Altea: La perla de la Costa Blanca


Casas blancas, calles empedradas y la emblemática cúpula azul de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, visible desde distintos puntos de la ciudad, crean una atmósfera única que invita a recorrer Altea y disfrutar de su belleza mediterránea. El municipio ha reforzado su compromiso con el turismo sostenible e inteligente, siendo reconocida como Destino Turístico Inteligente (DTI) y obteniendo certificaciones como la ‘Q’ de Qualitur y la ‘S’ de Sostenibilidad. Este enfoque garantiza una experiencia de calidad, respetuosa con el entorno y adaptada a las necesidades de sus visitantes.

Riqueza cultural y natural del «Santorini» alicantino

El casco antiguo de Altea es uno de sus mayores atractivos. Un paseo por sus estrechas calles, flanqueadas por casas encaladas con balcones adornados de flores, conduce a miradores que ofrecen vistas espectaculares del mar Mediterráneo. La iglesia, situada en lo alto de la colina sobre la que está construido el pueblo, es uno de sus grandes iconos y un lugar que no se puede dejar de visitar. A sus pies, el casco antiguo alberga galerías de arte, tiendas de artesanía y restaurantes que combinan la tradición local con un toque contemporáneo.


La costa de Altea se extiende a lo largo de seis kilómetros, ofreciendo playas de canto rodado y aguas cristalinas ideales para relajarse o practicar deportes náuticos. Para los amantes de la naturaleza, el Parque Natural de la Sierra de Bèrnia y las rutas de senderismo en los alrededores permiten disfrutar de paisajes únicos y actividades al aire libre. Este equilibrio entre mar y montaña convierte a Altea en un destino ideal para los que buscan desconexión y contacto con el entorno natural.


La oferta cultural de Altea es variada, consolidándola como un referente en la Costa Blanca. La presencia de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández ha impulsado su escena artística, atrayendo a creadores de diferentes disciplinas. A lo largo del año, el municipio organiza festivales, exposiciones y eventos culturales que reflejan su rica herencia y dinamismo. Entre sus festividades destaca el «Castell de l’Olla», un espectáculo pirotécnico que ilumina la bahía en agosto y atrae a miles de visitantes. También son relevantes las celebraciones de Moros y Cristianos, que llenan las calles de desfiles, música y color.

Tradición culinaria alteana

La gastronomía alteana es otro de sus grandes atractivos. Basada en los productos frescos del mar y de la huerta, ofrece platos como el arroz a banda, la paella y el suquet de peix, que deleitan a locales y visitantes. A lo largo del paseo marítimo, los restaurantes y chiringuitos permiten disfrutar de estas delicias con vistas al mar.

Altea ha trabajado para ser un destino accesible, garantizando que tanto su infraestructura urbana como sus servicios turísticos sean inclusivos. Su compromiso con la sostenibilidad, junto con la hospitalidad de sus habitantes, hace que quienes visitan Altea se sientan bienvenidos y deseen regresar. Este equilibrio entre tradición, modernidad y naturaleza convierte a Altea en un lugar imprescindible en la Costa Blanca, ideal para disfrutar en cualquier época del año.