Convulsiones en el espacio progresista
El PSOE asiste con impotencia a la guerra de Podemos contra Sumar: "Es una locura regalar escaños a la derecha"
Los socialistas anticipan que las posibilidades de mantener el poder tras las próximas generales serán mucho menores si los partidos situados a su izquierda se presentan por separado

Yolanda Díaz, María Jesús Montero e Irene Montero, en una imagen de archivo. / POOL
El PSOE asiste cada día con mayor preocupación e impotencia a la guerra desatada por Podemos contra Sumar. Si la división entre las fuerzas situadas a su izquierda se mantiene, admiten fuentes de la dirección socialista, será muy difícil, casi imposible, mantenerse en el poder tras las próximas elecciones generales, que en principio tendrán lugar en 2027. Con los morados y la formación de Yolanda Díaz acudiendo a las urnas por separado, continúan estos interlocutores, habría muchos votos en buena parte de las circunscripciones que no servirían para nada, porque no alcanzarían el mínimo para lograr representantes en el Congreso de los Diputados. Y tanto el PP como Vox se verían beneficiados.
“Es una locura regalar escaños a la derecha”, explicaron este martes en la cúpula del PSOE. Pero esa presunta “locura” parece cada vez más probable.
El pasado domingo, Podemos reaccionó al llamamiento a la unidad que había llevado a cabo días antes Sumar con la designación de Irene Montero como candidata a los comicios generales. Los morados también respondieron directamente a la mano tendida por sus antiguos aliados. Lo que debería hacer Sumar, dijeron, es integrarse de una vez en las siglas socialistas y dejarles a ellos todo el espacio situado a la izquierda de Pedro Sánchez. La batalla se recrudeció este martes, con Montero tachando a Sumar de ser tan solo “un sector del PSOE” y Mónica García, ministra de Sanidad, confesándose “harta” de las “lecciones” de la extitular de Igualdad, hoy eurodiputada, y su pareja, Pablo Iglesias, exlíder de Podemos, quienes, dijo, “dejaron el espacio progresista en las cenizas”.
“No se puede hacer nada”
Ante este escenario de enfrentamiento abierto, los socialistas se confiesan impotentes. Descartan cualquier labor de mediación entre las dos formaciones. “No se puede hacer nada. Está contraindicado. Podemos se revolvería aún más”, explican en la dirección socialista, donde ya vieron a finales de la anterior legislatura el enorme peligro que podría suponer una ruptura de los morados con el espacio de Díaz.
El sorprendente adelanto de las generales por parte de Sánchez en 2023, tras el batacazo sufrido en los comicios autonómicos y municipales, dejó a Podemos sin apenas margen de maniobra para presentarse en solitario, pero la escisión se acabó produciendo en diciembre de ese año, al considerarse maltratados los cinco diputados de Podemos, que pasaron a integrarse en el Grupo Mixto. Los morados ya acudieron por su cuenta a las elecciones europeas del pasado 9 de junio. Con Montero como cabeza de lista, lograron el 3,3% de los votos y dos asientos en la Eurocámara, frente a los tres de Sumar, que cosechó un 4,67% de apoyo.
Un apoyo cada vez más caro
La división tiene efectos tangibles para el Gobierno en este convulso mandato. Podemos, según fuentes de la Moncloa, no pone “nada fácil” su respaldo al Ejecutivo en el Congreso. Para votar a favor de los Presupuestos de este año, casi definitivamente aparcados, el partido que lidera Ione Belarra exige bajar por ley el precio de los alquileres de viviendas en un 40% y romper relaciones con Israel por los bombardeos en Gaza. Y ahora que tiene que convalidarse el recién aprobado decreto frente a los aranceles de Donald Trump, el apoyo de sus diputados (que ahora son cuatro, tras la salida de la política de Lilith Verstrynge) no está ni mucho menos garantizado. Pero lo peor, teme el PSOE, llegará si los morados no concurren junto a Sumar a las próximas generales.
“Ojalá no ocurra. Aún es prematuro porque las elecciones serán en 2027, pero se presenta muy complicado -concluyen en la dirección socialista-. Podemos busca desacreditar todo lo posible a Díaz. Es una falta de respeto. Pero aún confiamos en que solo busque maximizar su posición en las encuestas para luego poder negociar las listas con más fuerza. No concebimos que una fuerza progresista quiera que gane la derecha”.
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