La competitividad europea

Innovación, coordinación e inversión: el plan de la UE para competir con Estados Unidos y China

Bruselas plantea dar preferencia a las empresas europeas en la contratación pública en sectores críticos

Archivo - La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante una comparecencia ante la prensa en la capital de Bélgica, Bruselas (archivo)

Archivo - La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante una comparecencia ante la prensa en la capital de Bélgica, Bruselas (archivo) / Europa Press/Contacto/Zhao Dingzhe - Archivo

Beatriz Ríos

La Comisión Europea ha presentado este miércoles su 'Brújula de la Competitividad', un plan para relanzar la economía de la Unión Europea y hacerla más competitiva frente a China y Estados Unidos, que consiste en una batería de propuestas legislativas, comunicaciones y estrategias que deben ayudar a las empresas comunitarias a destacar en los mercados globales, en plena ola de proteccionismo.

“Tenemos un plan. Tenemos una hoja de ruta. Tenemos voluntad política. Lo que importa, lo que de verdad importa, es la velocidad y la unidad. Velocidad, porque el mundo no va a esperarnos”, ha dicho la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, en rueda de prensa, “y unidad, que es importante para poner en práctica está voluntad política”.

Estas declaraciones contrastan con un documento que es poco concreto, tanto en el contenido de las medidas como en el calendario. La mayor parte de las iniciativas que incluye ya se habían anunciado en los últimos meses y hay pocos o ningún detalle nuevo. Tampoco hay cifras. La conclusión, en cualquier caso, es que Europa se queda atrás y necesita reformas estructurales para competir en los mercados globales. "En los últimos 20 o 25 años, nuestro modelo de negocio dependía básicamente de mano de obra barata de China, energía barata de Rusia, y una seguridad parcialmente subcontratada", ha reconocido von der Leyen, "necesitamos resolver nuestras debilidades para recupcuperar competivividad".

La receta de la Comisión pasa por tres pilares: acabar con la grieta en la innovación, aunar descarbonización y competitividad, y reducir las dependencias y reforzar la seguridad. Bruselas quiere simplificar las normas, facilitar el acceso a la financiación, y mejorar la coordinación para evitar duplicidades. Esto pasa, en gran medida, por reformar el mercado interior, las políticas de competencia, y completar la Unión del Mercado de capitales, pero no solo.

"Lo que hemos visto esta semana es sin duda un cuento con moraleja: el dinero no lo es todo", ha dicho von der Leyen en clara referencia al terremoto del DeepSeek. Pero al mismo tiempo, la falta de liquidez es uno de los grandes obstáculos no tanto a la innovación sino a la comercialización de la tecnología una vez desarrollada. "Si hoy tuviéramos un mercado de capitales profundo y líquido, como muestran las cifras del BCE, hoy tendríamos 470.000 millones de euros más de inversión", ha añadido la presidenta

Bruselas identifica la fragmentación del mercado único a nivel regulatorio y la dificultad para acceder a financiación, sobre todo a capital de riesgo, como dos obstáculos fundamentales para que las empresas puedan crecer. En lo relativo a la financiación, la Comisión aspira a atajar esto completando la Unión del mercado de capitales y trabajando con el Banco Europeo de Inversiones. También plantea crear un régimen común de normas para aquellas empresas que operen en varios países europeos, reduciendo así las barreras burocráticas.

Para abordar la brecha en la innovación, el ejecutivo comunitario ha anunciado que presentará una Ley sobre el Espacio Europeo de Investigación. El objetivo es llegar al 3% del PIB de inversión en I+D, que buena parte de la investigación se centre en tecnologías estratégicas, y que haya una mayor coordinación entre los gobiernos europeos para que circule el talento y el dinero.

La Comisión quiere movilizar también financiación público-privada para crear “Gigafactorías” especializadas en entrenar modelos de inteligencia artificial que permitan crear ecosistemas para el desarrollo de esta tecnología en la UE. También identifica la tecnología cuántica, la innovación en el ámbito espacial o la biotecnología como sectores clave. Bruselas considera además clave integrar los avances tanto en inteligencia artificial como en otros ámbitos tecnológicos en industrias tradicionales, desde el sector automovilístico hasta el farmacéutico, para mejorar la competitividad. Apunta aquí además a la necesidad de digitalizar los servicios públicos.

Una de las cuestiones clave aquí es la revisión de las reglas de competencias, que recaerá sobre la vicepresidenta primera, Teresa Ribera. La Comisión considera que en la carrera mundial por el desarrollo de la tecnología, “la política de competencia debe seguir el ritmo de evolución de los mercados”. Las directrices sobre fusiones o transferencias de tecnología estarán en el punto de mira del ejecutivo comunitario para que sirvan no como obstáculo sino como facilitador del crecimiento de las empresas.

Esto acabará previsiblemente con otro de los tabús en la UE. Las reglas de las ayudas de estado nacieron para compensar por las significativas diferencias económicas entre los países de la Unión, pero la situación en el tablero global representa un nuevo reto en este sentido. "Las ayudas estatales deben ser más rápidas, más flexibles y tener en cuenta la dimensión mundial", ha dicho von der Leyen. La presidenta ha subrayado que esas reglas ya no solo pueden tener en cuenta la igualdad de condiciones dentro de la UE, sino también a escala mundial, porque es ahí donde compiten las empresas comunitarias.

La UE se marcó el año 2050 como límite para alcanzar la neutralidad climática, es decir, para absorber tantos gases de efecto invernadero como emite. Bruselas siempre ha defendido que el crecimiento económico no está reñido con las políticas verdes. Al contrario, para la Comisión son y deben ser un motor de la economía. Von der Leyen ha insistido en que la UE seguirá siendo fiel a sus objetivos climáticos, pero también que hay que ser flexibles y adaptarse a las circunstancias.

En las próximas semanas, presentará el ‘Pacto Industrial Limpio’, un plan para hacer de la UE un espacio atractivo para la fabricación de nuevas tecnologías que contribuyan a alcanzar los objetivos verdes. El precio de la energía, significativamente más alto en Europa que en el resto de sus competidores, es uno de los grandes obstáculos que la Comisión quiere eliminar. Hoy ha anunciado un Plan de acción para una energía asequible, que permita a empresas y particulares acceder más fácilmente a energía más barata. Pero no da detalles sobre cómo lo hará, más allá de apuntar a la necesidad de mejorar las redes de distribución y almacenamiento.

Respecto a los objetivos de sostenibilidad, la Comisión opta por la zanahoria frente al palo, por dar incentivos a las empresas que apuesten por una producción más limpia, al tiempo que reduce las exigencias de rendición de cuentas en materia de sostenibilidad para reducir la carga administrativa, a través de la conocida como ‘Propuesta ómnibus’, que llegará el próximo mes de febrero.

Bruselas presentará además estrategias específicas para sectores tradicionales -y particularmente contaminantes- que son más vulnerables a las exigencias de la transición. En particular, los sectores intensivos como el acero, el metal, o los químicos. También el sector automovilístico, con el que von der Leyen ha lanzado un diálogo que arrancará este mismo jueves.

Además, ha anunciado la revisión o la reforma de algunos de los pilares del Pacto Verde Europeo, como la Ley del Clima o el Mercado de Emisión de Carbono o el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono.

La UE ha hecho de su política comercial casi una seña de identidad. Pero en un mundo cada vez más proteccionista, lo que una vez fue su fortaleza puede rápidamente transformarse en debilidad, como ha ocurrido con la dependencia energética de Rusia. La Comisión cree que es hora de tener en cuenta la necesidad de proteger la independencia en sus relaciones económicas.

No aboga por renunciar a su naturaleza, e insiste en que un alto grado de apertura es importante para garantizar la prosperidad y la resiliencia de la economía europea. Pero también que es importante diversificar esos lazos y buscar nuevos modelos de acuerdos comerciales, más orientados, como los acuerdos para facilitar inversiones sostenibles o de comercio tecnológico. En los sectores estratégicos, la Comisión considera que las dependencias pueden ser usadas como arma y aboga además por el reciclaje, la innovación, la investigación y la fabricación doméstica, para reducir los riesgos.

El ejecutivo comunitario ha propuesto además crear una plataforma de compra conjunta de materias primas críticas para agregar la demanda. También ha anunciado una Ley de Medicamentos Críticos para reforzar el suministro de medicinas e ingredientes. Y con un ojo puesto en China, la Comisión Europea ha criticado además las prácticas abusivas de algunos países. Por eso, y esta es quizás la mayor novedad del documento, ha propuesto dar preferencia a empresas europeas en la contratación pública en los sectores y tecnologías estratégicos.

Por último, Bruselas ha apuntado al papel fundamental de la industria de la defensa. En este ámbito, las competencias europeas son limitadas así que von der Leyen pone el foco en el único aspecto en el que lo puede poner: la financiación. La Comisión presentará propuestas para aumentar la inversión en I+D en el ámbito de la defensa y mejorar la cooperación entre países, para reducir también aquí las dependencias.

En un mundo en cambio, ante las amenazas híbridas y frente a las consecuencias del cambio climático, la preparación es clave a ojos de la Comisión para limitar el impacto en la seguridad y también en la economía. En este sentido, Bruselas ha anunciado una Estrategia para la Preparación, un Plan de Adaptación al Cambio Climático, y una Estrategia europea de resiliencia hídrica.

Esto irá además acompañado de una estrategia para garantizar que los trabajadores tengan las habilidades necesarias en estos nuevos sectores, una herramienta que facilite la coordinación de las políticas nacionales entre gobiernos, y un fondo para la competitividad que en realidad no hará sino aunar los existentes para concentrar los recursos y evitar duplicidades. Todas estas propuestas llegarán progresivamente entre este año y el que viene, y el próximo presupuesto plurianual de la UE, que deberá empezar a negociarse en los próximos meses, deberá reflejar también estas nuevas prioridades.

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