El rearme español
La modernización de la artillería del Ejército con puntería inteligente genera una alianza de empresas
GMV, Santa Bárbara y Safran empaquetan lo aprendido en mando y control de obuses de gran calibre de cara a su exportación

Disparos de soldados españoles de Artillería con un obús SIAC en el campo de maniobras de San Gregorio. / ET

El Ejército trata de llegar más lejos y con más precisión en los disparos de su artillería, y las empresas que le dan ese servicio han acabado estableciendo un sistema de trabajo conjunto que ahora podría ser exportado. Una alianza de firmas de la defensa se prepara actualmente entre la tecnológica GMV, la armera Santa Bárbara Sistemas y la aeronáutica francesa Safran, informan fuentes próximas a la parte española del convenio.
De hecho, las empresas habían previsto un acto de firma en Feindef, la Feria de la industria de Defensa y Seguridad que se celebra en Madrid, pero la firma francesa ha pedido más tiempo para reestudiar extremos del contrato, según las mismas fuentes.
La alianza es, básicamente, un acuerdo comercial y se hace de cara a la exportación. Lo que las tres compañías tratarán de vender fuera de España es un paquete de trabajo con sistemas de mando y control y su blindaje contra guerra electrónica. El conocimiento para el desarrollo de ese sistema sale del trabajo que han realización con el Ejército de Tierra, que lleva dos años en el proceso de modernización de sus veteranos obuses autopropulsados M109 y los grandes -y remolcados- SIAC.
Cañonazos
Se trabaja en las piezas clave de la artillería de campaña española, obuses de 155 milímetros, el arma más potente en tierra del Ejército mientras no lleguen los pospuestos lanzacohetes SILAM, cuyo fundamento en un sistema de la israelí Elbit arroja dudas sobre su futuro.
General Dynamics European Land Systems-Santa Bárbara, GMV y SAFRAN están interviniendo en la modernización de esas piezas de la artillería española cada una con una especialidad. GMV aporta el ISNAV, o sistema de navegación inteligente, un orientador que hibrida la señal y que permite a los artilleros disparos inteligentes, minimizando las víctimas colaterales.
La firma tecnológica aporta además el Thalos, un sistema de mando y control que la artillería lleva incorporando 25 años, desde una primera contrata en 1999.
Como los móviles o los sistemas de navegación de los coches, las piezas de artillería recurren al GPS. Pero lo habitual en una guerra es que el adversario anule, antes que nada, la señal de posicionamiento por satélite, turbándola con jamming o engañando a las máquinas mediante técnicas de spoofing (falseo de la señal para que el aparato crea que está en otra posición).
Ahí entra en juego Safran. La firma francesa aporta sensores inerciales a los obuses para que puedan actuar en lo que los militares llaman "entorno degradado", ahí donde la señal de GPS o de Copernicus es borrada por el enemigo.
Piezas artilleras
Santa Bárbara, por su parte, integra los sistemas en las piezas. Es la fabricante de los SIAC, obuses de 14.000 kilos y seis ruedas que, plegados para transporte, miden 10 metros de largo. Además la firma española comprada por la norteamericana General Dynamics incorpora el navegador a los M109. España tiene 80 de esos obuses autopropulsados que Estados Unidos ya utilizó en Vietnam, y que al ejército español llegaron en los 70. Sucesivas renovaciones de sus tubos, motores y transmisión los han mantenido, aunque viejos, plenamente operativos.

Un obús M109 de la Infantería de Marina en un ejercicio anfibio / Armada
Para José Prieto, director de Desarrollo de Negocio del área de Defensa y Seguridad de GMV, ha sido "fundamental trabajar mano a mano con el Ejército" para desarrollar el paquete que ahora las tres firmas quieren vender en un mundo occidental lleno de M109 y obuses SIAC.
Los técnicos de las firmas participantes se han reunido más de 40 veces con oficiales del Ejército para desarrollar el programa, "últimamente mucho en citas online", relata Prieto.
Esta modernización de las piezas de artillería de campaña "nos pone a la par que los primeros en el mundo en cuanto a mando y control", asegura Prieto. El Ejército busca además programas de proyectiles inteligentes, munición de rango extendido y capaz de rastrear a su objetivo, como los ERO2 BB o los Excalibur, con los que los disparos artilleros pasen de 25 kilómetros de alcance a 55, y con un círculo de acierto de tan solo dos metros y medio.
Pero hay dos problemas: su fabricación y venta no son precisamente rápidas en un panorama de alta demanda, y su precio prohibitivo, a 100.000 euros de media por cañonazo, envuelven al programa en varias capas de dudas presupuestarias.
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