Trabajo decente y crecimiento económico. Es el epígrafe con el que se resume el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 8 marcado por la ONU. La meta: lograr empleo pleno y productivo y un trabajo decente para todos los hombres y mujeres para 2030. Así lo planteaban las Naciones Unidas en 2015, cuando aprobaron esta ambiciosa agenda. Sin embargo, desde hace dos meses, el escenario ha cambiado por completo. La crisis del coronavirus ha provocado la pérdida de millones de empleos en todo el mundo y otras tantas personas se han visto afectadas por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Además, centenares de miles de empresas se han visto obligadas a detener su actividad. La pandemia ha obligado a afrontar este objetivo desde una nueva perspectiva.

Ante ello, Levante-EMV organizó el pasado martes un debate con distintos expertos en la materia para abordar la cuestión. El análisis tuvo lugar por videoconferencia, para cumplir con las recomendaciones sanitarias para evitar la propagación de la Covid-19, y contó con la presencia de Enric Nomdedéu, secretario autonómico de Empleo y director general de Labora; Alicia Torres, presidenta de CSIF Comunitat Valenciana; Joan Ramon Sanchis, catedrático de Organización de Empresas y director de la Cátedra de Economía del Bien Común en la Universitat de València (UV); Juan Carlos Cortell, vicepresidente del Colegio de Gestores Administrativos de València; y Francesc Llobell, director de Personas de Caixa Popular. La mesa virtual, que fue moderada por el director general de Relaciones Institucionales de Levante-EMV, Julio Monreal, mantuvo una idea base: será fundamental el consenso entre los gobernantes y los distintos agentes sociales para salir de esta crisis lo más rápido y fuerte que sea posible, y la prioridad deberá ser proteger a los más vulnerables.

«Nos encontramos en una situación de incertidumbre en un territorio desconocido. Esta crisis está teniendo un coste social y económico muy importante. Las personas pierden sus trabajos e ingresos, y se preguntan cómo y cuándo se va a recuperar la normalidad», resumía Alicia Torres. «¿Cómo nos vamos a recuperar de esta emergencia social y económica? Cuando hablemos de esa recuperación, habrá que abordarla con un amplio diálogo», sostuvo. «Tenemos que realizar un gran pacto en los Presupuestos Generales del Estado y adaptarlos a nuestra nueva realidad económica. Será necesaria una labor de Estado con grandes acuerdos», reforzó Juan Carlos Cortell.

Pero ¿a qué nos enfrentamos exactamente? «Esta es una crisis con características diferentes de otras que hemos conocido», señaló Enric Nomdedéu. «Aunque se haya utilizado un lenguaje bélico no hay que reconstruir puentes y edificios. Aquí bajo hay un bar que funcionaba hasta que empezó la pandemia. El problema es saber si Manu, el autónomo, ha logrado sobrevivir económicamente, y si su empleada, que está en un ERTE, también», puso como ejemplo el secretario autonómico de Empleo.

En sentido similar se pronunció el director de Personas de Caixa Popular, Francesc Llobell: «Esta crisis no es comparable a la de 2008. La recuperación será más rápida pero la incidencia será mucho más sectorial», apuntó antes de concretar que serán el turismo, la restauración y el ocio los que más la sufrirán.

Cuestionar el modelo económico

«Tanto la OCDE como la Unión Europea venían diciendo hace tiempo que los países que tenían trabajos más seguros o estables tardan más en entrar en crisis», abundó Nomdedéu, en tono crítico. «Es el momento de replantearse el futuro económico. Hasta el momento hemos hecho una gran apuesta por modelos económicos sin valor añadido. Hay sectores que lo pasarán muy mal, y va a haber un grave problema económico y social con los trabajadores que se queden descolgados», lamentó el también director de Labora.

«La crisis ha puesto a la economía en su sitio», apuntó el catedrático de la UV Joan Ramon Sanchis. «Cualquier tipo de decisión económica que se tome debe estar supeditada a los intereses generales y al bien común», mantuvo anticipándose a las posibles respuestas que se den en el futuro para abordar la crisis. Asimismo, Sanchis también criticó cómo está planteado este ODS número 8. Concretamente en lo que se refiere a la parte de «crecimiento económico». «Plantearlo como objetivo es un error», consideró. «En la crisis de 2008, cuando se empezó a recuperar el PIB, los niveles de desigualdad social y de pobreza no se redujeron al mismo ritmo... Por lo tanto, no es un indicador adecuado para medir la riqueza», argumentó. «El crecimiento económico debe ser un instrumento al servicio de las personas», defendió Sanchis, que avanzó que de cara a poner soluciones económicas tras la pandemia «es muy importante tomar medidas enfocadas a paliar los efectos que puede provocar la crisis en las personas más vulnerables».

¿Y quiénes van a ser esas personas más vulnerables? «Aquellos que se vean afectados por ERTE por fuerza mayor», coinciden Nomdedéu y Torres. «Los trabajadores discontinuos y los autónomos, que ahora están muy solos y necesitan ayudas», añade Cortell, que incide, además, en que «ahora también habrá que estar atentos a que las empresas no cometan abusos». «Las personas con poca cualificación o poca versatilidad para adaptarse», remata Llobell.

¿Qué medidas tomar?

Pero la pregunta del millón es ¿qué medidas habrá que tomar para salir de la mejor manera posible de la crisis? «Habrá que revisar los presupuestos. Ahora estamos en lo urgente, tapando agujeros por donde entra el agua en la embarcación, pero después habrá que proteger también el casco del barco. Deberemos construir una economía más sostenible ambiental y socialmente», sostiene Nomdedéu.

Entre las primeras decisiones, el secretario autonómico incide en la necesidad de dar ayudas para que los autónomos y trabajadores se salven. Cosa que, según defiende, está haciendo la Generalitat Valenciana. Asimismo, apunta como clave para acelerar la recuperación «la agilidad para dar respuesta a la crisis».

«La actividad no se va a reactivar inmediatamente. Algunos ERTE van a tener que seguir activos y habrá que regularizar la situación para que los trabajadores no se queden desprotegidos», infiere Torres que, además, lanza otra consigna: «Los servicios públicos como la sanidad o la seguridad han sido fundamentales para afrontar la pandemia. Cuando abordemos esta situación, espero que no volvamos a desproteger a los empleados públicos. Nosotros vamos a estar vigilantes de que nadie tenga la tentación de reducir plantillas y derechos», manifiesta la presidenta autonómica de la central sindical CSIF.

«Esto no se puede traducir en nuevos recortes sociales», le refrenda Sanchis. «Hay que mantener el nivel adquisitivo de la sociedad. La única manera de que una empresa funcione bien es conseguir ingresos, y para eso debe haber consumo, y para ello la gente debe mantener su trabajos, pero con salarios dignos», recalca el catedrático de la UV, que insiste en que habrá que «afrontar un cambio de modelo productivo, que se deberá basar en la sostenibilidad corporativa». Al tiempo, Sanchis apunta tres nuevos aspectos a tratar: reforzar la lucha contra el fraude fiscal, abordar la infrafinanciación de la Comunitat Valenciana y plantearse una relocalización de la industria.

A esos cambios en la estructura productiva también hizo referencia Llobell. «Se ha demostrado que la economía y la salud son globales, pero la capacidad de respuesta es local. Nos hemos dado cuenta de que gran parte de la producción de material esencial para esta crisis estaba concentrada en otros lugares. Habría que replantearse la relocalización de la producción de ciertos productos esenciales. No nos podemos quedar sin esos elementos básicos», reflexiona.

Mientras, Cortell reclamó una mayor seguridad jurídica. «Pedimos que haya unas normas consistentes que den tranquilidad a las pymes y los autónomos. Habrá que consensuar una agilidad en los procedimientos para que las ayudas lleguen de manera efectiva y directa», indica. Para ello, recalca, es fundamental «el consenso político». Y, pese a todo, siempre hay tiempo para cierto optimismo: «Si esta crisis nos sirve para cambiar determinados comportamientos y relaciones laborales, podemos salir reforzados», concluye.