Congreso republicano
Junqueras inicia el asalto por el control territorial de ERC con conflictos solo en Barcelona y Valencia
Esquerra debe renovar en los próximos dos meses a sus 14 federaciones territoriales

Elisenda Alamany y Oriol Junqueras en el último congreso de ERC. / Marc Asensio Clupés
Quim Bertomeu
Para recuperar completamente el poder en ERC, a la nueva dirección de Oriol Junqueras le queda el último tramo del viaje: lograr el control de las federaciones territoriales en las que se divide el partido. En los próximos dos meses, Esquerra tiene que renovar a sus 14 ejecutivas regionales y en este proceso se acabará de definir hasta que punto se ha pacificado la organización tras un año convulso en el que ha estado al borde de la fractura. Tras los primeros movimientos, Junqueras está cerca de asegurarse un último tramo del viaje tranquilo con la excepción de dos puntos en el mapa algo más convulsos: ERC en Barcelona y en la Comunitat Valenciana.
Junqueras salió reforzado del congreso del partido de hace tres semanas y eso le permite encarar esta fase de renovación territorial con más garantías. Sus partidarios tienen asegurado de saque el control varias federaciones regionales en las que no tendrán rival como es el caso del Baix Llobregat, el Baix Besòs, Terres de l'Ebre, Lleida y el Vallès Occidental. Además, en otras federaciones donde sí tienen más presencia los sectores críticos con él, Junqueras ha negociado candidaturas de consenso sin presentar batalla. Por ejemplo, ERC en Girona estará liderada por dos personas -Pau Presas y Laia Cañigueral- de la corriente Nova Esquerra Nacional, beligerante contra Junqueras. Sin embargo, en la candidatura se adscribirán algunos junqueristas y no habrá confrontación. El mismo esquema podría seguirse en las federaciones del Camp de Tarragona y la Cataluña Central, donde los críticos también tiene entrada.

Plenario del último congreso de ERC celebrado en marzo de 2025 en Martorell. / Marc Asensio Clupés
¿Cómo se explica que ERC haya pasado del riesgo de ruptura a la tranquilidad aparente en apenas cuatro meses? La dirección esgrime que el partido vuelve a estar "cohesionado" y que las turbulencias quedaron atrás. Los críticos, en cambio, rechazan este diagnóstico y lo atribuyen a que a la organización ha entrado en una fase de "letargo" y "desmotivación" de sus cuadros y militantes. Donde sí coinciden es que el ruido ha bajado de forma notable. "La peña ya no está para seguir haciendo más guerra", afirma un dirigente territorial. "La gente politizada a nivel municipal quiere que las cosas funcionen y ya está", sostiene otro. El mínimo común denominador aceptado por las dos partes es que todo el mundo debe centrarse en preparar las elecciones municipales de dentro de dos años. Eso marcará un punto de inflexión: si ERC no logra romper con el ciclo electoral negativo actual, que empezó precisamente con las municipales de 2023, volverá el ruido.
Al menos dos excepciones
En este panorama pacificado hay alguna excepción, como la Federación de Barcelona, la más numerosa del partido. Allí sí que se disputarán el poder una candidatura oficialista liderada por Eva Baró -partidaria de Junqueras- y una candidatura crítica liderada por Creu Camacho y auspiciada por las corrientes Nova Esquerra Nacional y Foc Nou. Baró, concejal en el ayuntamiento y con el apoyo del aparato del partido, parte con ventaja, pero la votación del 26 abril volverá a servir para medir las fuerzas de oficialistas y críticos.
Para recortar distancias, la candidatura de Camacho ha resucitado un debate delicado en el seno del partido: se ha comprometido, si gana, a celebrar una consulta sobre si ERC debe entrar al gobierno municipal del socialista Jaume Collboni. Camacho rechaza gobernar con el PSC, pero ha vuelto a poner el tema sobre la mesa porque es una cuestión que desgasta a la actual dirección del partido que hace un año suspendió esta consulta interna y faltó al compromiso de volverla a convocar.
El segundo territorio donde las aguas tampoco bajan tranquilas es en la Federación de ERC en la Comunitat Valenciana que, a diferencia de la de Barcelona, es de las que menos peso tiene. Es una federación con un régimen diferente y que no estaba sujeta a la renovación de sus órganos, pero el lunes la dirección de Junqueras decidió apartar al líder, Josep Barberà, y ponerla en manos de una comisión gestora para que pilote la organización hasta un nuevo congreso.
La dirección tomó esta decisión raíz de un informe interno del nuevo responsable de compliance del partido que decidió abrir por el proceso judicial que tiene en marcha Barberà por un presunto caso de acoso sexual a Maria Pérez Company, exsecretaria general del partido en esa comunidad. La dirección valenciana de ERC lo considera "un golpe de Estado" por el único motivo de que Barberà forma parte del sector crítico contra Junqueras. Esgrime, además, que aún no hay abierto un juicio oral contra él y que un informe anterior de la propia ERC concluyó que no había caso por falta de pruebas.
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