquier punto desde el medio oeste americano en su extremo occidental hasta Indochina en su límite oriental.

Fases del lanzamiento del SpainSat NG 1, en un esquema de Space X

Fases del lanzamiento del SpainSat NG 1, en un esquema de Space X / Space X

De pie, en una zona de avistamiento entre canales y praderas, la número 2 de Defensa ha tildado el lanzamiento de "éxito de la sociedad española, éxito de país". El satélite, "garantiza la seguridad de todos los ciudadanos, y es una contribución de España a la OTAN, a la defensa de todos los europeos y nuestros socios transatlánticos", ha dicho.

Cree la secretaría de Estado que "invertir en el espacio es invertir en el futuro, en nuestro sistema de ciencia y tecnología. El país que no esté en el espacio va a perder una carrera fundamental de progreso". Valcarce, además, ha subrayado que "estas tecnologías están pensadas para el mantenimiento de la paz".

Lenta subida

El cohete y su valiosa carga, un sistema orbital de comunicaciones seguras de 6.000 kilos y 700 millones de euros, se han alzado en el cielo nocturno de Florida impulsados por nueve motores Merlin, que han empujado durante 162 segundos. A 66 kilómetros de altura, agotado el propulsante de la primera etapa, se ha separado ese tramo del cohete y se ha encendido otro motor Merlin, este adaptado para funcionar en el vacío espacial, y ha continuado la subida.

Transcurridos tres minutos y medio de segunda etapa, se ha abierto la cofia del cohete Falcon IX y el SpainSat NG1 ha visto por primera vez el espacio. Esa parto ha tenido lugar a 106 kilómetros de altura.

El SpainSat NG1, camino de su órbita.

El SpainSat NG1, camino de su órbita. / Space X

El SpainSat NG1 ha comenzado entonces su vuelo de deriva, una parábola que ha recorrido ganando altura, hasta que la segunda etapa del cohete se ha vuelto a encender. Ocho minutos de propulsión han situado al aparato en lo que los ingenieros llaman “órbita geoestacionaria supersíncrona”. Ahí el satélite se ha separado del cohete y, activando una secuencia de inicialización, ha comenzado su vida operativa en solitario, a 4.000 kilómetros del suelo.

Ahora le queda una fase de despliegue de brazos robóticos y antenas, mientras viaja a su emplazamiento orbital definitivo, donde se espera que sirva 20 años.

"Un hito"

"Esto es un hito para España. Vamos a contar con una capacidad de comunicaciones seguras muy superior a la que tenemos hoy en día -explica Basilio Garrido, director de operaciones de Hisdesat-. Vamos a tener tres bandas de operación, y hoy solo tenemos una, la banda X (la habitual militar). Ahora vamos a tener banda X, banda K, banda UHF, las tres simultáneamente y con antenas activas para interconectar zonas diversas de la Tierra, hasta 625 conectividades".

Con este sistema ya en el espacio, España se convierte en quinto miembro de un reducido club, hasta ahora solo Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia, con capacidad de proveer comunicaciones a la OTAN. De hecho, hay ya un acuerdo firmado por Hisdesat con la Alianza Atlántica.

El SpainSat NG1 tiene capacidad de enfocar a áreas muy pequeñas, detectar ataques de intercepcion y resistir el golpe de la honda electromagnética procedente de una explosión nuclear, la HANE que hoy dejaría fuera de combate a la mayoría de satélites que rodean a la Tierra.

Es el primero de una nueva hornada de satélites militares que multiplicará por 16 las capacidades y el blindaje de comunicaciones que actualmente usa España. Es la culminación de seis años de contrato y uno de los más destacados, y discretos, avances del paulatino rearme español.

Cohete de Elon Musk

Construido por encargo de la empresa Hisdesat -con presencia de capital público de Defensa en su accionariado- en alianza con el consorcio europeo Airbus y la firma francesa Thales Alenia Space, el NG1 ha sido cargado con 1.250 kilos de Xenon, que ha sido su combustible principal, y una carga adicional de hidrazina, propelente de alta potencia que ha habido que manejar con mil precauciones en el Kennedy Space Center. Allí ha esperado su salida al espacio a bordo de un Falcon IX, el famoso cohete de Elon Musk.

Es Space X. la firma del tecnomagnate, la encargada del lanzamiento en las instalaciones que tiene junto a las de la NASA. Este ha sido su lanzamiento espacial 428. La elección de Musk no era controvertida en 2022, cuando se firmó el contrato. Entonces, el hoy pretoriano de Donald Trump colaboraba con sus propios satélites del sistema Starlink en la defensa de Ucrania, y no había adquirido su muy político perfil actual.

No había mejor opción en el mercado para lanzar, explican fuentes de Hisdesat. Con la NASA noqueada, Space X -que ya había lanzado antes para Hisdesat el satélite de observación Paz- hizo esta vez la oferta más viable: el SpainSat NG1 pesa y abulta demasiado para un cohete ruso Soyuz, posibilidad que Defensa no barajó, y la europea Arianne no presentó propuesta, sometida como estaba a un parón técnico.

El SpainSat NG1, durante su ensamblaje en un taller de Toulouse IFrancia) a cargo de Airbus.

El SpainSat NG1, durante su ensamblaje en un taller de Toulouse IFrancia) a cargo de Airbus. / Airbus

No ha trascendido el coste de cada lanzamiento con un cohete Falcon IX, estos que han abaratado el negocio con sus fases recuperables, capaces de retornar verticalmente a su lanzadera. Tampoco ha trascendido el coste del seguro del satélite, del que se encargan la española Mapfre y la francesa Aon ISB.

32 años de evolución

En 1992, España celebraba la Expo de Sevilla y los Juegos de Barcelona. Y fuera se empleaba en un trabajo mucho menos festivo: su primera misión militar exterior de envergadura desplegando fuerzas de interposición entre las matanzas de la ex Yugoslavia. Fue entonces cuando el rey Juan Carlos pidió mantener una comunicación en directo y simultánea con las tropas en Medjugorie y Mostar (Bosnia). Las Fuerzas Armadas tuvieron que recurrir a la ayuda británica, rogar apoyo para superar la escasez de estaciones receptoras de señal de satélite que sufrían el Ejército y la Armada. Sólo tenían siete; “hoy tenemos más de 700”, cuenta el capitán de Fragata Lorenzo Ruiz.

Una de las pocas estaciones del 92 estaba entonces en el ya jubilado portaaviones Príncipe de Asturias, que navegaba aquellos días por el Mediterráneo central. A bordo servía Ruiz como joven alférez de navío que asistió de cerca a las dificultades que supuso aquella petición del monarca.

En esa etapa le nació a Ruiz la afición por los satélites. Hoy este cartagenero es jefe del programa SpainSAT NG en la Dirección General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa. Se emociona cuando trata de describir a qué cumbre se llega ahora, en Cabo Cañaveral, 32 años después de aquellos días de pobreza tecnológica. “Es el satélite de comunicaciones militares más avanzado de Europa y, seguro, uno de los mejores del mundo”, dice, y añade, sin disimular su orgullo: “Créame: estamos liderando”.

El SpainSat NG1, ya montado y antes de ser trasladado al avión ucraniano de carga Antonov que lo llevó a principios de enero a Cabo Cañaveral

El SpainSat NG1, ya montado y antes de ser trasladado al avión ucraniano de carga Antonov que lo llevó a principios de enero a Cabo Cañaveral / Airbus

Con el Falcon IX perdiéndose de vista en la noche de Florida ha culminado la primera parte del más ambicioso programa espacial en la historia de España. Son 2.000 millones de euros de inversión en alta tecnología, de los que 1.397 los desembolsa directamente Defensa. Ha pesado en la inversión la orientación política de que el máximo del gasto se quede en la industria española, de forma que, según el CEO de Hisdesat, Miguel García Primo, el 45% del sistema es de origen, creación o innovación española.

La antena emergida a cota de snorkel por un submarino, el puente de mando de una fragata en el Cuerno de África, el piloto de un helicóptero Chinook con heridos a bordo, una estación del CNI en África, un convoy logístico en Eslovaquia, un helicóptero aterrizando en Melilla, un pelotón de infantes de Marina en la orilla del mar Negro, una pareja de Eurofighter sobrevolando el Báltico para disuadir a la aviación rusa, el mando de una batería Patriot en Turquía… todo tipo de plataformas y unidades militares españolas en toda clase de misiones se nutrirán de la autopista de billones de datos que proporcionará el SpainSat NG1.

Había esta madrugada en la expedición de militares y altos ejecutivos una sensación de orgullo, de celebración. La secretaria de Estado de Defensa se mostraba exultante. Natural de Fabero, en el eje minero leonés, educada en la escuela pública, pertenece "a la generación que vio en televisiones en blanco y negro llegar el hombre a la Luna -decía-. Y ahora mire: esto es un hito para nosotros".

Turbulencias

El aparato cúbico que ha estado esperando en Cabo Cañaveral con sus antenas plegadas como élitros de un insecto en reposo es el fruto de esa evolución hasta la consolidación del SECOMSAT, el Sistema Español de Comunicaciones Militares por Satélite, sin el que, en una guerra moderna, marcada por las nubes de combate y la transparencia del campo de batalla, las Fuerzas Armadas estarían ahora inexorablemente ciegas, sordas y mudas.

El proyecto sufrió no pocas turbulencias: las de 2020, con el confinamiento por el covid. O las de 2022, con Rusia convertida, de nuevo, en amenaza existencial para Europa al soltar Vladimir Putin sus brigadas de carros de combate sobre Ucrania, lo que obligó a Hisdesat a renunciar sobre la marcha a los motores iónicos del satélite, que iban a ser rusos y finalmente son de la francesa Safran.

Recreación de la pareja de satélites SpainSat cuando estén orbitando la tierra. Hisdesat

Recreación de la pareja de satélites SpainSat cuando estén orbitando la tierra. Hisdesat / Hisdesat

En el proyecto SpainSat NG1 se han implicado 18 universidades y pymes de Catalunya, Cantabria, Madrid, Andalucía, País Vasco y Castilla-La Mancha, además de firmas como Tecnobit, Sener, Crisa, GMV e Indra, y una generación de ingenieros españoles de 35 años de edad media. Dicen en el sector que ese es el arco de edad de quienes están ideando sistemas en esta Europa sometida a desafíos, y que es parte de la generación mejor formada de la historia de España.

Es una turbulencia no menor, que afecta a toda la industria de la defensa, la de la guerra por robar personal que libran empresas y países. El almirante retirado Santiago Bolíbar Piñeiro, presidente de Hisdesat, explica que en este caso “el elemento reputacional nos ha servido de freno. Es el prestigio curricular que supone participar en la creación de un satélite de comunicaciones seguras de primerísima línea”.

Muy alto

Esta es la tercera vez que Bolíbar asiste a un lanzamiento en el punto de la Florida del que han partido tantas misiones espaciales históricas, pero sigue hablando del fogonazo, el estruendo, el ascenso... con pasión de recién llegado.

El cohete Falcon IX con el SpainSat cargado, antes de su lanzamiento

El cohete Falcon IX con el SpainSat cargado, antes de su lanzamiento / Space X

En esta ocasión no se ha recuperado la primera fase del cohete, ese tramo que vuelve a la Tierra y aterriza de pie en las espectaculares imágenes que han hecho famosos a los Falcon IX. Esta vez se desintegra y cae en el océano. “Se renuncia a la recuperación porque el SpainSat NG debe llegar a 36.000 kilómetros. No es un satélite que vaya a navegar bajo -insiste Bolíbar en el término marinero, navegar-, y debemos aprovechar todo el combustible del cohete. Nos sale económicamente mejor…”

Desde esa órbita máxima, por encima del enjambre de los satélites convencionales de las órbitas LEO y MEO (pequeña y mediana), la nueva nave espacial de Defensa será capaz no solo de recibir y repicar un sinnúmero de datos, también de señalar el punto exacto del planeta desde el que un enemigo trata de interferir o intoxicar a la máquina.

Esa capacidad y otras que son secretas hacen intersección con ese 45% de aportación de lo que en la política de Defensa se llama “soberanía tecnológica”. “España se ha tenido que fabricar sus propias antenas activas”, dice Miguel Ángel García Primo, consejero delegado de Hisdesat, señalando uno de los elementos más valiosos de la máquina.

En septiembre próximo partirá de la Tierra un hermano, el SpainSat NG2, con el que se complementará en la recepción y envío de mensajes. Ahora, el NG2 está probándose en la cámara de vacío térmico, en las instalaciones de Airbus en Toulouse, como si fuera una bolsa amniótica en la que poco a poco va creciendo.

Cuando la pareja NG esté plenamente operativa, el SpainSat 1, viejo antecesor de estos NG y que lleva funcionando 19 años, se jubilará. Será enviado más allá, a una de las “órbitas de estacionamiento” donde los ingenieros espaciales llevan a dormir a los abuelos de su industria.

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