Con mucho camino avanzado pero también con parte del recorrido aún por hacer. Así es como se ve la carrera de fondo hacia la igualdad entre hombres y mujeres desde diferentes ámbitos implicados en la lucha contra el machismo en la Comunitat Valenciana.

El papel de las mujeres en los últimos meses, más fundamental que nunca, se destacó en un nuevo desayuno informativo organizado por Levante-EMV esta semana, en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, en este caso, el número 5, que marca la necesidad de acabar con todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas.

Tanto en los cuidados (dentro y fuera de casa), como en otros trabajos esenciales (sanidad, limpieza o supermercados) las mujeres llevan toda la pandemia en primera línea. Desde el ámbito local, representado por Carmen Martínez, alcaldesa de Quart de Poblet y una de las primeras concejalas de la Mujer en España; pasando por el mundo laboral con Pilar Mora de UGT-PV, y María José Sánchez, de la Asociación de Empresarias y Profesionales de València (EVAP); hasta el ejemplo de Caixa Popular de la mano de Mar Mestre; y el papel que deben jugar los hombres, con Carles Fons, del espacio Homes valencians per la igualtat, todas las voces coinciden en que queda mucho para una «igualdad real y efectiva», si bien reconocen que ha habido grandes pasos, en las últimas dos décadas especialmente.

Según la alcaldesa socialista, ya hay «un marco legal» pero ahora es momento de «dar un paso adelante» para que sea una realidad. En la misma línea se expresa Pilar Mora -secretaria de Formación, Empleo e Igualdad de Género de UGT-PV- quien denuncia que las desigualdades «se producen todos los días, es un mal endémico, un problema estructural derivado del patriarcado», denuncia.

Por esto, María José Sánchez —experta en ODS de EVAP— asegura que cualquier «acelerador hacia la igualdad es bienvenido» pues, entre otras cosas, denuncia los techos de cristal con los que chocan las mujeres en el mundo empresarial, así como la brecha salarial y una educación que fomenta el emprendimiento solo entre los niños.

Para Mar Mestre, directora de comunicación de Caixa Popular, «el reto más importante es entender que el feminismo, visto como la lucha contra la desigualdad, es cosa de todos: hombres y mujeres. Hay que combartir los techos de cristal y la brecha salarial. Nos adjudicamos más carga familiar» Subraya la necesidad de la coherencia y la educación. «Si no nos lo creemos de verdad será muy difícil cambiar las cosas», afirma la represengante de la cooperativa de crédito que durante la pandemia ha flexibilidado jornadas y horarios y trata de aplicar coherencia a cosas como qué miembro de la pareja va primero en una cuenta, además de «dar visibilidad a mujeres empresarias, luchar contra la feminización de la pobreza con microcréditos y apoyar la cultura como educación en igualdad».

El activista Carles Fons —también secretario de Organización de Podem en la C. Valenciana— lamenta los «pocos hombres implicados en esta cuestión», por lo que también «se avanza más lento de lo que debería». Así, cree que «el reto es el cambio cultural, donde hay frenos y barreras hacia la igualdad».

«Las grandes olvidadas»

Si bien ahora las desigualdades parecen estar «más camufladas» que hace 30 o 40 años, como apunta la alcaldesa de Quart de Poblet, la pandemia ha aflorado las persistentes. Como ejemplo pone el caso de las mujeres cuidadoras sin contrato y las que tienen alguna discapacidad; mientras que Pilar Mora destaca el papel femenino en el sector sociosanitario: no solo médicas y enfermeras, sino también celadoras y limpiadoras, «las grandes olvidadas». Y es que, como apunta, los servicios esenciales más feminizados siempre han sido «los menos valorados».

Asimismo, los confinamientos han vuelto a «enclaustrar a las mujeres en casa, pero con más carga», en referencia al teletrabajo. «Si no estás presente, no eres visible en esta sociedad y tampoco hay que confundir teletrabajo con conciliación», avisa la representante de UGT-PV, que cree que «falta más regulación».

Para Mar Mestre, de Caixa Popular, la conciliación debe ser «cosa de todos, no solo un problema de las mujeres»; y María José Sánchez, de EVAP, desvela que la distancia impuesta por la covid-19 ha hecho que muchas mujeres «hayan perdido las redes de apoyo que van ligadas a las relaciones personales, en diferentes ámbitos» lo que perjudica para «conseguir un ascenso o recibir cierta formación». «Estamos dando un paso atrás», considera.

El género de la pobreza

Como se apuntó durante la conversación —moderada por Julio Monreal, periodista de Levante-EMV—, otro aspecto que ha empeorado es la pobreza de las mujeres. Sánchez explica que «la pandemia ha traído más pobreza y esta está feminizada, por eso pedimos igualdad salarial: ni más, ni menos» y se pregunta «qué pasará con las mujeres que tienen un salario bajo y serán pobres cuando se jubilen».

«La brecha del ámbito laboral se deriva de las interrupciones, los contratos parciales, las jornadas reducidas... Por eso lo pobreza de las mujeres es más profunda», apunta Mora, sin olvidar los cuidados en el hogar, imprescindibles pero no remunerados. Pero ¿cómo aligerar la sobrecarga que suponen para muchas mujeres? Una posibilidad son las semanas laborales de cuatro días, aunque la medida que se vio en la mesa como más factible es la racionalización de los horarios: una «revolución» que deje tiempo libre por las tardes para conciliar y para el ocio.

Asimismo, Pilar Mora considera que «el Estado no debe abandonar a las personas dependientes ni dejar de lado el trabajo invisible de las mujeres». «Los cuidados son en beneficio de la sociedad, no solo de las mujeres», recuerda. Desde EVAP, Sánchez advierte que «limitar la función cuidadora a las mujeres hace que todo recaiga en la misma persona, lo que es un obstáculo más en la carrera hacia la igualdad».

Situación del movimiento

En cuanto a la situación actual del movimiento feminista, Carmen Martínez señala que hay una fuerte oposición ligada al «auge de la extrema derecha y al temor de perder la hegemonía del machismo, una beligerancia dirigida por los poderes más reaccionarios de este país».

Pilar Mora coincide en el «rearme continuo de la derecha y la ultraderecha». «El movimiento feminista ha dado ejemplo de cómo debatir y acordar, y de cómo afrontar la pandemia. La lección la hemos dado las mujeres y las feministas no hemos dejado de luchar por la igualdad», asegura. Para Carles Fons, el debate en torno al 8M es «perverso porque no debería llamarse irresponsables a las mujeres que han estado en primera línea por reivindicar el ejercicio de un derecho que no se ha cuestionado hasta ahora», dice sobre las manifestaciones.

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