La cita

Sandro Rosell y sus amigos especiales de prisión: dos funcionarios, dos ex internos y un cura

La Cita es una serie de entrevistas personales con personajes relacionados con el mundo policial, judicial, emergencias que nos muestran su lado más desconocido

Sandro Rosell se reúne con amistades que hizo a su paso por prisión: “Los considero como una familia más, como un grupo más de personas que quiero mucho”

Sobre la indemnización de la Audiencia Nacional: “Estoy contento porque el Estado ha reconocido que fue injusto conmigo pero la parte material ni de coña cubre todas los gastos que he sufrido”

El empresario y expresidente del Barça Sandro Rosell.

El empresario y expresidente del Barça Sandro Rosell. / JOAN CORTADELLAS

Marta Català

Dicen que lo que pasa en la cárcel se queda en la cárcel, pero ¿Se imaginan trasladar un día en la prisión -con ex internos, funcionarios y el cura de la cárcel- a un restaurante de Madrid? La Cita de hoy es con alguien que ha pasado 645 días en una prisión de Madrid por blanqueo de capitales, delito del que fue absuelto por la Audiencia Nacional y del que ahora le va a indemnizar con 232.500 euros por los perjuicios causados. Sandro Rosell, barcelonés de 56 años, ex presidente del FC Barcelona ha aceptado La Cita y vamos a ver adónde nos lleva.

-Sandro… ¿qué tal?

-Bien

-¿A dónde nos llevas?

-Te llevo a un restaurante con unos amigos muy especiales

 Sandro Rosell lo tenía todo: familia, dinero, negocios, el Barça, una vida plena que perdió el 23 de mayo de 2017 cuando La Policía Nacional y La Guardia Civil le detuvo en su casa. Rosell acabó en la cárcel de Soto del Real, Madrid, junto a su socio y amigo Joan Besoli. Le embargaron las cuentas y su familia pasó apuros económicos y emocionales. En el centro penitenciario compartió celda con Besoli y conoció de primera mano lo que es vivir en una prisión. Dos años sin mirarse al espejo (en la cárcel no hay), dos años sobreviviendo con otros internos con los que ha forjado una amistad. Hoy nos los presenta en Madrid: A Fernando y Antonio, dos funcionarios de prisiones, uno en activo a -quien guardaremos su identidad-, y dos condenados, Paco y Pepe, ya en libertad tras cumplir condenas de una decena de años. Y por supuesto nos presenta al cura de la cárcel, Paulino, una capellán de la orden de los Trinitarios de Soto del Real.

Pues allá que vamos…

-Hiciste, pues, amigos en la cárcel.

-La verdad es que sí. Tu familia, tus grupos de amigos, tus referencias, las creas en función de tus vivencias y dos años en prisión desayunando, comiendo y cenando con las mismas personas,...acabas teniendo cariño por ellos. Las personas con las que hemos comido hoy son una parte del grupo que creamos no solo con los internos de la prisión, sino también con Paulino, que era el capellán de Soto del Real y aún lo es.

Entramos al restaurante Dantxari, un clásico local de Madrid de comida vasca y espacios pequeños y rústicos con relojes antiguos y salones con poca luz que emulan las tabernas vascas. Nos han guardado un reservado. Nos sentamos a la mesa y saludamos a los comensales de La Cita mientras esperamos la comida. Empezaremos con unas ricas alcachofas.

Paco espera un bacalao al pilpil de segundo, el plato estrella del local. Mientras llega su pescado nos cuenta que fue condenado a 10 años de cárcel por un caso de tráfico de drogas en la Cañada Real. A Paco le salvó la prisión, explica. Su vida estaba perdida y él es un ejemplo de que existe la reinserción en las prisiones españolas. Cada comensal de esta comida tiene una historia que contar.

“De todos los presos que han pasado por Soto del Real me quedo con dos: Mario Conde y Sandro Rosell (…) Y han pasado muchos ilustres, el ex presidente de la Comunidad de Madrid, los de Acuamed, los Jordis, Jordi Pujol Ferrusola, Bárcenas, Blesa, Gerardo Díaz Ferrán...”, enumera Paco, que ahora trabaja como responsable de mobiliario del hogar de una empresa y colabora con distintas oenegés impartiendo charlas sobre delincuencia y drogadicción.

En la cárcel de Soto del Real duermen alrededor de 1400 internos repartidos en 15 módulos, más el de Ingresos y Enfermería, y trabajan cerca de 600 funcionarios. Señala Paco que conoció a Sandro en el módulo 10, que es “el módulo VIP, el Pedralbes de la cárcel y adónde van los ilustres. Pepe y yo también por ser veteranos”.

Antes, el ex presidente del Futbol Club Barcelona estuvo en el módulo 4, donde suele ir la gente poco conflictiva acorde a su perfil personal para evitar agresiones: “Sandro es un hombre de humilde y sencillo”, asevera.

-Sandro, conociste a internos y funcionarios. ¿Por qué a estos últimos les llaman Don?

-Porque en la cárcel de Soto del Real se llaman 'Don' Nombre o 'Doña' Nombre, porque también hay funcionarias, y es el trato que tenemos. Supongo que es una costumbre.

'Don' Antonio se sienta en la mesa del Dantxarial lado de 'Don' Fernando. El primero, educador, está de espalda y no aparecerá en La Cita porque sigue en activo. El segundo se jubiló hace unos meses dedicando toda su vida a la cárcel. Era el responsable del economato central, algo así como un colmado donde los internos compran comida y productos de higiene. Fernando, en sus ratos libres y de forma altruista, era también el entrenador de los internos. Entrenaba en la pista de atletismo. Allí conoció a Sandro.

-Empezaste a entrenar y a correr cada día gracias a Fernando….

-Él dedicaba sus horas libres a entrenarnos para ir a correr y poder estar bien físicamente. Organizaba los encuentros para salir al campo de fútbol y correr cada día que se podía. Al final conseguí apuntarme a este grupo. Conseguí convencer a Joan para que viniera a correr y los dos nos fuimos a entrenar con Don Fernando, que sacaba horas de su descanso semanal para nosotros. Eso es una prueba más de que hay mucha gente muy buena en la sociedad. 

-También era el responsable del economato. ¿Qué comprabas ahí?

-Yo me compraba Conguitos. Compraba Doritos, compraba mejillones en escabeche y si había, de vez en cuando un poquito de jamón envasado, que lo usaba para el bocadillo. También me hacía bocadillos de atún. 

-Tu madre te traía también jamón…

-¡Ella tuvo que traficar con comida! Se ponía el jamón en la faja cuando venía a verme…

-¿Has vuelto a comer Conguitos? 

-Sí, sí, no he cambiado. 

-En el economato cada día te tomabas el cortado con los funcionarios.

-Allí a veces íbamos a hacer la tertulia y nos tomábamos un café. Era un sitio muy agradable dentro de lo desagradable que es la cárcel, podías reunirte con los que al final han sido nuestros amigos y pasar un rato. 

Don Fernando es del Real Madrid y en esos cafés hablaban de fútbol. “Teníamos conversaciones más informales con Sandro, no íbamos de funcionario-interno: él me contaba anécdotas, porque sabe que yo soy muy futbolero, aunque yo sea del Madrid, y me decía que cómo podía ser del Real Madrid, una persona tan buena como yo. No se me olvidará nunca, me llegó a decir eso”, cuenta Fernando entre risas.

No es el único madridista en la mesa. Pepe también lleva el blanco en su corazón. Ya está en libertad. Pepe ha pasado sus últimos 10 años en prisión sin aceptar beneficios penitenciarios porque siempre ha defendido su inocencia. “Los [funcionarios] que realmente se vuelcan en el ser humano se pueden contar con los dedos de la mano: Antonio, Fernando, Jesús, Lourdes y dos más. En una comunidad de, no sé cuántos estaréis allí, 500, 600”, dice amargamente.

No nos cuenta por qué le condenaron. Ahora, ha rehecho su vida y forma parte del grupo de amigos de Sandro Rosell. “Hay gente que marca la diferencia porque no miran ni qué tienes ni de dónde vienes, solo piensan en ayudar y tienen un corazón que no les cabe en el pecho. Y están aquí, en esta mesa", sostiene Pepe.

 -Tenéis vuestro grupo de Whatsapp.

-Hemos hecho un grupo de amigos, en la comida hemos sido seis, pero hubiéramos podido ser 15. Los considero una familia más, como un grupo más de personas que quiero mucho.

El camarero acaba de servir el solomillo a Paulino, que es del Barça. El capellán lleva 31 años en Soto del Real. Ha conocido a yihadistas, atracadores, asesinos, violadores, corruptos. Nos cuenta cómo conoció a Ángel, un presunto yihadista detenido en Cubelles, Barcelona, cree que ahora ya no lo es. De Sandro, destaca su sonrisa, “algo importante en una prisión cuando se ve todo oscuro" y también su humildad, "nunca ha dicho ni ha demostrado que es alguien importante, que ha sido lo que ha sido”. Paulino aclara que nunca tuvo trato de favor: “He tratado siempre a todos por igual, la única trampa que hice con él es cuando me reuní en el despacho para enseñarle un vídeo de su familia”, relata Paulino.

 -Te emocionaste con el vídeo? ¿Qué te decía tu familia?

.Fue bestial, me enseñó los vídeos de mis padres, hermanos y mi mujer enviándome besos, fue de escondido porque en teoría no se podía hacer.

-¿Eres religioso?

-Soy católico no practicante, pero durante toda mi estancia en prisión fui practicante todos los domingos que estuve allí.

- ¿Cómo era un día en la prisión?

-Muy monótono. Levantarte a las 7:30, ir a desayunar, esperar a que te dejaran salir al polideportivo, ir al polideportivo, hacer deporte, volver, esperar para comer. Mientras tanto, si te daban cartas, ir a recogerlas, leerlas después de comer, la siesta. En mi caso yo me dedicaba a responder las cartas, a leer un poco algún libro. Después andaba cada día diez kilómetros dentro del módulo, cenaba, iba a la habitación, a la celda. En mi caso tenía la televisión, miraba las noticias antes de ir a dormir y ya está. Y esto durante 600 y pico días. Cada día lo mismo.

-Eras asiduo a la biblioteca, allí escribiste un libro. Paco me pide que te pregunte qué sentías en esos momento de refugio.

-Escribía cada día y me marcaba hacer como mínimo 10 líneas cada día.Tengo guardadas las 10 libretas.

 -Y respondiste centenares de cartas de gente anónima…

 -Había de todo, familia, amigos, anónimos y recibí unas 3.000 o 4.000 cartas.Las tengo guardadas y las respondí todas.

-¿Hay alguna que te emocionara?

-Especialmente la de una amiga que me fue escribiendo, tenía un cáncer, hasta que falleció. Recuerdo su última carta. Ella estaba tan mal... me escribió que la letra se le terminaba, la acabó su hija. A partir de ahí, nos dejó. Fue muy duro.

La comida está llegando a su fin. Rosell se ha comido unas mollejas, han tomado una botella de vino para 6, poca cosa. Toman café y charlan sobre la vida en la cárcel. La dura vida de estas personas que ahora gozan de libertad. Algunos toman piña y dulces y otros se preparan para ir a trabajar con un “Viva el Madrid”.

-Sandro, me han dicho que pasaste mucho frío en la cárcel.

-Había días en Soto del Real que hacía un frío espectacular. Por las noches el frío no nos dejaba dormir. Para soportarlo, nos levantábamos y a pesar de que las celdas son de 6x2, en esos seis metros caminábamos arriba y abajo. Hacíamos flexiones durante horas para no morirnos de frío. Era terrible. Nunca en mi vida he pasado tanto frío como en Soto del Real.

-En la cárcel has vivido también momentos tensos con algunos internos. ¿Qué pasó con el chileno y la caja fuerte?

-Hay peleas de sangre en la cárcel. Recuerdo a un chileno que había robado cajas fuertes en Suiza. Con una orden internacional lo detuvieron en España. Este chileno llevaba tatuado en el brazo una caja fuerte y billetes y dinero. Cuando lo vi, le dije: "hombre, es que tú lo explicas todo con tus tatuajes, no?". Lo recuerdo porque un día tuvo una pelea, rompió un palo, y se peleó con otro interno, acabó la cosa con sangre. Aún tuvo otra pelea con otro y acabaron los dos muy mal.  

-Estuviste 645 días en la cárcel y con 13 peticiones de permisos denegadas.

-Fueron contra mí y ahora sigo luchando contra la corrupción del Estado. Una pequeña parte del Estado es corrupta y yo estoy intentando demostrarlo

-Cuando te detienen, explicas que nadie te cree, incluso ni tu mujer

Sí, pero esto es normal. Cuando vienen a detenerte 35 policías con perros, el show es estratosférico. Y ya he aprendido que cuanto mayor es el show, más inocente es la persona, no?

-Y una vez fuera, el momento espejo (en las prisiones no hay espejos). Dos años sin mirarte…

-Me veo por primera vez en el espejo en el hotel donde dormí después de dos años, fue el primer día que salí yno reconozco mi cuerpo, por lo delgado y por el color de la piel.

-Estás fuera, absuelto,  yha habido una nueva imputación por el caso Negreira…

- Esto lleva tres años. Lo único que ha pasado es que han cambiado el juez que lo llevaba.

 -Se jubiló Aguirre, el juez del juzgado de instrucción número 1 que llevaba el caso.

 -Se jubiló y entró una nueva jueza que ha alargado seis meses más. Venga alargar y lo único que ha hecho es decir que en junio o así tendremos la declaración. Bueno, iremos a declarar y ya está. He tenido hasta 6 causas contra mí y todas se han archivado. Yo creo que he conseguido crear un escudo porque obviamente si es el propio Estado el que te ataca, siempre llega un momento en que dices bueno, ya vale, ¿no? Pero hay que luchar porque no hay otra.

-Pero no todo son malas noticias, la Audiencia Nacional va a indemnizarte con 232.500 euros por esos 645 días que has pasado en prisión. ¿Cómo has recibido la noticia?

-Estoy contento porque el Estado ha reconocido que fue injusto conmigo pero la parte material ni de coña cubre todas los gastos que he sufrido.

-Y ahora que estás fuera Sandro, ¿qué es lo que te gusta hacer?

-Estar en mi casa del Empordà. Y me encanta cuidar de mi huerto y de mis abejas. Porque yo hago miel en mi casa y me encanta hacer de agricultor.

-Ya me traerás un día un poquito de miel…

-Cuando quieras.

-Bueno y ahora una foto todos juntos, ¿no?

 

'La cita' en un minuto

-Nunca me duermo sin…

 -Nunca me duermo sin tomarme un vaso de agua enterito.

-Si pudiera…

-Si pudiera, intentaría saber quién apretó el botón rojo de. El daño que nos han hecho a Joan y a mí.

-La última película que has visto…

-'Misión Imposible' la repetí el otro día. No sé por qué.

-La nueva?

- La anterior.

-El último libro…

'La Força de les Arrels', que es la fuerza de las raíces de Lluís Foix, un buen amigo. Me gusta mucho porque habla de la tierra, de la de la de la agricultura, del país.

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